El Gobierno espera que con el reajuste de las restricciones al pago de importaciones, las empresas se vean obligadas a conseguir financiamiento para afrontar sus compras de insumos y bienes al exterior de manera de priorizar los pocos dólares que hay en el Banco Central para un gasto como la importación de energía, que en términos generales se paga al contado.
Ese es, según pudo reconstruir Infobae en base a fuentes oficiales del equipo económico, el espíritu del endurecimiento en el acceso a divisas a precio oficial para importadores. La intención central no es tanto influir en el monto mensual que insumen las compras al exterior -algo que de todas formas se descuenta que sucederá- como en la manera en que se pagan esas importaciones.
Una cuenta que circula en los despachos oficiales habla de unos USD 1.200 millones de importaciones pagadas vía financiamiento a plazo con crédito comercial, sin que el BCRA tenga que girar dólares en un contexto como el actual de reservas escasas y con la meta trimestral acordada con el FMI recalibrada difícil de cumplir.
El número guarda una lógica: en junio del año pasado, según el Indec, el Gobierno necesitó cerca de USD 800 millones para importar energía. Este mes que termina, de acuerdo a estimaciones preliminares, concluirá con una demanda de divisas para abastecimiento energético cercano a los USD 2.000 millones. Esos USD 1.200 millones adicionales que el BCRA debió pagar al contado -las compras de energía al exterior se pagan mayormente sin financiamiento- son los que ahora el Poder Ejecutivo busca que sean cubiertos por créditos comerciales.
La intención central no es tanto influir en el monto mensual que insumen las compras al exterior -algo que de todas formas se descuenta que sucederá- como en la manera en que se pagan esas importaciones
La cifra de financiamiento de importaciones de cada mes, de todas formas, dependerá de la comparativa interanual de gasto extra que tenga el Estado para comprar energía. Así como en junio ese diferencial fue de USD 1.200 millones, en julio de 2021 el Estado gastó casi 720 millones de dólares en ese rubro, más cerca de USD 800 millones en agosto y USD 450 millones en septiembre. La diferencia entre esas cifras mensuales y las que necesite abonar este año el Gobierno configurará el tamaño del endurecimiento del grifo de divisas.
La operación de financiar este tipo de operaciones de comercio exterior muchas veces representan un desafío y un dolor de cabeza para algunas empresas. Según fuentes del sector importador, a los 180 días de financiamiento que determinó el Banco Central como plazo de financiamiento mínimo a partir de un tope de montos, también se suman plazos de fabricación y de transporte. Los 180 días de financiamiento -seis meses- comienzan a contarse luego del despacho a plaza, lo que significa una vez que ingresa al territorio argentino.
Un ejecutivo importador, en diálogo con Infobae, mencionaba que por ejemplo para el caso de una firma que compre insumos o bienes desde, por ejemplo, China, antes de que su mercadería llegue al país tendrá que considerar un plazo de fabricación de entre 40 y 50 días más otros 50 o 60 días de transporte (desde Brasil, ejemplifican, serían entre 3 y 4 días, unos 15 desde Estados Unidos y 20 desde Europa). Recién cuando se cumplan esos dos tramos comenzarán a contar los 180 días antes de que puedan acceder al mercado oficial.
Ese financiamiento, al que principalmente pueden acceder las empresas más grandes, deberá ser conseguido a través de entidades bancarias o de sus casas matrices, o incluso desde sus propios proveedores. Y el plazo de 180 días puede estirarse a 360 días dependiendo el tipo de importación. El pago de servicios también quedará incluido en la normativa, mientras que las pymes tienen un régimen menos estricto.
Fuentes oficiales estiman que por la pandemia se perdieron unos USD 4.000 millones en créditos a operaciones de comercio exterior y este tipo de medidas, aseguran, apunta a recuperar parte de ese terreno perdido. Desde marzo de este año, aseguraron a Infobae, se registraron unos USD 2.200 millones en financiamiento de este tipo. De acuerdo a la base de datos del BCRA, del total de los pagos de importaciones de bienes observados en mayo, un 81% se realizaron de forma diferida, un 11% como pagos a la vista, y el 8% restante en forma anticipada, aunque no especificaron plazos.
Fuentes oficiales estiman que por la pandemia se perdieron unos USD 4.000 millones en créditos a operaciones de comercio exterior pero que desde marzo de este año hubo unos USD 2.200 millones en financiamiento de este tipo
En el Poder Ejecutivo aseguran que se trata de un esquema de transición hasta septiembre para poder compensar que la estacionalidad típica de ingreso fuerte de divisas durante el segundo trimestre del año se vio trastocada por la guerra y su shock de precios.
En este segundo trimestre, por cuestiones estacionales, suele ser el momento del año en que típicamente la autoridad monetaria tiene margen para acopiar divisas y hacer más ancho su colchón de dólares. El shock de precios internacionales que encareció los precios de la importación de energía, entre otros factores, incidieron según el Gobierno en el hecho de poder llegar a cumplir con ese compromiso trimestral.
La lógica original era que en este segundo trimestre se concentren la mayor parte del acopio de divisas por una cuestión estacional clave que es la liquidación del complejo agroexportador. La agroindustria liquidó más de USD 4.231 millones durante mayo, lo que representó una suba del 33% intermensual, según la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC).
En junio del año pasado el Gobierno necesitó cerca de USD 800 millones para importar energía. Este mes que termina sería de USD 2.000 millones. Esos USD 1.200 millones adicionales pagados al contado son los que ahora el Poder Ejecutivo busca que sean cubiertos por créditos comerciales
Hubo, de todas formas, argumentan desde el Poder Ejecutivo, una serie de razones por las cuales en el tramo abril-junio la curva de acumulación de reservas nunca terminó de acelerar. En algunos despachos oficiales consideran que la lentitud de la autoridad monetaria para acopiar dólares está explicada en un menú de elementos que responden más a factores ajenos que a la propia gestión de gobierno.
Entre ellos, las importaciones de energía, la demora de un grupo de organismos internacionales para concretar préstamos al país y una cosecha más lenta más allá de los valores récord, lo que está explicado por la brecha cambiaria que incentiva ese comportamiento, junto con el adelantamiento de las importaciones.
Hay una cifra que circula entre algunos funcionarios de la Casa Rosada y que les genera preocupación: junio termina con estimaciones del orden de USD 9.000 millones, lo que implicaría una fuerte suba respecto a los USD 7.800 millones de mayo y que mostraría así incremento de 56% respecto de un año antes.
De ese total, unos USD 2.000 millones estarían explicados por las importaciones de energía y el resto, de bienes e insumos. Para algunos funcionarios se trata de un ritmo “insostenible” de compras al exterior, por lo que preparan un ajuste de clavijas para reducir la cantidad de importaciones mensuales a un número más cercano a USD 6.000 millones, un número que en algunas consultoras estiman como viable en el marco de una meta que corre en paralelo, que es acumular reservas en el BCRA, tal como fue acordado con el Fondo Monetario Internacional.
En una suerte de radiografía en base a datos oficiales, se observa que de los USD 32.722 millones en los primeros cinco meses del año, lo que más ingresó del resto del mundo fueron Bienes de uso Intermedio en el proceso productivo, sumaron USD 12.314 millones. Principalmente, productos químicos, metales, plástico y caucho.
En segundo lugar se ubicaron las Piezas y accesorios para bienes de capital, con USD 5.943 millones; más atrás Bienes de capital -terminados- (USD 5.184 millones), Combustibles y Lubricantes (USD 4.641 millones), Bienes de consumo (USD 3.601 millones) y Vehículos de pasajeros (USD 769 millones).
Ese financiamiento, al que principalmente pueden acceder las empresas más grandes, deberá ser conseguido a través de entidades bancarias o de sus casas matrices, o incluso desde sus propio proveedores
El salto más pronunciado, de un año a otro, es el que se ve en el sector energético. Siempre según el Indec, el gasoil insumió USD 1.951 millones, cuando en el mismo mes acumulado del 2021 había sido de USD 490 millones: cuatro veces más. El gas natural licuado, por su parte, creció de USD 137 millones a USD 759 millones, lo que implica un incremento de 454% en comparación con el año previo. El fueloil, que a esta altura del 2021 no registraba importaciones, este año insumió 325 millones de dólares.
En la última revisión del directorio del FMI, el Gobierno consiguió que la exigencia de acumulación de reservas sea USD 700 millones más leve que en el programa original, aunque ese objetivo -que tendrá como plazo de finalización este jueves- también aparece como de difícil cumplimiento.
La hoja de ruta elaborada antes de la puesta en marcha del acuerdo preveía un acopio de divisas en la autoridad monetaria de USD 4.100 millones hacia el fin del segundo trimestre. Con la revisión y recalibración que habilitó el FMI ese objetivo intermedio pasó a ser de USD 3.450 millones, lo que implicaría USD 650 millones de margen
El Gobierno considera que puede alcanzar esa meta gracias al financiamiento neto de Derechos Especiales de Giro (DEG) que envió el Fondo y por los nuevos giros desde organismos bilaterales y bancos de desarrollo por unos USD 600 millones de acá a fin de mes. Según las cifras del Fondo Monetario Internacional, hasta fines de mayo el BCRA había podido acumular USD 1.900 millones, por lo que para junio le habría quedado como ardua tarea a la autoridad monetaria sumar USD 1.500 millones más.
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