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un camarógrafo de TyC Sports recibió tres balazos de goma

El partido entre Gimnasia y Esgrima La Plata y Boca mostró la peor cara del fútbol argentino. Un hincha murió y se contabilizan al menos diez personas heridas. Uno es Fernando Rivero, camarógrafo de TyC Sports, que recibió tres impactos de bala de goma cuando filmaba a los policías que reprimían a los hinchas que pugnaban por entrar a la cancha cuando las puertas ya estaban cerradas.

Ocurrió luego de los efectivos del operativo ya habían lanzado los gases lacrimógenos que, ayudados por el viento, entraron al campo de juego y obligaron al árbitro Hernán Mastrángelo a suspender el partido por fata de garantías cuando se habían jugado apenas nueve minutos del partido que cerraba la fecha 23 de la Liga Profesional de Fútbol.

“Me vio y me tiró, estaba al lado de él”, dijo Rivero en el programa Presión Alta (TyC Sports) sobre la actitud del policía que le apuntó y le disparó a quemarropas.

Las marcas de los tres proyectiles de goma que impactaron en el cuerpo de Rivero. Foto: Captura de TV


Las marcas de los tres proyectiles de goma que impactaron en el cuerpo de Rivero. Foto: Captura de TV

Y detalló: “Estaba grabando. Estaban reprimiendo y un policía se dio vuelta y me dio tres balazos de goma en la ingle. Todavía me duele y me arde”, contó.

“No se podía respirar. Nos metimos dentro de la camioneta. La garganta y los ojos te mata”, continuó.

Matías Pellicioni, cronista de TyC Sports, contó también que cuando se alejaban de la cancha rescataron a varios hinchas que pedían ser asistidos porque no podían respirar.

Crónica de una noche de terror

El hincha muerto es César Gustavo “Lolo” Regueiro, que según informó el Ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, “falleció cuando salía del estadio por un paro cardíaco”.

Berni remarcó que la “responsabilidad de lo sucedido es toda del club organizador del espectáculo”, mientras que el titular del Aprevide, Eduardo Aparicio, luego de afirmar que el “partido no volverá a jugarse por ahora”, deslindó responsabilidades en el accionar policial “porque había como 10.000 personas en las afueras del estadio cuando las puertas ya se habían cerrado”.

A la inversa, el presidente de Gimnasia, Gabriel Pellegrino aseguró que tenía para demostrar “que el estadio estaba habilitado para 30.000 personas. Vendimos 3.254 entradas sobre 4.300 que nos enviaron ya que el resto eran socios y es la policía la que determina la cantidad de gente que entra”.

“La gente quería entrar con los carnets en la mano y nosotros veíamos plateas vacías. Los que cerraron las puertas fueron los organismos de seguridad, la policía y el Aprevide”, argumentó Pellegrino.

El intendente de La Plata, Julio Garro, apreció por su parte que Gimnasia “no tiene ninguna responsabilidad con lo sucedido”, a la vez que verificó que “más de un centenar de personas fueron atendidas por las ambulancias del SAME”.

En tanto el árbitro Mastrángelo afirmó que suspendió el partido “a instancias del Aprevide” y que “nunca había vivido una situación como esta”.

Después llegaron las muestras de repudio de la AFA y las condolencias por la muerte del hincha gimnasista de parte de Boca Juniors, cuyo entrenador, Hugo Ibarra, lamento que “la gente vino a ver un espectáculo y todo terminó de la peor manera”.

Una probable sobreventa de entradas provocó estos hechos cuando muchos hinchas y socios gimnasistas, con sus localidades en la mano pretendieran entrar al estadio Carmelo Zerillo cuando sus instalaciones ya estaban colmadas.

Entonces las autoridades empezaron a cerrar las puertas de acceso y esto provocó la desesperación de los aficionados que querían entrar porque habían pagado sus boletos, por lo que la policía empezó a contenerlos con postas de goma y gases lacrimógenos.

Esto se prolongó durante más de media hora y una niña aparentemente atacada por la policía provocó la reacción de los hinchas y socios que blandían sus carnets. 

El cierre de las puertas de acceso se produjo a las 20.45, vale decir 45 minutos antes del comienzo de este encuentro clave en la lucha por el título de la Liga Profesional para ambos equipos.

Y cuando se produjo la represión policial los gases lacrimógenos ingresaron en forma de nube luminosa y blanca al campo de juego, atravesando la abigarrada multitud que inmediatamente empezó a sufrir las consecuencias de la humareda.

Primero fueron los hinchas y luego los integrantes de los bancos de suplentes quienes comenzaron a cubrirse los rostros y estas reacciones provocaron, por ejemplo, que el director técnico boquense, Hugo Ibarra fuera el primero en solicitarle al árbitro Mastrángelo que interrumpiera el encuentro porque el nivel de afectación que tenía en sus ojos le impedía la visión.

Esto llevó a que el entrenador de Gimnasia, Néstor Gorosito, hiciera lo propio, y estas acciones se fueron haciendo extensivas a los propios futbolistas.

Mastrángelo determinó entonces que los jugadores y sus cuerpos técnicos se fueran a los vestuarios, algo que hicieron inmediatamente, mientras, que simultáneamente la desesperación ganaba las tribunas.

Los hinchas en las tribunas, al estar las puertas de salida cerradas, encontraron en el campo de juego la única vía de escape posible y cientos de ellos saltaron al césped desde los alambrados perimetrales.

En ese momento se pudo observar al capitán boquense, Marcos Rojo, identificado con su clásico rival, Estudiantes, tratando de ayudar a muchos hinchas “triperos” a refugiarse en el propio túnel de acceso a los vestuarios.

Mientras tanto se seguían escuchando disparos desde afuera del estadio y la calma no llegaba, ni afuera ni adentro, hasta que las autoridades tuvieron la cordura de empezar a abrir las puertas para que los hinchas del interior pudieran salir de la cancha, ya que los del exterior finalmente habían sido dispersados.

Después de una hora de incertidumbre, desconcierto y violencia, las tribunas se vaciaron, un par de centenares de hinchas se quedaron atemorizados dentro del campo de juego, pero ya con más calma, y de a poco todo fue quedando vacío.

Tan vacío como el fútbol mismo (iban 0 a 0), como la violencia misma, y como la falta de organización provoca al haberse puesto en riesgo nada más y nada menos que la vida misma de todos quienes esta noche estuvieron en la cancha de Gimnasia.

Con información de Télam

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