Paris quiere ser una fiesta. Ahora con este PSG que es innegable protagonista de la más jerarquizada competición de clubes, la Champions universal. Ya no le alcanza con llegar hasta la puerta. Ahora tiene que cruzarla. Eso lo dejó claro en la eliminatoria contra el Bayern Munich para acceder a estas semifinales que se avecinan. Se cargó a su verdugo de la última final, incluso dejó en el camino al Barcelona que siempre es favorito. Y va por más. Y lo hace con impronta argentina.
En el banco está sentado Mauricio Pochettino. Aquel pibe al que Marcelo Bielsa descubrió una madrugada en Murphy para ser marcador central de Newell’s. Tenía apenas 18 años cuando lo hizo debutar. Ahora, tanto tiempo recorrido, ya le dicen El Sheriff. Es todo mérito de su camino andado.
Heredero confeso de la escuela de Bielsa se supo ganar un nombre propio y una historia propia. Hoy Pochettino es un entrenador de élite. Y es él quien ahora procura llevar a este PSG de millones a lo que nunca consiguió en su historia: La Orejona.
Pochettino y Mbappe, felices, tras eliminar al Bayern Munich, defensor del título.
La derrota por 1-0 como local, tras un partido con muchos encantos, dejó la serie 3-3 y la clasificación para los parisinos.
“Las mejores ocasiones tanto en la ida como en la vuelta fueron para nosotros”, declaró el entrenador del PSG.
“Aunque allá ganamos, quizás el Bayern fue un poco mejor. Hay circunstancias increíbles que no se pueden explicar, eso es el fútbol. No hay ningún tipo de revancha. Estamos enfocados en ayudar al PSG a lograr su objetivo”, dijo el argentino, sonriente, pero lejos de la jactancia.
Pochettino llegó al club de la capital de Francia en enero para reemplazar a Thomas Tuchel, quien después se hizo cargo del Chelsea, clasificado también para semifinales al eliminar al Porto. Se van a ver las caras, tal vez…
“Es bonito compartir este momento de felicidad. Estaba viviendo tranquilamente en mi casa de Londres, me faltaba esta adrenalina“, dijo sobre su vuelta a su condición de técnico.
“Juegas al más alto nivel en la competición más importante a nivel mundial… Hemos hecho un muy buen partido, una pena que no hayamos ganado”, señaló -tal como indica la agencia AFP desde el lugar de los hechos- sobre la derrota que alcanzó para la clasificación frente al defensor del título y vigente campeón del Mundial de Clubes de la FIFA.
Hubo más argentinos en el avance del equipo francés. Ahí estuvo Leandro Paredes en el mediocampo, impecable en cada pase, dueño del mediocampo, bravo al momento de la resistencia final. Ahí estuvo también Angel Di María, una de las figuras de este recorrido del PSG, ya líder que -a diferencia de otros tiempos- le pone palabras al asunto. “Pasamos porque fuimos mejores”, señaló tras el encuentro en el Parque de los Príncipes, allí donde ya es una suerte de príncipe.
Los dos son soldados inclaudicables de este PSG que vuelve a asomarse a su obsesión y a la de sus dueños, la familia real de Qatar. En la sonrisa de Kylian Mbappé y en su abrazo con Pochettino estaba contada la circunstancia en ese desenlace del encuentro entre dos gigantes.
Ahora, como dijo el entrenador, es cuestión de ir por todo. El tiempo dirá. La voluntad de hacer historia quedó clara que está presente.
