La historia de Fernando parece sacada de una película de terror. Un día de marzo de 2025 comenzó a recibir avisos de deuda por préstamos y créditos que jamás había solicitado. Lo que siguió fue un largo camino judicial y personal para demostrar que seguía siendo él mismo, porque alguien le había robado su identidad con un DNI falsificado en San Juan.
“Si me moría, no podían certificar que era yo”, dijo Fernando a Infobae, y la frase resume el nivel de desprotección al que se enfrentó. Le falsificaron un documento a nombre suyo en la sede del Registro Civil de Pocito, que terminó en manos de un estafador. Con esa identidad trucha sacaron créditos por más de $60 millones, y aún hoy arrastra una deuda de $34 millones, aunque ya logró demostrar que ese DNI no le pertenece.
Cómo descubrió el robo y qué hizo
El primer indicio fue una catarata de avisos de bancos, financieras y casas de electrodomésticos que le exigían pagos de préstamos que no había solicitado. Fue entonces cuando revisó en Migraciones qué ejemplar de DNI tenía registrado como válido, y descubrió un ejemplar B que él jamás había tramitado.
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