Hasan Sayyad Khodai “murió en un ataque armado obra de dos motoristas en la calle Mohahedin-e Eslam de Teherán”, indicó la agencia Irna. Hasta ahora no hay una reivindicación inmediata de la responsabilidad del ataque.
Los Guardianes de la Revolución precisaron que el fallecido era un coronel y denunciaron, en un comunicado publicado en su página web, un “acto terrorista” cometido por “elementos vinculados a la arrogancia mundial”. Se abrió una investigación para identificar “al agresor o agresores”, agregaron los Guardianes en su comunicado.
La agencia Irna publicó fotos en las que se ve un hombre cubierto de sangre, en el asiento del conductor de un vehículo con las ventanillas rotas. El coronel iba de vuelta a casa cuando fue alcanzado por los disparos, hacia las 16 (hora local, 11.30 GMT).
La agencia Tasnim, en tanto, afirmó que Khodai se encontraba “cerca de su casa” cuando fue asesinado. “Su esposa fue la primera persona que vio el cuerpo”, añadió.
Los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria de Irán (IRGC, en inglés) surgieron en 1979 tras la Revolución Islámica que depuso al Sha de Persia e instauró el actual régimen teocrático dirigido por los ayatolás.
También conocida como pasdaran (“guardianes” en farsi), esta fuerza paramilitar fue pensada como una rama de las Fuerzas Armadas de Irán encargada de proteger precisamente el régimen teocrático y la república islámica, a diferencia del rol más tradicional de protección de fronteras del ejército, la marina y la fuerza aérea.
Su existencia está amparada en el artículo 150 de la Constitución de Irán, y se trata de una de las formaciones más poderosas del estado persa y una de sus más políticamente motivadas.
Se cree que actualmente cuenta con más 120.000 miembros destinados a unidades terrestres, navales y aéreas, y la Fuerza Quds, que es su división de operaciones en el extranjero. Además, controla a las milicias Basij, que suman otros 90.000 miembros.
Efectivos de la IRGC combatieron como unidades paramilitares en la guerra entre Irán e Irak entre 1980 y 1988; en la guerra civil en el Líbano entre 1975 y 1990 y durante la invasión israelí de 2006; y más recientemente en las guerras civiles en Siria y en Irak. Específicamente en el conflicto sirio iniciado en 2011, se han convertido en uno de los principales aliados del régimen del dictador sirio Bashar al Assad y una de las razones por las que éste no ha caído.
Su vinculación como patrocinador del terrorismo y su rol desestabilizador acusado por Estados Unidos, que en 2019 la designó como organización terrorista, están relacionados a las acciones de la Fuerza Quds, que dirige precisamente las operaciones iraníes en Siria, Irak, Afganistán y el Líbano, entre otros países. En este rol, la Fuerza Quds apoya y entrena a los grupos terroristas Hezbollah en el Líbano, y Hamas y Yihad Islámica en la Franja de Gaza, además de las milicias hutíes en Yemen y a distintos grupos chiitas en Siria y Afganistán.
El grupo también está vinculado al desarrollo del programa atómico iraní y su costado militar.
Pero más allá de estas actividades, la IRGC es una organización compleja que mantiene roles sociales, económicos, políticos y militares, controlando mediante una brutal represión y numerosas violaciones a los derechos humanos a la sociedad iraní, y exportando los principios de la Revolución Islámica al extranjero.
En el plano económico controlan diferentes industrias petroleras, gasíferas de telecomunicaciones y de la construcción, y de acuerdo a Los Angeles Times facturan unos 12.000 millones de dólares al año, aunque esto podría haberse reducido en los últimos tiempos con las sanciones impuestas por Estados Unidos.
(Con información de AFP)
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