Diego Topa, uno de los conductores infantiles más reconocidos del país, reveló que fue víctima de una millonaria estafa por parte de Enrique Blaksley Señorans, empresario condenado por liderar una estructura fraudulenta que perjudicó a más de 300 personas.
El animador contó que perdió los dos lotes que había comprado con sus ahorros, en lo que describió como un sueño personal truncado.
La historia volvió a tomar relevancia mediática tras un cruce televisivo entre panelistas de LAM, donde se hizo pública la relación entre Blaksley y el periodista de espectáculos Pepe Ochoa, su sobrino.
La revelación generó tensión en el programa y reactivó el interés por el caso.
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