Nick Kyrgios, Alexander Bublik y hasta el ex número uno del mundo Andy Murray… Fueron varios los jugadores que se sumaron, en sus pasos por Wimbledon, a la “tendencia” del saque de abajo. Ese recurso -una especie de drop shot que se realiza desde la línea de fondo, en lugar del servicio habitual- reapareció en el mundo de la raqueta hace algunos años. Al principio se veía muy de vez en cuando en los partidos, pero hoy es cada vez más habitual. Y aunque resulte curioso y hasta divertido para algunos, sigue generando polémica y no son pocos los detractores que señalan que, si bien es legal porque el reglamento no lo prohíbe, no por eso está bien utilizarlo.
“No hay ninguna regla que diga que no se puede sacar de abajo, por lo que mal no está. Después, cada jugador toma la decisión que cree que es más conveniente para ganar el punto. Sobre eso, no puedo decir nada”, comentó en charla con Clarín Carlos Berlocq, ex 37° del ranking y actual entrenador de Tomas Etcheverry.
“Igual, no estoy de acuerdo con utilizarlo. Yo como jugador no hubiese sacado nunca de abajo ni tampoco me gustaría que mi jugador lo haga. No logro entenderlo y no me sentiría cómodo, ni para hacerlo, ni viéndolo a mi jugador ejecutar ese tiro”, continuó el chascomunense, en una opinión compartida por muchos en el ambiente tenístico.
Kyrgios es señalado a menudo como el pionero de ese tipo de servicio, el responsable de haberlo introducido y “popularizado” en el día a día del tenis moderno. Y fue -y sigue siendo blanco de muchas críticas– cuando lo realiza. Pero lo cierto es que ya mucho antes de que el australiano comenzara sus andanzas en el tenis profesional, se habían registrado casos de jugadores que utilizaron el “saque de cuchara”, como lo llaman algunos, en partidos oficiales.
Uno de los más recordados, seguramente por el escenario y la circunstancia, fue el que realizó Michael Chang ante Ivan Lendl en los octavos de Roland Garros 1989. Fue en el quinto set, cuando el estadounidense, de 17 años y 19° del ranking, sacaba 4-3 y 15-30 ante el checo, número uno del mundo. El inusual servicio descolocó a su rival, que se adelantó rápidamente y ejecutó un drive; pero Chang ganó el punto y, de ahí en más, encaminó un partido que terminó ganando por 4-6, 4-6, 6-3, 6-3 y 6-3.
“Eso creó un elemento muy interesante para el match y ciertamente hizo la batalla, no solo física sino también mental”, reflexionó el norteamericano en charla con la ATP en 2019. Y admitió: “Nunca lo volví a hacer. Nunca se me ocurrió usarlo de nuevo, por extraño que parezca”.
“A Kyrgios se le cuestionó sacar de abajo. Hoy termina siendo hasta simpático y viral que algunos otros imiten esa alternativa. Se lo tildó de maleducado, de mal deportista y hasta de mal compañero, irrespetuoso con el público. Sólo como ejemplo traigo el recuerdo de Michael Chang a Ivan Lendl en la final de Roland Garros. En ese caso fue un recurso, porque estaba acalambrado, para ganar el punto; pero como la imagen del estadounidense era muy buena, nadie lo atribuyó a un mal gesto”, recordó Javier Frana hace unos días en su habitual columna de opinión para Clarín.
“Yo vi a Miloslav Mecir (NdR: Eslovaco, cuatro del mundo en 1988), que era un jugador super talentoso, sacarle de abajo a Martín Jaite en Roland Garros. Y más recientemente, lo he visto en jugadoras de alto nivel como la italiana Sara Errani, que llegó a ser número cinco del ranking y lo utiliza. Ella, por ejemplo, se suele atrapar con el saque, con 15 dobles faltas por partido, y para evitar seguir asó, saca de abajo. No me parece mal. Yo vengo de la escuela más conservadora y jamás se me hubiese pasado por la cabeza sacar de abajo. Era un servicio que usabas cuando recién empezaba y todavía no sabías ejecutar ese golpe; pero después significaba que no tenías nivel. Hoy lo veo como una picardía, parte de un recurso”, reflexionó Mercedes Paz, actual capitana del equipo argentino de la Billie Jean King Cup.
Esta curiosa forma de sacar no es vista con buenos ojos para quienes las consideran una forma de burlarse o de faltarle el respeto al rival. Una crítica así recibió, por ejemplo, el argentino Renzo Olivo cuando la usó durante el partido de segunda ronda del Challenger de Szcezin de 2017, que perdió con el japonés Taro Daniel. Tantos reproches escuchó al respecto, que salió a dar explicaciones.
“Fue un recurso más en un momento complicado, en el que había tanto viento que era difícil hasta realizar el lanzamiento del saque. No fue para gozar ni faltarle el respeto a nadie. Es válido y además, le suma algo distintos al espectador, como el caño en el fútbol, lo que es positivo en muchos aspectos”, aseguró el rosarino en un mensaje que publicó en sus redes sociales.
“Al principio, quizás algunos lo hacían para desvalorizar al rival, para ‘sobrarlo’. Pero creo que hoy lo hacen más para cambiar el ritmo, sorprender, asegurarse de meter el saque en momentos de tensión y cambiar la velocidad. Creo que, como todo en el tenis, requiere precisión y práctica”, comentó Paz, quien llegó a ocupar el 28° escalón del ranking.
El propio Rafael Nadal, que recibió ese tipo de saques en más de una vez, en partidos ante Kyrgios y al estadounidense Mackenzie McDonald, por ejemplo, fue siempre claro con su posición.
“Si lo hacés con el objetivo de mejorar tu juego o tácticamente, lo apoyo ciento por ciento. Si es faltando al respeto al rival, no me gusta”, aseguró el mallorquín.
En los últimos once días, en las canchas verdes del All England, varios jugadores se animaron a sacar de abajo. Kyrgios, uno de los que mejor lo ejecuta, lo hizo varias veces. Pero lo llevó a otro nivel durante su tenso choque de tercera ronda ante Stefanos Tsitsipas, que ganó en cuatro sets.
Cuando estaba 2-3 y 40-0 en el primer parcial, el australiano amagó a picar la pelota -como hacen todos los jugadores antes de servir-, pero sorprendió con un rápido saque de abajo… entre las piernas. El griego se adelantó rápido y pudo pegar la pelota, pero la estrelló en la red y su rival se llevó el punto. El oceánico volvió a servir de esa manera más adelante, lo que no le gustó para nada a su adversario y sumó tensión en un partido caliente.
También Murray se benefició de ese recurso en el partido que le ganó en la primera ronda a James Duckworth, compatriota de Kyrgios. Con el marcador 2-1 y 15-0 a su favor en el tercer set, el escocés botó una vez la pelota y la mandó al otro lado de la red con un golpe de drive de poca potencia. El australiano llegó a devolverla, pero quedó mal ubicado en la cancha y el británico terminó ganado el punto.
El tendencia llegó hasta el torneo de juniors, donde el macedonio Kalin Ivanovski, de 18 años y 1.691 del ranking, se animó a tirarlo cuando sacaba para partido, estando arriba 6-1, 5-2 y 40-0. Lo golpeó entre las piernas, como Kyrgios, y agarró tan desconcentrado a su rival, el mexicano Rodrigo Pacheco Mendez, que selló así el triunfo.
Nada tan insólito, igual, como lo que hizo Alexander Bublik durante su encuentro de tercera ronda frente a Frances Tiafoe. El kazajo, que ya tiene incorporado ese tiro como un arma más de su arsenal, estaba 0-3 y 40-30 en el cuarto set, tras haber ganado el primero y cedido los dos siguientes. Y sin mucho que perder, lo sacó a relucir.
Una, dos, tres… seis veces le sacó de abajo al estadounidense en el cuarto game. Solo dos fueron buenos y hasta llegó a sumar una doble falta, estando en ventaja, cuando dos consecutivos fueron malos; pero terminó llevándose el game, para descontar 1-3. Aunque no pudo remontar el partido, que el norteamericano cerró en ese mismo parcial.
Luego de que se hiciera viral la insólita situación, el mismo Kyrgios comentó en Twitter: “Me encanta, es diferente. Pero si fuera yo, me acusarían de tankear y me multarían con un mínimo de 15 mil libras”.
Franco Squillari, ex número 11 del mundo y actual director del área de Desarrollo de la Asociación Argentina de Tenis, aseguró que no entiende la razón por la que un jugador decida ejecutar tantas veces ese tipo de servicio, al que recurren con frecuencia jugadores como el español Alejandro Davidovich Fokina, el húngaro Marton Fucsovics y hasta poderosos sacadores, como el croata Ivo Karlovic.
“Es un recurso cien por cien par desconcentrar al rival, cuando lo ves muy atrás, por ejemplo. Yo lo he recibido durante mi carrera y generalmente ocurre en momentos importantes del partido. El que recibe tiene que estar muy atento. Puede funcionar cuando te hacés una vez, tal vez dos. Pero si lo hacés tantas veces, como Bublik, te van a agarrar la mano y seguramente no tenga tanta efectividad”, comentó quien fue semifinalista en Roland Garros en 2000.
Otro de los grandes críticos de este recurso, el porteño aseguró: “Es válido y el reglamento lo permite, pero yo no lo comparto. Creo que ensucia el partido y sale de lo que es la esencia del tenista. No me gusta”.
El saque de abajo está ganando cada vez más protagonismo en el tenis profesional, pero está lejos de convencer a todos. Criticado por unos, celebrado por otros como una genialidad o una picardía, en Wimbledon apareció en varios partidos y no hizo más que reavivar una discusión que ya tiene varios años.