Novak Djokovic rompió el silencio esta semana y concedió su primera entrevista tras la polémica deportación que le impidió disputar el Abierto de Australia, en enero pasado. Y en la segunda parte de la charla con la cadena británica BBC, el serbio contó más detalles sobre cómo vivió las horas en las que estuvo detenido, a la espera de una resolución sobre su caso, y aseguró que le dolió mucho la actitud de sus colegas cuando llegó a entrenar al Melbourne Park tras haber sido habilitado para dejar el aislamiento.
“El visado primero se revocó, luego se restableció y luego se volvió a revocar. Así que estuve libre durante cuatro días, y me entrené, pero no era el tipo de días de entrenamiento que normalmente tengo antes de las competiciones de Grand Slam”, recordó el número uno del mundo.
“Tenía helicópteros sobrevolando cada una de las sesiones de entrenamiento que tuve en la Rod Laver Arena, cámaras por todas partes. Además, mis compañeros, y eso me dolió mucho. Porque sentí esa energía y esas miradas de mis colegas y de la gente que estaba en las instalaciones. Y obviamente, entiendo que tenían una percepción que se basaba en lo que estaban viendo de los informes de los medios de comunicación. Yo no podía, en realidad no iba a salir a hablar en los medios por respeto al proceso legal y al Abierto de Australia. Pero en ese momento, realmente quería hablar con todo el mundo y dar mi explicación”, relató el serbio, que planea volver a las canchas la próxima semana en Dubai.
Djokovic llegó al país oceánico con una “exención médica” para jugar el torneo, pero fue llevado del aeropuerto a un hotel, donde estuvo encerrado mientras se resolvía la validez de su visa. Finalmente, fue habilitado a entrenar cuando un juez anuló la decisión de cancelar su visado, aunque la libertad le duró poco.
“Definitivamente no fue agradable. No quiero sentarme aquí y quejarme de las condiciones en ese centro de detención, en el que estuve siete días. Pero me sentí impotente”, aseguró.
“Cuando llegué allí, no me permitieron usar mi teléfono durante tres o cuatro horas. Era la mitad de la noche, desde la 1 de la madrugada hasta las 9 de la mañana. No pude dormir porque me interrogaban cada 30 minutos, básicamente. Tuve muchos, muchos interrogatorios que se iniciaban y luego se detenían, luego se ponían en pausa y luego esperaba a que la persona hablara con sus superiores, luego volvía. Esto duró toda la noche”, relató el serbio.
“No fue el tipo de entrenamiento que normalmente tengo antes de las competiciones de Grand Slam”, contó Djokovic. Foto EFE/Diego Fedele
El serbio volvió a señalar que sabe que no está por sobre las reglas. Y contó cómo fue el proceso por el que consiguió la exención médica para viajar a Australia.
“Siempre seguí las reglas. Nunca usé mi status para entrar al país a la fuerza. Fue tratado como cualquier otra persona. El e-mail que le llegó a todos los jugadores hablaba de la posibilidad de una exención médica y yo presenté mi aplicación, totalmente anónima, y fue aceptado por dos paneles médicos independientes. Mi nombre no estaba en la aplicación”, comentó.
La charla tuvo un momento muy distendido, en el que Djokovic realizó una curiosa confesión. El serbio contó que para él fue muy difícil mirar la final del Abierto de Australia, que Rafael Nadal le ganó a Daniil Medvedev para conquistar su 21° Grand Slam, porque “tenía muchas ganas de estar allí”.
“Igual fue divertido, mi esposa estaba animando a Medvedev, mi hijo estaba animando a Nadal. Y cada punto que ganaba Rafa, Stefan saltaba y festejaba con el puño cerrado, como hace Rafa”, relató.
“Siempre seguí las reglas. Nunca usé mi status para entrar al país a la fuerza”, aseguró Djokovic. Foto REUTERS/Loren Elliott
Al parecer, el pequeño de 7 años es fanático del mallorquín y tiene un sueño, que quizás pueda cumplir este año.
“Hace unos días me preguntó cuándo será el próximo torneo que jugaremos los dos. Le dije que esperaba que pronto y le pregunté por qué quería saber. Me dijo que porque le gustaría sacarse una foto con Nadal”, comentó, entre risas, Nole.
En la primera parte de la nota, Djokovic había asegurado que sacrificaría su participación en otros torneos del año, como Roland Garros y Wimbledon, con tal de no vacunarse. “Sí, ese es el precio que estoy dispuesto a pagar”, afirmó.
También había resaltado que no se considera antivacuna y que nunca ha estado “en contra de la vacunación”, aunque había destacado que siempre ha apoyado “la libertad de elegir lo que pones en tu cuerpo”. Y había afirmado: “Tengo la mente abierta sobre la posibilidad de vacunarme en el futuro porque todos estamos tratando de encontrar colectivamente la mejor solución posible para acabar con el covid”.