San Martín era gracioso, se llevaba mal con la suegra y estuvo cinco veces a punto de morirse
Como en los futuros chistes viejos, San Martín se llevaba mal con la suegra. También renegaba un poco con Merceditas, una hija un poco desobediente. Era, en general, algo desapegado con la familia. Pero bueno, como tantos que no liberaron América.
Unas “a favor”: era un tipo gracioso. Muy. Se diría que irresistible. Por eso accedió a grosos: Napoleón, el emperador; Honoré de Balzac, el escritor, (dato curioso: murió un día después que nuestro prócer, el 18 de agosto de 1850); Gioachino Rossini, el músico; Luis Felipe I, el último rey de Francia.
Como “celestino”, les presentó esposas al coronel Manuel Olazábal y a Tomás Godoy Cruz, su operador político en el Congreso de Tucumán y luego gobernador de Mendoza. En un caso salió bien, en otro, muy mal.
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