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el club que jamás descendió y que tiene un DT con contrato hasta 2025

En el sur del Conurbano bonaerense parece estar la clave del éxito futbolero en estos días: Defensa y Justicia ganó la Copa Sudamericana al derrotar en el encuentro decisivo a Lanús, Banfield fue finalista de la Copa Diego Maradona, Cañuelas se consagró campeón de la Primera C, Claypole se quedó con el título de la Primera D. A esas alegrías se sumó el lunes la de Tristán Suárez, un club que por primera vez participará en la Primera Nacional y que ostenta el privilegio de nunca haber descendido, al igual que Boca y Yupanqui (aunque el conjunto de Villa Lugano tampoco logró jamás subir de categoría).

El Lechero consiguió el ascenso al derrotar 1 a 0 a San Telmo en la final del Reducido de la Primera B Metropolitana que se disputó en el Libertadores de América. Lo logró en horas muy complicadas para su plantel, ya que siete futbolistas (Mariano Bettini, Franco Quiroga, Ezequiel Melillo, Nehuén Montoya, Kevin Tovani, Sebastián Pérez Assia y Matías Laurino), el entrenador Aníbal Biggeri y el médico Mauricio Ciladi no pudieron estar en el encuentro decisivo por haber contraído coronavirus.

El ascenso llegó después de un cuarto de siglo en la B Metropolitana y quizás en el momento menos pensado, por esas dificultades de última hora y porque el club de Ezeiza no había conformado para esta temporada un plantel tan poderoso como lo había hecho en campañas anteriores en las que se le había colgado el cartel de candidato y había terminando masticando frustración.

Desde que consiguió la afiliación a la Asociación del Fútbol Argentino el 24 de diciembre de 1963 y comenzó a competir en la Primera D al año siguiente (su primer partido fue el 2 de mayo de 1964, cuando perdió 3 a 0 con Piraña en el Gasómetro de Avenida La Plata), Tristán Suárez solo supo mirar hacia arriba, aunque cada escalón le demandó tiempo.

Después de 12 años en la última categoría del fútbol de la AFA, consiguió su primer ascenso en 1975, cuando el equipo dirigido por Horacio Harguindeguy terminó primero en el decagonal final del torneo de la Primera D y luego derrotó por penales a Deportivo Merlo en la final por el título.

El equipo de Tristán Suárez que logró el ascenso de la Primera D a la Primera C en 1975.

El equipo de Tristán Suárez que logró el ascenso de la Primera D a la Primera C en 1975.

La estadía en la Primera C fue incluso más larga: 19 años y medio. En ese período, coqueteó con el descenso en 1993, pero se salvó al batir en un desempate a Atlético Lugano. Sin embargo, después de ese temblor, poco tardó en llegar la alegría: obtuvo el Torneo Apertura 1994, cayó en la final por el título con Temperley (ganador del Clausura 1995), pero se quedó con el segundo ascenso al superar a Berazategui: empató 1 a 1 como visitante en el duelo de ida y se impuso 1 a 0 en la revancha con un gol de Miguel Ángel Leites.

El equipo de Tristán Suárez que ascendió a la B Metropolitana en 1995.

El equipo de Tristán Suárez que ascendió a la B Metropolitana en 1995.

Desde entonces militó en la B Metropolitana y vio pasar algunas chances inmejorables para dar el salto a la B Nacional. En 1997, perdió la final por el primer ascenso ante Defensa y Justicia y luego capituló ante Dock Sud en las semifinales del Reducido. En 2004, cayó en la Promoción ante Unión de Santa Fe. Y en 2014, con Ricardo Caruso Lombardi como entrenador y un plantel de elite para la categoría, fue vencido en la final del minicertamen que definió el tercer ascenso por Villa Dálmine, conducido por Sergio Rondina.

Poco antes de esa última frustración, el Lechero (apodo que debe a que en los años en que el club daba sus primeros pasos, en la década de 1930, el área en la que estaba afincado era una zona tambera) se dio un gran gusto en la Copa Argentina: el 24 de abril de 2013, eliminó a Racing en los 16avos de final con un gol de Federico Barrionuevo. Esa noche en el estadio San Juan del Bicentenario, el equipo vistió una camiseta con un diseño especial, que en el frente tenía una imagen del rostro del expresidente Néstor Kirchner.

Los años de permanencia de Tristán Suárez en la B Metropolitana estuvieron marcados por la influencia en la institución de la familia Granados. Alejandro, el actual intendente de Ezeiza y único jefe comunal que tuvo el distrito desde su constitución en 1995, fue presidente del club en dos períodos.

También estuvieron al mando de la institución dos de sus hijos, Gastón (quien ahora se desempeña como jefe de Gabinete de la Municipalidad) durante 14 años -entre 2002 y 2016- y Alejandro Agustín (fue titular de la Administración Nacional de Aviación Civil entre 2010 y 2015) durante cuatro -1998/2002-. Actualmente, la presidencia está a cargo de Oscar Vergara, un hombre de confianza de los Granados.

Diego Maradona junto a Gastón Granados (derecha) en el palco municipal del estadio 20 de Octubre. (Foto: Juan Manuel Foglia)

Diego Maradona junto a Gastón Granados (derecha) en el palco municipal del estadio 20 de Octubre. (Foto: Juan Manuel Foglia)

Esa omnipresencia de la familia Granados en la institución permitió que Diego Armando Maradona asistiera algunas veces al estadio 20 de Octubre a ver partidos del equipo durante los años en que vivió en un country de la zona. Incluso una vez dio una charla a los jugadores antes de un encuentro que el Lechero le ganó 1 a 0 a Brown de Adrogué en septiembre de 2012.

Más allá de la influencia de los Granados, el cerebro que fraguó el equipo que puso fin a 25 años de estadía en la B Metropolitana fue Aníbal Biggeri. El entrenador que llegó a Tristán Suárez en abril de 2019 (y que tiene contrato hasta diciembre de 2025, una rareza en el fútbol argentino) es un hombre de basta experiencia en el ascenso, primero como ayudante de campo y luego como entrenador principal.

Biggeri (que como futbolista atajó en Argentinos Juniors, Estudiantes de Caseros, Defensores de Belgrano, Deportivo Merlo y Chacarita) fue primero asistente de Caruso Lombardi, con quien consiguió el ascenso a la B Nacional con Tigre en 2005. Luego trabajó seis años junto a José Romero en All Boys, con el que subió desde la B Metropolitana hasta la Primera.

Aníbal Biggeri, el entrenador que llevó a Tristán Suárez a la Primera Nacional.

Aníbal Biggeri, el entrenador que llevó a Tristán Suárez a la Primera Nacional.

Ya como entrenador principal, debutó en Temperley en febrero de 2013. Tras un año al frente del Gasolero, en el que conformó el plantel que terminaría ascendiendo a la B Nacional unos meses después de la mano de Ricardo Rezza, Biggeri asumió en Chacarita, el club con el que había sido campeón de la B Metropolitana como jugador en 1994.

Y con el Funebrero también festejó como DT dos décadas más tarde: en apenas dos meses de trabajo, consiguió el ascenso a la B Nacional en noviembre de 2014, tras derrotar 1 a 0 a Villa Dálmine y terminar primero en la zona A del torneo de la B Metro de ese año.

Luego a Biggeri no le fue tan bien en sus pasos por Atlanta, Los Andes (dos ciclos) y el Deportivo Cuenca de Ecuador. Pero este lunes volvió a celebrar con Tristán Suárez. “Pienso que para pelear cosas importantes, lo más importante es la forma de armar el grupo. Por suerte, el tiempo me da la razón. Tengo un grupo extraordinario y un cuerpo técnico maravilloso”, sostuvo el DT tras la consagración.

El lunes, Biggeri debió seguir por televisión y desde su casa el partido ante San Telmo. En el banco estuvo Horacio Peralta, su asistente principal, y también su hijo Matías, preparador físico del plantel.

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