Cada 22 de octubre, Argentina se detiene para celebrar el Día del Legislador Nacional, una fecha que nos recuerda la primera Asamblea Parlamentaria de 1854. Ese evento marcó el inicio de un camino donde la palabra y el debate se convirtieron en fundamentales para nuestra república.
Hoy, más de un siglo y medio después, los ojos de la ciudadanía están puestos nuevamente en el Congreso, justo cuando se acerca la renovación legislativa del 26 de octubre. La labor de nuestros representantes, que debería ser noble y centrada en el bien común, se ve opacada por la percepción de que ser legislador puede ser un privilegio bien remunerado.
Hablemos de números: los sueldos de los legisladores en Argentina son un tema que no podemos ignorar. Mientras se habla de austeridad, los datos revelan que los sueldos de los legisladores superan ampliamente el promedio nacional. En el Senado, los senadores que aceptaron aumentos pueden cobrar hasta $9,99 millones brutos, mientras que los que se desacoplaron reciben $9,5 millones. En la Cámara Baja, los diputados perciben un promedio de $5,6 millones netos.
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