Daniil Dmitrievich Dubov nació el 18 de abril de 1996 en Moscú, es gran maestro desde los 14 años, 11 meses y 14 días, y en 2018 se consagró campeón mundial de partidas rápidas. Si el ajedrez es una cuestión de Estado en Rusia, por los métodos de aprendizaje transmitidos a los niños y a las niñas, que deriva en una escuela de campeones mundiales, Daniil es uno de sus tantos hijos pródigos. Hoy al 24° del ranking mundial lo acusan de “traidor” por haber ayudado a Magnus Carlsen en la defensa de su título mundial ante Ian Nepomniachtchi. Un ruso en el equipo del noruego, que enfrentó a otro ruso.
Los duelos por el título mundial de ajedrez siempre estuvieron rodeados de tensión. Sobre el tablero y detrás de bambalinas. La Guerra Fría fue el contexto ideal para tres choques históricos: Boris Spassky vs. Bobby Fischer (Reykjavik 1972) fue la hoz y el martillo soviéticos contra el Tío Sam estadounidense; Anatoli Karpov vs. Viktor Korchnoi (Baguío 1978 y Merano 1981) fue el hijo pródigo del comunismo contra el desertor disidente; y los cinco matches Karpov vs. Garry Kasparov entre 1984 y 1990 fueron la Nomenklatura contra la Perestroika. Cayó la Unión Soviética, pero en pleno siglo XXI parece que la Guerra Fría continúa, esta vez contra Dubov.
Desde la primera hasta la última conferencia de prensa del duelo en Dubai, tanto el campeón como el retador no soltaron prenda sobre quiénes integraban el equipo que los ayudó a prepararse para el match. Que no sorprenda a quienes desconocen el ajedrez: claro que hay que entrenarse. Pasa en todos los deportes. Y en un mano a mano con tanta tensión, cada equipo estudia las virtudes y -sobre todo- las pocas debilidades del rival para llevarlo hacia ese terreno.
Se eligen determinadas aperturas y defensas, líneas específicas en cada variante y posiciones en las que el juego de cada gran maestro pueda lucirse. Por caso, se sabe que Carlsen es un especialista en sacar agua de las piedras a paso lento, como hacía Karpov en posiciones cerradas. La muestra palpable fue la sexta partida, la más larga en la historia de estos duelos, que duró 7 horas y 45 minutos hasta que el noruego forzó el error de Nepo.
Daniil Dubov (izquierda), como parte del equipo que ayudó a Magnus Carlsen, el rey del ajedrez.
Foto @daniil_twt
Apenas Carlsen cerró con contundencia (7,5 a 3,5) el match, con cuatro victorias y el invicto asegurado, desde ambas esquinas finalmente se dieron a conocer los integrantes de los equipos. ¿Cómo? Como sucede en esta era: a través de las redes sociales.
Nepomniachtchi mostró a su compatriota Sergey Karjakin, ex rival de Magnus en la defensa del título en 2016. Nada raro. El tsunami vino después, cuando el danés Peter Heine Nielsen, histórico segundo de Carlsen, mostró fotos de “la banda del rey”: el francés Laurent Fressinet, el alemán Jan Gustafsson, el neerlandés Jorden van Forest y… Dubov. Y se desató el caos en el campamento ruso, claro.
“Por supuesto que felicito al campeón mundial, pero un pequeño comentario. Imaginate que tenés que jugar un match por el título contra Carlsen. ¿Aceptarías ayuda de Hammer o Tari?”, escribió Karjakin en Twitter, en referencia a Aryan Tari y Jon Ludvig Hammer, los grandes maestros que son los número dos y tres de Noruega. Y Karjakin agregó: “Nepo pudo haber pensado en ello (Dubov en su contra), pero no lo sabía”.
El ruso Sergey Shipov, ex entrenador de un adolescente Dubov, gran maestro y comentarista top, fue quien usó la palabra “traición” al hablar del ayudante de Carlsen. Y fue durísimo en su perfil de Facebook. “Ah, Danya, Danya… ¿Por qué? ¿Por cuánto? ¿Por qué no era posible descansar por un match o comentarlo en algún sitio web con talento? Y ahora en el equipo ruso se sembraron las semillas de la discordia”, escribió.
Comparó qué habría pasado si se hubiera dado este caso con los mejores maestros polacos o azeríes: “Imaginate que Duda está jugando el match y Wojtaszek ayuda a su rival. ¿Cómo lo mirarían en Varsovia? O si Mamedyarov juega el match de su vida y Radjabov está en el otro bando. ¿Reaccionarían con calma en Bakú?”.
Y finalizó con una posdata terminal: “Pienso que Dubov ahora no jugará en el equipo ruso. Y eso es correcto”.
Desde la intimidad del séquito de Carlsen dieron a conocer un video en el que Magnus presentaba a cada integrante durante su campus de entrenamiento en España. “Daniil es nuestro hombre de las ideas”, elogió el noruego al ruso, quien también lo había ayudado en el duelo de 2018 contra el ítalo-estadounidense Fabiano Caruana.
Mucho más calmo que quienes lo rodean, el retador Nepomniachtchi se permitió la ironía para atacar a Dubov: “Tenemos que agradecerle a Daniil porque las partidas en las que estuve más cerca fueron las que se jugaron con ideas suyas”. Bombazo.
Pero después paró la pelota y el dardo fue más sutil y diplomático: “Entiendo que es un negocio, porque cooperó con Carlsen en 2018. Pero teniendo en cuenta que trabajamos juntos durante un par de años, hubiera sido más lógico permanecer neutral”.
Mientras que Ilya Levitov, el ex mandamás de la Federación Rusa de Ajedrez, fue muy crítico en su Telegram_ “Cuando quedó en claro que Magnus fue ayudado por Daniil Dubov, francamente no lo creía. Pero resultó cierto. Daniil ama hablar de lo orgulloso que está por jugar para el equipo ruso, que somos una potencia del ajedrez y que siempre deberíamos ganar. Estoy completamente en shock”.
Esta historia continuará…
La defensa de Dubov
No prefirió el silencio porque no tenía nada que ocultar. Como profesional que es, fue contratado por el rey del ajedrez para formar parte de su equipo, como en 2018. Sabía que lo iban a criticar desde la madre patria. Y no se calló Daniil Dubov ante las acusaciones de “traidor” desde el campamento ruso: confirmó que aceptó colaborar con Magnus Carlsen desde antes de que supiera quién sería su retador y valoró compartir ideas con el número uno, porque lo ayuda en su crecimiento.
“Magnus confía en nosotros. Le caemos bien. Y eso es importante. El equipo ruso es exactamente lo contrario. No importa si se tiran pedos, si se pelean o si son amigos. Se usa todo el poder. Acá interesa el ambiente y sólo necesitás que la gente trabaje bien”, le dijo a Grigory Telingater en championat.com, en ruso.
“Antes del Torneo de Candidatos (de donde salió el retador), me preguntaron qué pensaba de la idea de ayudar. Respondí que sería normal. Por eso la crítica es extraña. Que a alguien no le guste no es nada nuevo. No es la primera vez que me encuentro con esto y estoy relativamente tranquilo. Para mí no hay ningún problema. Creo que a Ian le pasa lo mismo. Cuando la gente habla del Estado o del equipo de Rusia, se trata precisamente del equipo ruso. No es Rusia contra Noruega. Porque si jugaran equipos no ayudaría a los noruegos. Acá era Nepomniachtchi contra Carlsen”, argumentó.
El gran maestro ruso Daniil Dubov, en el video mostrado por el equipo de Magnus Carlsen, el rey del ajedrez.
¿Por qué aceptó ayudar al noruego? Razones le sobraban. “Ayudás a la persona con la que tenés mejor relación o al que te hace la mejor oferta. O, en mi caso, a aquel con el que es mucho más beneficioso trabajar. Esto es una partida entre dos. Convertirlo en una gran historia nacional me parece absurdo”, sentenció.
Y relativizó el tamaño de su ayuda a la hora del match: “Carlsen conoce a Ian mucho mejor que yo. Son de la misma edad, desde pequeños han jugado en los mismos torneos. No hay nada que yo sepa de Ian que Magnus no sepa. Sí, conozco a Ian bastante bien, pero no se puede decir que seamos amigos. No hemos trabajado juntos, al menos durante los últimos 3 o 4 años. Somos colegas. Nos conocemos, pero no estoy en el círculo cercano de Ian. No tengo y no podría haber tenido ninguna información interna”.
Dubov no se quedó callado a la hora de intentar razonar por qué su actitud profesional se juzga como ir contra su país. Y su análisis es interesante: “Hay una especie de ambición imperial: todo el mundo está contra nosotros, todo el mundo es un enemigo, sobre todo si algo no nos sale bien. En general, lógicamente, se puede ver de otra manera. Desde el punto de vista del equipo ruso, uno de los mejores ajedrecistas rusos, relativamente joven, ha trabajado con el mejor ajedrecista de la historia y ha ganado experiencia que le ayudará en su carrera. Por ejemplo, tras mi anterior colaboración con Magnus, gané el Mundial de partidas rápidas”.
Además, el gran maestro ruso desmitificó que en Rusia se hayan sorprendido por su colaboración con el campeón mundial. “Ian podría haberlo adivinado. Es extraño que ahora sea un shock. Me parece que para los profesionales había muchas señales por las que se podía intuir que estaba en el equipo de Magnus: jugó aperturas que yo utilizo y si en un match por el título no aparecés en los medios, había que sumar dos más dos. No vi ninguna razón para rechazar la experiencia de trabajar con el ajedrecista más fuerte de la historia”, contó.
Daniil Dubov (centro), como parte del equipo que ayudó a Magnus Carlsen, el rey del ajedrez.
Foto @PHChess
¿Cuál fue efectivamente su rol en el equipo de trabajo? “Yo dedicaba más tiempo a buscar nuevas direcciones e intentaba oponer resistencia a Magnus en los juegos de entrenamiento -respondió-. Con las blancas hay que intentar jugar para ganar y se necesitan ideas nuevas. Con las negras la tarea no es sólo mantenerlas a raya, sino que igualar en la apertura es excelente y unas tablas en el final también lo son”.
Y Dubov sintetizó por qué Carlsen arrasó a Nepomniachtchi a partir de su triunfo en la sexta partida. “La principal fuerza de Carlsen es que incluso en sus peores días no baja de cierto nivel. Y ese nivel es muy alto. Ese no es el punto fuerte de Ian. En un buen día puede ganarle a cualquiera, pero en uno malo puede perder con cualquiera -resumió-. Al final, Ian jugó de tal manera que no hacía falta ser Magnus para ganarle. Eso es precisamente lo que hace que los partidos de un duelo por el título mundial sean tan duros. Hay muchas partidas. En algún momento la tensión te afectará y el cansancio lo dirá”.
La postura de dos campeones mundiales
Viswanathan Anand, a Championat.ru: “Vivimos en un mundo globalizado, donde la gente tranquilamente trabaja para compañías extranjeras, se muda a otros países, se lleva a jugadores extranjeros a sus equipos de fútbol e incluso hincha por equipos de otros países. Si Dubov cree que está en lo correcto, entonces lo está. Al mismo tiempo, sé que hay personas que no estarán de acuerdo con él. Y no me parece que sea tan importante que alguien no esté de acuerdo con él públicamente. Es más significante si alguien le expresa su desaprobación de manera personal”.
Anatoly Karpov, a Match.tv: “Antes, bajo las condiciones de la Unión Soviética, esto era inaceptable. Ahora todos están libres de disponer de su propia suerte, sus fuerzas y su energía. Probablemente no es patriótico del lado de Dubov. ¿Tiene el derecho de hacerlo? Casi seguro que sí. Pero hay una cuestión que puede cambiar la situación: Dubov es miembro del equipo ruso. Si le pagan por ser miembro del equipo ruso, entonces no tiene moral ni derecho a ayudar a Carlsen en un match contra un ruso”.
HS