La vicepresidenta, Victoria Villarruel, instrumentó un férreo control policial y de inteligencia en el Senado en un clima de extrema paranoia por la pelea con Milei y en especial con Santiago Caputo, que controla la SIDE.
El jefe de Seguridad del Senado, Claudio Gallardo, realiza de manera sistemática operativos de barrido en búsqueda de micrófonos ocultos en el despacho de Villarruel, que ya son el comentario obligado entre senadores, asesores y trabajadores de la casa.
Al menos una vez por semana, una decena de agentes de inteligencia ingresan a la Cámara Alta con valijas sofisticadas para escanear las oficinas de la Vicepresidenta. “Van a lo de Villarruel y después se van directamente al anexo, a la dirección de Informática”, le contó a La Política Online un asesor del Senado, con años en la casa.
En el Senado comentan que a medida que escala la confrontación de Villarruel con la Casa Rosada, crece la paranoia en el entorno de la vicepresidenta en el Senado. Un senador aliado confirmó que Villarruel “sospecha que la pueden estar espiando”. Por eso, el entorno de la titular de la cámara alta encargó la sensible tarea de vigilar y controlar el Senado a Gallardo, quien llegó al Palacio del Congreso después de haberse desempeñado en el área de Inteligencia del Ejército durante el mandato de Mauricio Macri.
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