La historia dirá que un 23 de mayo de 2021 un hombre de 50 años ganó uno de los Majors del golf mundial. Podríamos ponerle cualquier adjetivo a este triunfo de Phil Mickelson y todos tendrían sentido: impensado, increíble, histórico, colosal. Cada uno encontrará el que más le guste. Lo cierto es que es la historia más impactante del deporte en 2021. Si no fuera un año olímpico, me animaría a decir que no habrá otra igual. Una historia que solo podrá ser superada si el zurdo llegara a ganar el US Open.
Mickelson logró su primer torneo en el PGA Tour cuando era un amateur, alumno de la Universidad de Arizona. Sucedió hace poco más de 30 años, cuando el mundo empezó a descubrir que había un zurdo que pintaba para fenómeno. Un año mas tarde, terminó sus estudios, se hizo profesional y comenzó una carrera que lo llevó a ganar 45 torneos, 6 Majors y un merecido lugar en el Salón de la Fama. En 2013 logró el Open en Escocia y por un largo tiempo parecía que esa iba a ser su ultima victoria.
Su juego había empezado a decaer y con diferentes dietas se puso a fortalecer su cuerpo. Cambió de entrenador un par de veces, dejó a su caddie de toda la vida y su hermano Tim tomo el lugar en su bolsa. Se dedicó a tratar de alargar la pegada para competir con los más jóvenes, pero nada de eso parecía darle resultado hasta que la victoria volvió en México, a comienzos de 2018. Sumó otra en Pebble Beach en 2019, pero ese pareció el final. Empezó a no pasar los cortes y cuando jugaba el fin de semana terminaba muy retrasado. Hasta que en junio de 2020 cumplió 50 años.
Brazos arriba, Phil Mickelson celebra el hoyo 18 con la gente: pocos jugadores generan ese magnetismo con el público.
Foto: Geoff Burke-USA TODAY Sports
Lo que ocurrió en la pospandemia fue más de lo mismo, tanto que decidió empezar a probar suerte en el circuito de mayores de 50, donde ganó rápidamente. El comienzo de 2021 no fue muy diferente y en los 14 torneos que había jugado antes de llegar a Kiawah tenía un puesto 21 como su mejor actuación y había fallado el corte en 6 oportunidades. Pero yo les dije que éste es un juego inentendible y se vio una muestra más. Nadie en su sano juicio hubiera apostado un dólar por Mickelson, que al comenzar la semana pagaba 500 a 1 en Las Vegas.
Llegó al domingo con uno de ventaja y los nervios lógicos que se tienen cuando un deportista se enfrenta a un gran momento en su carrera. El comienzo de la ronda final para el último grupo fue el más extraño que me ha tocado ver en mi vida. Nadie parecía controlar los nervios y la punta cambiaba en forma constante. Mickelson hizo magia en el 2 desde atrás del green y lo volvió a repetir en el 5 al embocar desde la arena, pero enseguida perdió la ventaja en el 6.
Mickelson en el hoyo 15 durante la final del PGA Championship.
Foto: David Yeazell-USA TODAY Sports
A partir de ese momento, Mickelson no cometió ningún error más hasta terminado el 12, mientras que sus rivales Koepka y Oosthuizen ejecutaban una sinfonía de equivocaciones. Con 6 hoyos por jugarse, todo estaba en manos del zurdo, pero cerrar un campeonato les aseguro que no es nada fácil. Al agua en el 13 y falló un putt corto en el 14. Eran los primeros síntomas de los nervios de Mickelson. El campeonato tomó otro color.
Fue a partir del 15 que el ganador mostró toda su jerarquía. Sacó la varita mágica para pegar un tercer golpe genial en el 16, lograr birdie y ponerse con tres de ventaja y dos por jugar. Sólo había que pasar el 17 y esperar que Oosthuizen, jugando en el grupo de adelante, no lograra birdie en el último. Pegó un gran hierro en ese par 3 y tuvo la mala suerte de que la pelota picara en una bajada para terminar en un lugar imposible. Se fue con el bogey que lo dejó con dos golpes de luz con respecto a Koepka, que jugaba con él. Adelante el birdie no apareció, Mickelson alcanzó el green con su segundo tiro y cuando Koepka no embocó su putt, el PGA Championship ya era del zurdo.
El final con el público invadiendo el fairway del 18 habla a las claras de lo que produce Phil Mickelson en la gente. Es uno de los grandes ídolos del golf en Estados Unidos y escribió una historia impensada, transformándose a los 50 años en el ganador de más edad en un Major, en la cancha más larga en la historia de los grandes campeonatos.
23 de mayo será recordada como la fecha histórica en la que Phil Mickelson logró el PGA Championship con 50 años.
Foto: AFP
Es cierto que en su carrera habrá casilleros que quizás nunca se llenarán. Nunca fue número uno del mundo. Nunca fue jugador del año en el PGA Tour. Nunca ganó la Fedex Cup. Nunca quedó primero en la lista de dinero ganado, que era como se medía el éxito hasta 2007 en el Tour. Y no pudo alzar jamás la copa del US Open (salió 6 veces segundo). Esto puede cambiar ahora, porque la victoria le dará la chance de poder jugar ese torneo hasta 2025. Y creo que nadie se animará a apostar en contra del zurdo cuando en cuatro semanas el campeonato se dispute en San Diego, ciudad natal de Mickelson.
En algunos años, los fríos libros de historia contarán que un hombre de 50 años ganó el PGA Championship, pero para los que no lo vivieron, será imposible tener dimensión de lo que sucedió esta semana en Kiawah Island. En pocas semanas nos volveremos a encontrar cuando otra cancha sobre el mar, esta vez será sobre el Pacífico, reciba a los mejores del mundo para el US Open. Hasta ese momento no habrá otro tema que el inolvidable triunfo de Phil Mickelson.