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Alto se clasificó y se sumó a Cifuentes

Tokio 2020 será especial para el tenis de mesa argentino, que después de la ausencia de Río 2016 volverá a unos Juegos y tendrá, por primera vez en 13 años, dos representantes en la competencia de singles. Los abanderados nacionales en la capital japonesa serán Horacio Cifuentes y Gastón Alto, que vienen haciendo historia juntos desde hace un tiempo y ahora vivirán por separado sus primeras experiencias olímpicas. Aunque el disfrute será compartido.

“Conseguimos muchos resultados importantes a nivel mundial como pareja. Y tenemos una gran relación de convivencia, de compartir torneos, alegrías y tristezas. Estoy contento de que se nos haya dado a los dos. A lo mejor no era lo mismo estar solo en Tokio que compartir esta experiencia con Horacio”, reflexionó Alto en charla con Clarín, a días de asegurar su plaza.

Lo consiguió en el Clasificatorio Latinoamericano de Rosario, en su segunda oportunidad y días después de que Cifuentes ganara su cupo. Los dos llevaron a 148 el número de argentinos con lugar asegurado en la cita nipona

“Hubieron dos clasificaciones. En el primer torneo tuve una llave más accesible, pero perdí en el segundo partido. En el segundo me había tocado una llave de la muerte, entonces de entrada me puse mal. Pero elegí ir paso a paso y se me fueron dando las victorias. Fue una semana de mucha presión, muy intensa, si dormía dos horas seguidas era mucho”, comentó el mendocino. 

Cifuentes afirmó: “Era un torneo complicado, de mucha presión, la única oportunidad de clasificación a los Juegos. Pero yo lo llevé muy bien. Me sentí con mucha firmeza mental, lo que es vital, y mucha confianza en mi juego. Me convencí de que era mi momento y el objetivo no se me fue nunca de la mente. La verdad, nunca me había sentido en el nivel en el que jugué”. 

Alto, de 35 años, comenzó a jugar al tenis de mesa a los seis siguiendo los pasos de su hermano Matías -entrenador del seleccionado junto a Gustavo Levisman- en su Mendoza natal. A los nueve disputó su primer sudamericano y desde entonces, integró los seleccionados de todas las categorías hasta llegar a la mayor, a los 16. 

Cifuentes, que nació en Berisso hace 23 años, dio sus primeros pasos en este deporte en un club de La Plata. Cuando tenía 17, entendió que, si quería generar un salto de calidad en su juego y llegar a un nivel para competir con los mejores, tenía que buscar nuevos rumbos. Entonces armó las valijas y se mudó a Europa.

“Los países asiáticos dominan este deporte, pero después todo pasa por Europa. La experiencia de jugar allá me ha brindado mucha competencia y mucho roce internacional con buenos jugadores, algo que en Argentina es imposible de encontrar”, comentó el berissense, 75° del ranking mundial. 

El mendocino, que también hace cuatro temporadas apostó por llevar su talento al Viejo Continente, coincidió. “La mayoría de los jugadores del máximo nivel y de las competencias que suman puntos para el ranking están en Europa. Es clave poder jugar allá, porque además en Argentina no hay una liga competitiva y rentable. Y más allá del apoyo del ENARD y las becas, para costearte mejor la carrera, lo mejor es competir allá”, aseguró quien se ubica 98° en la clasificación de la ITTF.

Cifuentes vive y entrena en Porto, Portugal. Entre 2017 y 2020 jugó en la liga de España. Y para la temporada 2021, se unió al Amiens de la Liga Pro B (segunda división) de Francia. Alto pasó por un club de la primera división de Austria y luego estuvo tres años en la cuarta división de Alemania. Hoy está buscando un nuevo club, más cerca de Portugal, porque desde finales del año pasado entrena en un centro de alto rendimiento de ese país.

Alto y Cifuentes ganaron la plata en dobles masculino en los Juegos Panamericanos de Lima. Foto Instagram @horaciocifuentes

Alto y Cifuentes ganaron la plata en dobles masculino en los Juegos Panamericanos de Lima. Foto Instagram @horaciocifuentes

En Europa, los dos potenciaron sus talentos. Y cuando la vida los cruzó en el seleccionado, armaron una sociedad que ya le regaló al tenis de mesa argentino varias alegrías.

Juntos, por ejemplo, ganaron la medalla dorada en dobles y el bronce por equipos en los Juegos Sudamericanos de Cochabamba 2018; la plata en la competencia de parejas en el Panamericano de Santiago de Chile de ese mismo años; las platas en dobles y por equipos en Lima 2019 y el oro en el Panamericano de Asunción, a finales de esa temporada. Ahora se viene Tokio.

Una preparación diferente

El año pasado, Cifuentes y Alto se acompañaron a la distancia durante la pandemia que los obligó a entrenar en sus casas durante cuatro meses.

“De marzo a junio, entrené en un espacio de dos por dos con una mesa y un robot lanzapelotas. No es lo normal, pero me salvó. En junio pude ir a Mendoza, que tenía los clubes abiertos y tiene varios jugadores buenos; y armamos un buen grupo de entrenamiento”, recordó Cifuentes.

Alto contó: “Estaba compitiendo con Horacio en Polonia cuando se canceló el torneo y volvimos rápido a Argentina antes de que cerraran las fronteras. Llegué el 14 de marzo a Mendoza y el 15 corrí los muebles del departamento en el que vivo con mi hijo, puse una mesa, el robot y me puse a entrenar solo. Él hizo lo mismo. No la pasamos bien, pero teníamos que estar preparados por si se decidía que se hiciera el preolímpico. Tuvimos que esperar un año más de lo que pensamos, pero valió la pena”.

El sacrificio que hicieron en 2020, en medio de la pandemia, hizo que la clasificación a Tokio tuviera un gusto especial. “Mucha gente no estuvo entrenando porque no tenía las condiciones. Yo tampoco, pero me las rebusqué porque sabía que no podía parar. Por eso esta clasificación tiene un mérito extra”, aseguró el berissense.

“Es un mimo para nosotros y para mucha gente. Hay mucha tristeza en el mundo, nadie la está pasando bien. Y en los últimos días me escribió mucha gente que conozco y mucha que no conozco diciéndome que le hemos dado una alegría. Eso me pone muy contento”, reflexionó el mendocino.

Ese contexto extraño en el que tuvieron que prepararse para el clasificatorio de Rosario también explica lo efusivo de los festejos de los dos jugadores tras asegurar sus boletos a Tokio.

“Los primeros diez o quince minutos después de asegurar el cupo sentí una euforia tremenda, un sentimiento único, muy fuerte. Pocos atletas tienen el privilegio de ser olímpicos. Saber que lo logré me llena de orgullo y satisfacción, por todo lo que trabajé para estar acá y por todo el sacrificio de estar lejos de casa tanto tiempo, solo en Europa, algo que a veces se hace muy difícil”, comentó Cifuentes.

“Este es el logro más grande de mi carrera. Es todo para mí. Un Juego Olímpico es lo único que me falta jugar. Cuando la conseguí, fui a abrazar a mi hermano porque perseguimos esto muchísimos años y no se había dado. Encima este año cumplo 36 y sentía que podía ser mi última chance, que se me pasaba el tren”, contó Alto. “Fue un desahogo y una emoción enorme”.

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