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Ante un rival que no debería complicar, la vuelta al templo del tenis es el punto saliente de la fecha de Copa Davis

Por primera vez en muchos años una serie de Copa Davis que involucra al equipo argentino no tendrá el resultado final como el gran atractivo de un fin de semana de tenis. Porque, a la vista de ambas formaciones, nada hace prever que Argentina pueda llegar a perder ante Bielorrusia. Es deporte, es cierto. Y en el tenis en particular nada se define hasta el último punto que hay que ganar, pero pensar que el equipo nacional pueda perder un set ante jugadores que están más allá del puesto 1.200° del ranking mundial o que son apenas juniors que ni siquiera tienen puntos de ATP, sería una locura.

Por eso los condimentos pasarán por otro lado. Entonces lo mejor será la vuelta al Buenos Aires después de 16 años, la posibilidad de ver otra vez en casa al mejor jugador argentino de los últimos tiempos y a dos doblistas que son protagonistas habituales en el circuito y la muy probable despedida del capitán Gastón Gaudio.

El regreso al máximo templo del tenis argentino, que entre 1933 y 2005 recibió decenas de series de la Davis y fue el escenario de grandes partidos, enormes triunfos y dolorosas derrotas, vendrá con el plus del público. La Asociación Argentina de Tenis (AAT) había recibido el OK para entregar 1.000 entradas de protocolo pero la dirigencia aguardó hasta el final un guiño del Gobierno de la Ciudad y recién el martes se supo del visto bueno a un aforo del 70 por ciento de un estadio que tiene capacidad para casi 6 mil personas.

Diego Schwartzman será el líder de Argentina y él también tendrá un reencuentro esperado ya que en marzo concretó uno de sus grandes sueños al ganar el ATP de Buenos Aires. A quien está 15° en el ranking y fue top ten hasta mayo lo acompañarán Federico Coria, Guido Pella y los doblistas Horacio Zeballos y Máximo González. Sólo se quedó afuera Federico Delbonis (por decisión propia) y de no haber sido por la ausencia del azuleño, actor central del partido más importante de la historia del tenis argentino -el quinto punto de la final ante Croacia de 2016- sería el mejor equipo disponible.

El último punto de atracción será Gaudio, quien ocupa la silla desde el momento en el que Agustín Calleri -en una movida que tuvo mucho de marketinera y llevó un profundo deseo de seducción hacia potenciales sponsors- decidió reemplazar a Daniel Orsanic después que el capitán campeón, además, jugara abiertamente por el oficialismo en las elecciones de 2018 de la AAT. Un triunfo ante Colombia, la eliminación en la fase de grupos de las Finales de 2019 y una derrota frente a los propios colombianos en marzo del año pasado que provocó la caída al grupo Mundial I fue el saldo deportivo de Gaudio, que muy posiblemente le dará su lugar a Guillermo Coria. Ironías del destino

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