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Este fin de semana se realizó en Manizales un evento clave en materia política y territorial, la Cumbre de Gobernadores. Este tipo de encuentro siempre deja noticias, pues reúne las posiciones y expectativas de representantes de los 32 departamentos.
Sobre la emergencia sanitaria, por ejemplo, la cumbre dejó algunas pistas sobre cómo sería la primera Navidad para Colombia en medio de la pandemia. Los gobernadores recibieron del presidente Iván Duque un espaldarazo a las decisiones que tengan que tomar en sus entes territoriales, especialmente con base en las próximas celebraciones de Halloween y Velitas, ambas darán una pauta para adoptar las medidas de fin de año.
La hoja de ruta para la reactivación fue ratificada en la cumbre, un plan que contempla inversiones superiores a los 58 billones de pesos. Pero no solo de dinero vive el país.
Varios gobernadores manifestaron la intención de impulsar escenarios para deshacerse de la polarización de la que se ha apoderado Colombia, y que tiene su raíz, en buena medida, en los expresidentes Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos. Un obstáculo que, dicen, es tan nocivo para el país como la misma pandemia.
El Gobernador del Meta, Juan Guillermo Zuluaga, habló por los mandatarios bajo su título de presidente de la Federación Nacional de Departamentos al decir: “Más que nunca necesitamos estar unidos. Aquí no puede haber egoísmos ni personalismos. Aquí no puede haber cálculos políticos, porque lastimosamente nos hemos encontrado que está resultando peor la polarización que la misma pandemia. Y los ciudadanos merecen consideración, merecen respeto, los ciudadanos merecen y necesitan ver a sus dirigentes trabajando para sacar a este país adelante, rodeando las instituciones, rodeando la fuerza pública. No hay otro camino para avanzar diferente a ese”, dijo en la reunión.
El diario de Medellín El Colombiano quiso ahondar con Zuluaga sobre si esas declaraciones apuntaban a la posibilidad de mediar para un encuentro entre los expresidentes Juan Manuel Santos y Álvaro Uribe. Zuluaga le respondió al periodico paisa: “es una buena interpretación a ese llamado que se dio en la cumbre de gobernadores. Es un sentimiento nacional. La gente, los colombianos estamos cansados de una polarización que está causándole mucho daño al país, más daño que la pandemia. Y si ellos quisieran hacerle un bien al país, eso sería ideal”, explicó, aunque le restó peso a la idea de que solo en manos de los expresidentes esté la solución.
El Colombiano, que sigue de cerca la movida del poder antioqueño, entrevistó en días pasados al gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria, y reseña que “también se refirió a la necesidad de enfilar esfuerzos en pro de la unidad nacional”. Gaviría dijo para sus páginas que su administración envía “un mensaje con dos elementos: uno, de unidad; el país está polarizado, se intenta dividir cada vez más, y nosotros nos la jugamos por la unidad. Es complejo decirlo y tiene muchos sacrificios, muchas dificultades. Y dos, esperanza; un mensaje de optimismo en medio de las dificultades”.
La lectura que hace el diario apunta a un pedido explícito de los gobernadores para que Juan Manuel Santos y Álvaro Uribe se reúnan.
La idea de un reencuentro podría tener eco en Santos, que en septiembre pasado dijo para Noticias Caracol: “Si me senté con Timochenko, como no me voy a sentar con Uribe”, unas declaraciones que pueden llevarse al terreno de la conciliación o de la acusación en igual medida. En todo caso, agregó “¿cómo no me voy a sentar con el expresidente Uribe o con el presidente Duque?” y dejó claro que el futuro del país depende de la voluntad para llegar a acuerdos y dejar de lado las polémicas.
El último encuentro entre Uribe y Santos se dio hace casi cuatro años en la recordada visita de ambos al papa Francisco, el 16 de diciembre de 2016. En su libro ‘La batalla por la paz’, el premio Nobel de Paz recuerda que ni siquiera en esa cita con el Sumo Pontífice hubo ambiente de reconciliación. De hecho, recuerda que el mismo Papa trató de acabar la reunión anticipadamente por la posición de Uribe frente al proceso de paz y los Acuerdos de La Habana.
“En un momento dado, el Papa me miró con una expresión de desconcierto, como queriendo decir “Esto no funcionó” y, abruptamente, cortó la exposición del expresidente para decirnos que agradecía mucho que hubiéramos ido a verlo y que las puertas del Vaticano y de la Iglesia siempre estarían abiertas para apoyar a Colombia. Con mucha prudencia y diplomacia, dio por terminada la reunión y nos despidió”, reseñó el periodico El Colombiano con base en las páginas del libro.
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