Tras un partido que tuvo de todo menos goles y se definió en los penales, Palmeiras ya está en semifinales de la Copa Libertadores y a un paso -en partidos de ida y vuelta- de jugar su tercera final consecutiva. El equipo de San Pablo, bicampeón de la competencia más importante del continente, pasó con tinte épico: en la ida perdía por dos tantos y logró igualarlo; en la vuelta sufrió dos expulsiones pero llegó a la definición desde los doce pasos y ganó el cruce.
La definición fue tensa. Hulk se encargó del primero de la serie. Ensayó una corrida particular y la cruzó a la izquierda del arquero. Raphael Veiga empató con un zurdazo a la derecha de Éverson. Nacho Fernández, no falló: pateó al medio y con el arco libre porque el arquero había elegido un costado. Gustavo Gómez corrió recto a la pelota y la acomodó con un movimiento del tobillo la puso junto al palo derecho.
Con la serie empatada en dos, Jair no se asustó y la clavó junto al ángulo derecho de Weverton que, aunque se esmeró, no pudo ni tocarla. Zé Rafael, con clase, también adentro. El arquero de Palmeiras estuvo cerca de sacársela a Sasha, pero no alcanzó. Piqueréz se acomodó con la zurda y parecía que la iba a poner suave, pero en cambio sacó un fierrazo inatajable.
Los últimos dos penales de la serie mantuvieron la tendencia. Junior Alonso, sacó un tiro cruzado su derecha y el arquero se tiró hacia el otro costado. Rony con toda la presión de meterla y seguir pateando o fallar y quedar afuera, la puso a media altura y festejó. En el mano a mano, se desmoronó todo para Mineiro: Rubens fue el primero y el único en fallar Weverton adivinó la punta y en el siguiente tiro, Murilo Cerqueira desató la locura y ahora Palmeiras espera por Paranaense o Estudiantes, que definen este jueves en La Plata tras el 0 a 0 de la ida.
El Verdão logró soportar la presión del Galo pese a haber jugado con uno menos desde los 29 del primer tiempo, cuando el mediocampista Danilo vio la roja por una entrada durísima contra Matías Zaracho. Los ocho minutos finales, fueron peores: jugó con nueve luego de que Gustavo Scarpa viera la roja por un pisotón sobre Allan.
El campeón brasileño, en tanto, perdió al chileno Eduardo Vargas cuando se jugaban seis desde el final del tiempo reglamentario, tras recibir la segunda amarilla en el partido.
La expulsión de Danilo, concretada tras una revisión del árbitro colombiano Wilmar Roldán en el VAR, fue un doble golpe para el DT Abel Ferreira: su equipo quedó con diez ante un rival con un plantel feroz y perdió a un hombre vital en la recuperación. El portugués sin embargo suplió esa ausencia al reorganizar las piezas en la cancha sin mover el banco, con Raphael Veiga acompañando a Zé Rafael en la línea de contención.
Incluso tras la salida del joven volante, de 21 años, apretaron al Galo en su terreno, evidenciando a la vez una tendencia de la primera parte: mucha paridad entre ambos y pocos remates exigentes para Weverton y Everson. El DT albinegro, Alexi Stival -Cuca-, tuvo dificultades para hacer valer la superioridad numérica ante un ‘Verdão que se replegó y fue de contragolpe.
El entrenador brasileño, artífice de la única Libertadores ganada por el Galo, en 2013, de la mano de Ronaldinho Gaúcho, recién movió el banco a los ocho minutos del segundo, con el ingreso del de Ignacio Fernández en sustitución del extremo Ademir.
Nacho se encargó de organizar el mediocampo de los de Belo Horizonte, que padecieron para inquietar a Weverton. Sólo hasta la hora de juego hicieron silenciar el Allianz Parque, en un cabezazo de Jair que rozó el palo izquierdo y luego en un remate de Zaracho despejado por el portero.
Eduardo Sasha, Rubens y Vargas ingresaron para intentar romper la sólida defensa palmeirense en la gélida y lluviosa noche paulista. Pero ni la roja directa de Scarpa les facilitó el trabajo. Ferreira, que sólo hizo dos cambios (Luan y Mayke por Dudu y Marcos Rocha, a tres del final), logró llevar la partida a los penales, una misión que estuvo cerca de fallar en el tiempo de descuento debido a un cabezazo de Hulk que se estrelló en el palo.
El luso además se convirtió en el tormento de Cuca en la Libertadores: en la edición de 2020, cuando su rival dirigía al Santos, le ganó la final y el año pasado, cuando el brasileño también estaba al frente del Mineiro, lo eliminó en semifinales. El bicampeón conservó su invicto copero (ocho triunfos, dos empates) y sigue a la caza de Estudiantes e Independiente.