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Valeriano Lanchas (1976) es reconocido como una de las grandes figuras de la ópera y la lírica contemporánea, además de ser el único colombiano que ha cantado en el Metropolitan Opera de Nueva York. Sin embargo, el Teatro de Cristóbal Colón es su casa: allí inició su trayectoria artística a inicios de la década de los noventa del siglo pasado y, cada vez que puede, regresa a él en condición de artista, transeúnte y, sobre todo, colombiano.
Saber escuchar y contar con un sentido de la oportunidad lo suficientemente agudo para distinguir lo que puede llegar a ser un estímulo para su carrera, han sido dos valores que Lanchas ha sumado a su extraordinario registro vocal: el bajo barítono que, a la edad de 19 años, le permitió ganar el Pavarotti International Competition, pero le permitió comprender, gracias al maestro que la carrera para alcanzar un nombre en el Bel canto estaba compuesta de sacrificio y disciplina, a partes iguales.
En 1996 mudó a Estados Unidos, donde hizo carrera en Curtis Institute en Philadelphia. No solo adquirió un riguroso entrenamiento en ópera durante sus años de formación en la academia, sino también atendió distintos eventos de fin de semana como bajo barítono, en parte para ganar experiencia sobre las tablas, en parte para cubrir los gastos que demandaba su educación en la prestigiosa academia norteamericana.
¿Los réditos? A la edad de 36 era el único cantante colombiano de ópera en haber tenido una temporada en el MET de Nueva York. Solo Martha Senn, la diva del Bel canto , lo hizo antes que él. Luego vino Covent Garden de Londres, las residencias en compañías de Francia, Norteamerica y España, en donde destacó por su interpretación contundente de Iván el Terrible en la obra de Prokofiev, así como compartir cartel con Anna Netrebko y otras estrellas del mundillo.
Lanchas, quien reside en Bogotá al menos dos meses cada año, mantiene un perfil cauteloso, atento al detalle de su repertorio y un sentido del humor con varios momentos dignos de antología. Como aquel, tan popular entre aficionados a la biografía del barítono, sobre el apunte con el que remató una impertinente pregunta de una señora, justo a la salida del Colón. “Yo quiero que mi hija sea tan famosa como usted”-dijo ella. A lo que él respondió: “Bien pueda, señora, y cómprele una pistola para que salga en la primera página de los diarios”.
“Algún día”, el concierto virtual
Dirigido por Esteban Muñoz, narrará en formato multimedia los momentos más destacados del recorrido de Valeriano Lanchas en el mundo del canto lírico. Registrado en el Teatro de Cristóbal Colón, Lanchas contará con la participación del director musical Alejandro Roca y la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia, con quienes interpretará piezas afines al repertorio del cantante, como: Algún día (Jaime León), Cuando acaba de llover (Carlos Guastavino), La luna sobre el agua de los lagos (Antonio María Valencia), Phydilé (Henri Duparc) y el aria Udite tutti udite de El matrimonio secreto (Domenico Cimarosa).
El documental contará con una narración en off con la voz de Alejandra Borrero quien, acompañada del archivo fotográfico, revelará al público facetas desconocidas de Lanchas e introducirá detalles inéditos de su labor en el mundo de las artes.
“Algún día” contará con una repetición cíclica en la web durante el 12 de octubre, día en que se celebran los 128 años de la prestigiosa institución cultural.
Diseñado por el arquitecto italiano, Pietro Cantini, el Teatro de Cristóbal Colón, ubicado en el corazón de la ciudad de Bogotá, fue inaugurado un 12 de octubre de 1892. Cuenta con un aforo para 782 personas y recientemente fue reinaugurado al público luego de un proyecto de remodelación que tardó siete años y que significó, en su momento, una transformación urbanística de la zona que ocupaba el antiguo edificio. Para las celebraciones de 2020, el Colón, como es llamado popularmente, aprovechó las plataformas tecnológicas para difundir radionovelas, programación infantil y espacios de encuentro digitales entre creadores de música colombiana.
La Feria Del Millón llegó para tomarse el Bronx desde la virtualidad.
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