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lo largo de su historia como emprendedor intentó una cadena de cines, una fábrica de sillones, un sitio de cupones de descuento, una agencia de marketing profesional, una red de tiendas de la muñeca Barbie, una productora de televisión de contenidos, una agencia de publicidad, un restaurante temático y, en plena pandemia, una marca de máscaras cubrebocas. El fracaso, el cierre o los contratiempos no estuvieron ausentes a lo largo de esa trayectoria pero las dificultades para hacer negocios en la Argentina llegaron al colmo en los últimos meses, con la cuarentena y la inestabilidad cambiaria que la acompañó.
Su nombre es Tito Loizeau, un reconocido emprendedor serial contador y economista que inspiró con la publicación de su libro “Emprender hasta los 90” en el que cuenta su mirada respecto a reducir la cantidad de horas de trabajo en el presente para poder mantenerse activo toda la vida.
“Fundidor serial”, como le gusta reconocerse con humor luego de haber probado y fracasado en muchas de sus iniciativas, perdió la paciencia con una de sus últimas apuestas. Y sus quejas, volcadas en la red social Twitter, pusieron al desnudo la realidad que enfrentan los empresarios argentinos. Y reconoció que, por primera vez, no encuentra razones para emprender.
Abrí un restaurante en 2019. A hoy llevamos 8 meses abiertos y 8 (que calculo no serán menos de 10) cerrados
“Durante años he intentado inspirar a la gente a emprender y a hacerlo en Argentina. Pero hoy siento que me cuesta encontrar una razón para hacerlo (lo de emprender en Argentina ) y me siento muy boludo por haberlo hecho”, escribió.
“En enero 2019 (hace menos de dos años ) decidí abrir un restaurant temático El Capitan Deli Theater de cine en Norcenter, pegado a los cines Showcase y muy dependiente de su tráfico. Para eso traje USD 150.000 que tenía en un banco de EEUU (100% declarado allí y acá ) y USD 50.000 que tenía en monedas de oro que me había regalado mi abuela antes de morir hace casi 10 años. La ilusión de otro emprendimiento”, detalló.
A partir de ahí, los sufrimientos propios de la cuarentena y los resultados financieros en el contexto de una corrida contra el peso que se aceleró durante los meses de aislamiento social muestran el motivo de su enojo puesto en resultados.
“En ese momento el dólar estaba entre 35 y 45 pesos porque fue variando. O sea, convertido a argentinos invertí unos 10 millones de pesos. Desde entonces entre la obra, inauguración y los primeros 8 meses de operación le dediqué muchísimos días y noches al restaurant. Todos me decían, los primeros meses nunca se gana plata, luego la gente lo conoce y todo cambia. Pero en el mes 9 (como un parto) el gobierno decidió que debía cerrar x la cuarentena. Y desde el 1 de marzo (los cines cerraron antes por si no recordás) estamos cerrados. A hoy llevamos 8 meses abiertos y 8 (que calculo no serán menos de 10) cerrados”, detalló.
Tuve 3 juicios laborales, hace 8 meses que le pagó el sueldo de 25 empleados que no trabajan, tengo retenciones en exceso de ARBA (Ingresos brutos) por $ 560.000 (no te jodo) y no retiré un centavo (todo lo contrario) desde que abrí
“En ese periodo tuve 3 juicios laborales, hace 8 meses que le pagó el sueldo de 25 empleados que no trabajan, tengo retenciones en exceso de ARBA (Ingresos brutos) por $ 560.000 (no te jodo) y no retiré un centavo (todo lo contrario) desde que abrí”, relató.
“Hoy, si me hubiera quedado con los dólares en EEUU y las monedas en la caja, los 10 millones de pesos mi patrimonio sería de 39 millones. O sea en 18 meses hubiera ganado 300% en pesos sin hacer nada. Pero cómo bue emprendedor y boludo, confíe en el país. Y lo que tengo es un restaurant cerrado, deudas, créditos impositivos incobrables, juicios laborales. Hoy hacía la cuenta de que si vuelvo a abrir y me va bien, necesitaría 13 años de buena operación para ganar el dinero que hubiera ganado si no hubiera hecho nada, no confiaba en el país y estaba 100 veces más tranquilo”, dijo.
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