Nueva York, 16 oct (EFE).- El papel asignado a la mujer como sostén de la familia sigue siendo el principal freno para su presencia en la esfera pública, ya sea la política o la de los negocios, opina la estadounidense Gloria Steinem, un icono del feminismo que el próximo viernes recoge el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades.
En entrevista telemática con Efe, Steinem, de 87 años y considerada una de las fundadoras del feminismo moderno, admite que sigue anclada en muchas culturas “la idea de que la toma de decisiones es cosa de hombres y de un particular grupo de hombres”, pero insiste en que la mujer sigue ausente de distintos espacios de poder “porque en el fondo las mujeres siguen encargadas del cuidado de los hijos más que los hombres”.
Y aunque el covid significó para muchos hombres quedarse en sus casas y darse cuenta de lo que significa criar a los hijos, las cosas no cambiarán hasta lograr “igualdad en la paternidad, y mayor responsabilidad pública para con los niños”, lo que puede lograrse con un programa más ambicioso de guarderías y centros de cuidado infantil.
“Es en parte la razón de que la tasa de natalidad esté bajando -apuntó-: porque si a una le dan a elegir entre maternidad y humanidad plena, serán pocas las que elijan maternidad”.
EL LEGADO DE TRUMP Y LAS RESTRICCIONES AL ABORTO
Steinem no oculta su antipatía por el expresidente Donald Trump, un hombre “tan tendencioso contra la mitad femenina de la población, contra la gente de color, en realidad contra todo el que no sea rico”, pero cree que su llegada al poder “supuso una advertencia, que probablemente nos hacía falta”, apunta.
Esa advertencia se explica porque, en su opinión, Trump es “un accidente de la historia”, pero “representa a algo así como un tercio de la población (americana) que parece resentida contra los movimientos de justicia social que han trabajado por una vida más igualitaria, sin importar raza, género, sexualidad o clase”, y si llegó al poder fue “por la baja participación electoral”.
En cuanto a la controversia actual por las restricciones que el estado de Texas ha impuesto al aborto -una de sus luchas más constantes en su vida, habiendo ella misma abortado a los 22 años-, Steinem se mostró optimista porque los legisladores de ese estado “no representan la visión mayoritaria en Texas” y en ese sentido no pueden poner freno a una tendencia mundial de liberalizar el aborto.
“Desde la India hasta África o Inglaterra, todos están perplejos de que esto (restringir el derecho al aborto) sea posible aquí, incluso en el estado de Texas”.
LAS RELIGIONES Y EL PATRIARCADO
Preguntada sobre si las grandes religiones (el cristianismo y el islam) son compatibles con el feminismo, Steinem, de familia judía, no quiso cargar contra esos grandes credos y recordó que figuras como Jadiya (la esposa del profeta Mahoma) o María Magdalena, de gran importancia histórica, han sido personajes intencionadamente opacados por la tradición patriarcal musulmana y cristiana, respectivamente.
En este sentido, dijo que habría que plantear la cuestión de otro modo: “cómo las políticas de raza, sexo y clase han cambiado esas grandes religiones que hemos heredado” y hasta qué punto podría haber sido de otra manera.
LAS NUEVAS IDENTIDADES SEXUALES
Con respecto a si las crecientes reivindicaciones sobre nuevas identidades no binarias y si de alguna manera chocan con las reivindicaciones feministas clásicas, Steinem se mostró en desacuerdo: “Básicamente, todos tenemos derecho a tomar decisiones sobre nuestra propia naturaleza física y definirnos a nosotros mismos”, y “en el momento en que empiezas a dictar (opciones) a los demás, no estás apoyando su propia determinación”.
Tampoco rehuyó la polémica sobre la “cultura de la cancelación”, una especie de boicot cultural y social a quien no se muestre políticamente correcto según estándares entendidos como progresistas: para Steinem, “el pico de la cultura de la cancelación ya pasó, fue hace años, y creo que ha sido gracias a la web, en el sentido en que la gente ahora es capaz de expresarse individualmente y llegar a miles y millones”.
EL SIGNIFICADO DEL PREMIO
Gloria Steinem, que nunca antes ha estado en España, dice que recibió la noticia del Princesa de Asturias como “un enorme regalo absolutamente inesperado”, que le permite “sentirse conectada de manera positiva, después de este año (pasado) en el que estábamos tan negativamente conectados”.
Aunque no quiso dar lecciones sobre feminismo, dijo que las grandes batallas que tienen por delante las mujeres son aquellas que tocan al mayor número de personas, y citó: “La capacidad de una mujer de sentirse segura de asaltos o violaciones, el poder de dar o no dar a luz y de elegir lo que desean hacer con sus cuerpos” y, en suma, romper las restricciones impuestas contra la libre determinación.
Javier Otazu