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Aumento en faena, precios y exportaciones: las ventajas que sacó Uruguay gracias al cepo a la carne que impuso la Argentina

Uruguay aprovecha el contexto donde la Argentina restringe las exportaciones de carne vacuna.
Uruguay aprovecha el contexto donde la Argentina restringe las exportaciones de carne vacuna.

La decisión del Gobierno nacional de restringir las exportaciones de carne vacuna no solo afectó los despachos locales, provocando pérdidas multimillonarias al conjunto de la cadena. También representó una ventaja espectacular para los competidores externos, en especial, para nuestros vecinos, como es Uruguay, que desde entonces tuvo una explosión en precios, faena y envíos al exterior.

Si bien las exportaciones argentinas a agosto (último mes donde hay datos oficiales) no bajaron mucho en volumen (-0,2%) y valor (-3,4%) en la comparación interanual, sí se observan desplomes en los despachos de junio, julio y agosto, en los cuales el cepo tuvo su más amplia vigencia. Según el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (IPCVA) los embarques mensuales pasaron de 63.420 toneladas en mayo a 36.299 en junio, 36.787 en julio y 45.925 en agosto, cifras muy inferiores incluso al promedio de los primeros meses del año, en los embarques son menores.

Fue en esos meses que Uruguay logró el despegue. Aunque la explicación del salto no es solamente atribuible al repliegue argentino, la coincidencia pesa. Por ejemplo, según los datos de Instituto Nacional de Carnes de Uruguay (INAC), las ventas acumuladas a la fecha crecieron 44,9% interanual, a USD 1.628 millones.

Hasta junio el aumento en los despachos medidos en valor fue del 27,6%, cifra muy considerable. Pero el incremento desde junio fue del 65,4%, con un pico de 90,4% en julio, y aumentos interanuales de 89,2% en agosto 68,2% en septiembre Lo mismo sucedió con la faena: a la fecha se sacrificaron 1,94 millones de cabezas, un aumento del 36,6%, pero hasta mayo era del 28,4% y desde junio a la fecha fue del 46,5 por ciento.

Con una ayudita de los chamigos

En diálogo con Infobae, el ex viceministro de Economía de Uruguay, productor ganadero y consultor, Gustavo Licandro, aseguró que “la información disponible es que efectivamente laS restricciones de Argentina han terminado favoreciendo a nuestro país como exportador de carne. Aquí, tres cuartas partes de lo que se produce se exporta y los volúmenes han estado creciendo, los precios promedios de exportación siguen a la suba y los niveles de faena en el invierno fueron récord. Quiere decir que la demanda está. Cuánto contribuye la Argentina al éxito de Uruguay es difícil medirlo, pero carne argentina que no se consume en el mundo y en algunos sitios fue sustituida por la carne uruguaya”.

Gustavo Licandro, ex funcionario de Uruguay.
Gustavo Licandro, ex funcionario de Uruguay.

Asimismo, Licandro hizo especial hincapié en la fuerte demanda china que, como para la Argentina, es el principal destino de la carne uruguaya: acapara 65% de los embarques de la Banda Oriental. Según el exfuncionario de la administración Lacalle Herrera, “lo que hizo Argentina fue pegarse un tiro en el pie, porque dijo ‘los chinos me quieren comprar pero yo no les quiero vender, que le venda otro’. Y ahí la faena aumentó y los volúmenes de exportación y los precios también”.

El fenomenal aumento de los índices exportadores uruguayos, aparte del lugar vacío que dejó Argentina, también tiene relación con que algunas plantas brasileñas tienen impedido el acceso al mercado chino y también que hay un conflicto político con Australia, limitando los envíos, explicó Licandro. “Uruguay está siendo beneficiado por estas coyunturas. El precio de exportación ha llegado a un récord histórico, con la tonelada promedio superando los USD 5.000″, precisó.

Mérito propio

Para el consultor argentino radicado hace ya 16 años en el país vecino, Guillermo Binello, si bien los países limítrofes y otras cuestiones geopolíticas le abrieron puertas a Uruguay, también hay mérito en sus políticas de largo plazo. “Uruguay ha hecho las cosas bien: hay mérito de los vecinos, pero convengamos que en los últimos 15 años (Uruguay) trabajó muy bien”, aseguró.

Todos los gobiernos protegieron históricamente al sector agropecuario, sin retenciones y sin dólares diferenciales. Ningún gobierno se metió con las grandes políticas nacionales: se respetan y se cumplen. A mi me resulta muy fácil hacer un proyecto de un establecimiento agropecuario, porque abro una planilla de Excel y los puedo a pesar de acá a diez años para adelante, porque sé que las reglas de juego no van a cambiar y lo único que tengo que rogar es que los precios de los commodities se mantengan y que llueva”, finalizó Binello.

Diferencias

“En Uruguay el precio de la hacienda sigue al precio internacional; hay libertad de exportación; no hay retenciones; no hay necesidad de hacer la liquidación de exportación en moneda nacional, lo que significa que la exportación se hace en dólares y en el lugar del mundo que quiere y, finalmente, está permitida la exportación de ganado en pie”, resaltó Licandro, quien fue uno de los mentores de estas reformas a principios de los años ‘90.

En Uruguay el precio de la hacienda sigue al precio internacional.
En Uruguay el precio de la hacienda sigue al precio internacional.

“Todo eso nunca se tocó. Hace más de 30 años que Uruguay tiene libertad total de comercio de ganado. Se mueve el precio de la carne en el mundo y se mueve en Uruguay y al consumidor. Hoy el precio de la carne ha subido, pero a ningún político ni a los propios consumidores, más allá del fastidio de que una cosa que se quiera comprar esté más cara, nadie se queja ni nadie piensa en una medida administrativa para bajar el precio”, remarcó Licandro.

Más allá de esto, Binello remarcó que “el que venga a Uruguay pensando que se va a llenar de dinero está equivocado: va a tener que venir a trabajar, los márgenes de ganancia no son realmente altos y vivir aquí no es barato, pero probablemente zafe de tener un infarto en el camino” y concluyó: “no es la misma presión impositiva que en Argentina que de cada diez camiones de soja que se producen el Estado se queda con siete, es mucho menor. El tope de ganancias es un 25%, por ejemplo”.

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