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el día en que la Nascar dejó la tierra para volver medio siglo después

El 16 de febrero de 1997, el Turismo Carretera se despidió de la ruta, esa que marcó su esencia, cuando Lalo Ramos ganó en el semipermanente de Santa Teresita. Casi un cuarto de siglo después, solo los románticos de aquel TC podrían imaginar una carrera rutera en 2021. No ocurre lo mismo en Estados Unidos, donde la Nascar volvió a la tierra 51 años después de su última vez.

El polvo se había asentado en los circuitos sureños en los que la categoría más importante de Stock Car del mundo se había iniciado a principios del siglo XX. Un poco más al norte de la tierra colorada de las Carolinas y de la arena de Daytona Beach que marcó el comienzo oficial en 1948, se disputó la Food City Dirt Race en Bristol.

No fue en una pista de tierra existente. Al contrario, el espectáculo fue montado en el óvalo Bristol Motor Speedway, que requirió de 17.500 metros cúbicos de arcilla roja especialmente seleccionada. Y ni la lluvia torrencial pudo evitar que, un día después de lo previsto, Joey Logano reemplazara a Richard The King Petty -el piloto más laureado de la historia de la categoría- como el último ganador de la Nascar sobre tierra.

En el State Fairground Speedway, que en 1955 había recibido su primera carrera de Nascar sin poder completarla por la lluvia, Petty cerró una era que se creía terminada. “Era solo una pista de tierra vieja y áspera donde todo lo que habían hecho era correr caballos a su alrededor”, describió The King a aquel circuito ubicado en Raleigh, Carolina del Norte.

Joey Logano en su camino hacia la punta de la primera carrera sobre tierra del siglo XXI. Foto: Prensa Nascar

Joey Logano en su camino hacia la punta de la primera carrera sobre tierra del siglo XXI. Foto: Prensa Nascar

La última vez no era la última

En aquella carrera, Richard Petty tomó la delantera tras salir de boxes en la vuelta 89 en su Plymouth Road Runner de 1970 por delante de Benny Parsons, que había liderado entre la 14 y la 88. Además de su victoria número 117, el entonces piloto de 33 años embolsó un premio de 1.100 dólares, muy distinto a los valores que se manejan actualmente, cuando el ganador de la Carrera de las Estrellas se lleva un millón. Bobby Isaac, quien se había quedado con una de las tres carreras sobre tierra de esa temporada, fue tercero, detrás de Neil Castles.

“Muchas veces en tierra, el conductor recupera más de lo que puede en asfalto porque los autos corren de lado, chocan contra agujeros y todo eso. Sobre asfalto, siempre tenían un surco, tal vez en el medio, tal vez afuera. Pero en tierra, puedes ir a cualquier lugar que necesites para correr rápido. Fue más un desafío. Lo divertido fue correr sobre tierra”, valoró el heptacampeón Petty, que obtuvo 30 de sus 200 victorias en la tierra, récord que no le alcanzó para superar a su padre, Lee Petty, el más ganador con 42.

Richard Petty, con su sombrero texano característico, durante una carrera en 2020. (AP Photo/John Bazemore)

Richard Petty, con su sombrero texano característico, durante una carrera en 2020. (AP Photo/John Bazemore)

La tierra era parte de la historia. Entre el 19 de junio de 1949 en el Charlotte Speedway y el 30 de septiembre de 1970 en Raleigh se habían disputado 489 carreras de la Cup Series en pistas de tierra. Pero lo que había comenzado con 40 pruebas por temporada -registradas en 1959 y 1960- terminó con solo tres en la última. “Fue el fin de una era”, dijo categórico Petty, ganador de dos de esas tres, en aquella entrevista con el sitio de la Nascar.

La seguridad fue la principal razón por la que fueron descartadas esas pistas de tierra y se les abrió camino a las pavimentadas, más modernas y amplias. Pero no la única. En 1971, desembarcó en la Nascar la tabacalera R.J. Reynolds Tobacco Company y la suciedad no era la imagen que quería proyectar.

La era moderna de la categoría había comenzado y con ella su popularidad, de la que gozó por tres décadas. En 2005, la revista Fortune lo proclamó como “el deporte de más rápido crecimiento en Estados Unidos”. Empujado por pilotos carismáticos, rivalidades en la pista y patrocinadores dispuestos a inyectar millones, la Nascar era el espejo en el que todos querían mirarse.

Sin embargo, un día la audiencia bajó y los mejores pilotos se retiraron. Muchos se quejaron de que las carreras eran aburridas, incluso apuntándoles a la seguridad de los autos. Empezaron, entonces, a preguntarles a los fanáticos qué quieren. “Las carreras de tierra siempre han estado en esa lista”, confirmaron los ejecutivos del Bristol Motor Speedway, lugar en el que la tierra volvió a volar después de 51 años.

Pero no eran los únicos intereses que importaban. Para entonces, Fox -la cadena dueña de los derechos de transmisión- ya le había pedido a la Nascar incorporar un evento de tierra en el calendario.

El resumen de la carrera en la que la Nascar volvió a la tierra

Fue en Bristol, en un escenario creado especialmente, y la ganó Joey Logano.


De nuevo a la tierra

Una plaza de toros; 17.500 metros cúbicos de tierra; un científico llamado Dr. Dirt que analizó cuidadosamente qué polvo era el más parecido a aquel usado el siglo pasado. Los organizadores montaron un experimento para convertir su Bristol Motor Speedway en una pista de tierra como las de antaño, un trabajo que les llevó los meses de enero y febrero.

“Cuando los funcionarios de Bristol decidieron transformar su óvalo de concreto, visitaron varias pistas de tierra en todo el país para aprender todos los matices detrás de la tierra”, dijo Steve Swift, vicepresidente de operaciones y desarrollo de Speedway Motorsports, propietaria del circuito de Bristol.

Fue él quien viajó a 18 lugares distintos en un radio de 240 kilómetros para encontrar el polvo rojo nativo de Tennessee, tomó muestras y se las envió a “un caballero de California con el sobrenombre de Dr. Dirt” para que las analizara. Se trataba de Ed Davis, un científico, agricultor y fanático de las carreras de tierra que redujo a tres tipos de tierra las necesarias para la nueva pista.

Así, primero se extendió una capa de aserrín en las 0.533 millas (8 kilómetros) del óvalo. Luego, 2.300 camiones arrojaron los tres componentes de tierra: sobras de la pista de Bristol de 2000-2001, muestras de una zona de Bluff City y, por último, una fina capa superior extraída de la cima de la colina del campamento Gentry Campground, que ayudó a nivelar un tazón con una inclinación de 30 grados que no hizo más fácil el trabajo.

Si bien la pandemia de coronavirus redujo la capacidad del circuito a 40 mil espectadores, las entradas se agotaron en unos días. Y aunque la lluvia torrencial se entrometió y postergó la cita, el lunes se disputó la primera carrera sobre polvo de la Nascar después de 51 años.

Kyle Larson, con experiencia en la superficie y dueño de 43 triunfos en la temporada pasada, era el favorito con probabilidades de 5-2. Sin embargo, un accidente en la vuelta 51 que dejó afuera a Christopher Bell y Ross Chastain dañó su Chevrolet número 5 y lo postergó en la carrera, que ganó Joey Logano.

A bordo del Ford No. 22 de Team Penske, quien había protagonizado un temible incidente un mes atrás en Daytona lideró 61 de las 253 vueltas y cruzó la meta con 0.554 segundos de ventaja para su primera victoria en la temporada 2021, que ya tiene a siete ganadores distintos.

Joey Logano, un mes atrás en Daytona. Foto AFP

Joey Logano, un mes atrás en Daytona. Foto AFP

“¿Qué tal Bristol sobre tierra? Esta es una pista increíble, increíble, un gran trabajo de todos los que prepararon la pista. Evidentemente, mucho trabajo por acá los últimos días por la lluvia. No hay nada como ganar en Bristol, pero poner tierra y ser el primero en hacerlo es realmente especial”, destacó quien sumó su tercera victoria en Bristol y la 27° en la Cup Series.

Con el recuerdo de la tierra todavía en los parabrisas -también críticas porque por el polvo se redujo la visión- y a la espera de la próxima fecha, el 10 de abril en el óvalo asfaltado de Martinsville Speedway, la Nascar confirmó que en 2022 reaparecerá la tierra en Bristol en una fecha a confirmar, aunque adelantaron que formará parte del calendario de primavera de Estados Unidos.

Además, este 2021 todavía regalará un fin de semana de tierra cuando las pickups -pioneras en volver a esta superficie en Eldora 2013- corran en el Knoxville Raceway (Iowa), el 9 de julio, por la categoría NASCAR Gander RV & Outdoors Truck Series, la tercera en importancia.

Mientras tanto, entre los fanáticos argentinos la pregunta se repetía en las redes sociales: ¿el experimento en la categoría madre de los autos de serie ayudará a un regreso del TC a un circuito rutero? ¿O ese es un espejo en el que mejor no mirarse?

MFV

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