Cuando Marcelo Tinelli era el conductor de Videomatch, pero empezaba a meter los pies en el plato del fútbol con la compra del Badajoz, Claudio Tapia trabajaba como recolector de residuos. Corría 1998 y Chiqui, vestido con una remera azul que tenía la inscripción “xeneizes” en el pecho, era entrevistado por Diego Korol en España. Hasta allá había ido de vacaciones con un grupo de amigos. “¿Qué compraste, Cabezón?”, le decía el yerno de Hugo Moyano a la cámara mientras fluían las risas grabadas. Otros tiempos, claro. 1 a 1 y risas. Lejos de la guerra fría que entablan hoy, ya a bordo del poder de la pelota, y bajo la atenta mirada del Gobierno.
Tinelli no conocía a Tapia y nadie imaginaba que aquel hincha de Boca sería el presidente de la AFA dos décadas después. Chiqui supo escalar en el mundo del fútbol por su relación con el líder camionero Hugo Moyano, nada menos que su yerno. Desde el Ascenso, como mandamás de Barracas Central, tomó protagonismo tras la muerte de Julio Grondona. Se puso espalda contra espalda con Luis Segura, quien quedó a cargo. Hoy están alejados irremediablemente. El ex presidente de Argentinos Juniors se siente traicionado. Y es íntimo amigo de Alberto Fernández. Entonces, Tapia era su fiel escudero. Y alzó la voz antes de las elecciones de 2015, las del tristemente célebre 38 a 38.
Tapia y Tinelli en el sorteo de la Copa Diego Maradona. (Foto: @AFA)
“La campaña de Tinelli se basa en presiones y prebendas. No podemos acompañar una persona que utiliza estos métodos”, disparó Chiqui en agosto de aquel año, cuando el showman contrató a Ricardo Gil Lavedra, Rodolfo Barra y Jorge Vanossi para que emitan un dictamen sobre los alcances del estatuto. En Viamonte indicaban que el entonces vicepresidente de San Lorenzo no estaba en condiciones de competir en los comicios de diciembre.
Cuentan, incluso, que Tapia se levantó de una mesa que compartieron en la AFA y lo invitó a pelear. Después del grotesco electoral, asumió Mauricio Macri el poder y le encomendó a Daniel Angelici el armado de la nueva AFA. Mientras tanto, se hizo cargo la Comisión Normalizadora que impulsó FIFA. El ex presidente de Boca ungió a Tapia y Tinelli se hizo cargo de la Superliga, una entidad autónoma que intentaba copiar a La Liga, el modelo español que tenía como objetivo final darle paso a las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) y no funcionó.
La salida de Macri de la Rosada y la llegada de Alberto Fernández cambiaron la dirección del fútbol, pero Tapia sobrevivió en el histórico sillón de Don Julio. La prioridad del kirchnerismo era “terminar con el doble comando”. La Superliga se transformó en la Liga Profesional pero bajo la órbita de la AFA. Entonces, empezó la disputa por los derechos de TV.
Las cabezas de la AFA y de la Liga Profesional el día de la triste imagen de Maradona en cancha de Gimnasia. Foto: AFP.
Tinelli jugó una ficha fuerte con TNT, Tapia lo siguió, al punto de dar por terminada la relación comercial con Fox Sports, ahora en manos de Disney, a pesar del contrato vigente hasta 2023, pero desde Estados Unidos se bajaron de la pulseada por la negociación. Turner suele compartir los derechos con otras empresas, entre ellas Fox. La propuesta de 55 millones de dólares que acercó Alberto Pierri, ex presidente de la Cámara de Diputados y propietario de Telecentro S.A., tampoco prosperó. La había acercado el presidente de San Lorenzo. Fundamentalmente, porque Chiqui se tragó el orgullo y aceptó volver a sentarse con las autoridades del canal del ratón Mickey. El nuevo vínculo, de 45 millones de dólares, fue celebrado por los dirigentes de los clubes.
No obstante, la mirada que tienen del presidente de la AFA en Balcarce 510 está lejos de generar aplausos. A pesar de que durante toda la pandemia hizo los deberes, prestó el predio de Ezeiza y se encolumnó detrás de la política sanitaria, el kirchnerismo lo mira de reojo. La semana pasada trascendió que se habló de Chiqui en una reunión que el Presidente tuvo con Santiago Cafiero (jefe de Gabinete), Sergio Massa (presidente de la Cámara de Diputados), Wado de Pedro (ministro de Interior) y Máximo Kirchner (mandamás del bloque del Frente de Todos).
Fernández tildó de “impresentable” el manejo de la AFA. Fue justo después de que Tapia pidiera el regreso del público visitante a las canchas en un “33%” y le mandara una serie de cartas a los gobernadores de las provincias con equipos en Primera División. Desde el Ministerio de Turismo y Deportes, a cargo de Matías Lammens, dejaron claro que no es posible. En el Gobierno se molestaron porque “se cortó solo”, sintieron que pasó por encima a todo el Poder Ejecutivo. Fue una gota que rebasó el vaso de la paciencia.
Tapia y Tinelli con otros dirigentes (Russo, Rapisarda y Blanco), saliendo de la Casa Rosada la noche del velorio de Maradona.
También habían pesado las quejas públicas que hubo de Jorge Capitanich, gobernador de Chaco y presidente de Sarmiento de Resistencia. El dirigente, aliado político K y ex jefe de gabinete durante el último gobierno de Cristina, se quejó del arbitraje contra Deportivo Maipú y le apuntó al mentón a Pablo Toviggino, presidente del Consejo Federal y secretario ejecutivo de la presidencia de la casa madre del fútbol. Habló de una estrategia “a nivel nacional para generar perjuicios”.
Toviggino tiene sus lazos políticos en el interior. Aunque nació en Rosario, se radicó en Santiago del Estero, donde gestó una amistad con el gobernador Gerardo Zamora. No es casual que Guillermo Raed, presidente de Mitre, haya llegado a la vicepresidencia tercera de la AFA. Se trata del dueño de gaseosas Secco, que patrocina a unos 80 clubes de todo el país. Tampoco es coincidencia que la Provincia sea la sede del partido entre Racing y River por la final de la Supercopa Argentina y que la Selección sea local con Uruguay por las Eliminatorias, todo en marzo. En dos años, además, Santiago del Estero logró tres plazas en el fútbol grande: Central Córdoba (Liga Profesional), Mitre y Güemes (Primera Nacional).
El jefe de gabinete de Tapia tiene diálogo con Massa, pero Fernández siempre quiso que el interlocutor sea Lammens. De cualquier modo, las críticas que recibió Chiqui en la mesa chica del Gobierno no pasaron inadvertidas. ¿Será por eso que se sacó una foto con Gregorio Dalbón, abogado de Cristina? Se juntaron la semana pasada en Viamonte pero por cuestiones vinculadas a la CEAMSE, donde el jefe de la AFA es vicepresidente. Eso sí, aprovechó la ocasión para sacarse una foto con Dalbón y subirla a Twitter. Quería mostrar cercanía con el kirchnerismo. A Máximo no le gustó nada.
Tapia frente a los micrófonos, detrás los dirigentes.
Hay una situación que llegó a oídos del Gobierno y tiene que ver con la Asamblea de Representantes virtual que se desarrolló en mayo del año pasado y renovó la conducción de Tapia al frente de la AFA a partir de octubre de 2021 hasta el mismo mes de 2025. Sin embargo, en los papeles, el mandato inicial se computaba desde marzo de 2017 a marzo de 2021. De este modo, habría un período de acefalía entre marzo y octubre de este año. Ese gris le daría al Ejecutivo la posibilidad de intervenir en la interna de Viamonte a través de la IGJ (Inspección General de Justicia), donde hay un expediente abierto desde hace 10 meses y sin resolución. ¿Jugará esa carta?