Las negociaciones por un compromiso comercial entre el Reino Unido y la Unión Europea post Brexit deberían estar cerradas en pocas horas. A pesar del escaso margen, que formalmente se impusieron británicos y europeos, el atasco es tal que Boris Johnson está recibiendo un “destrato” que lo aísla de las negociaciones finales.
Fuentes de la UE revelaron que la propuesta hecha por el primer ministro esta semana para viajar a París o Berlín había sido rechazada por el presidente francés y la canciller alemán, a pesar de la creciente amenaza de no llegar a un acuerdo sobre sus futuras relaciones.
Emmanuel Macron y Angela Merkel, se han negado a atender las tres últimas solicitudes efectuadas por el inquilino de Downing Street, lo que llevó a advertir que ahora es “muy, muy probable” un resultado sin éxito para las negociaciones del Brexit.
Las tensiones llegaron a tal punto, que el gobierno británico tiene preparada a La Royal Navy para proteger las aguas de los europeos. Los barcos armados estarán a partir del 1 de enero para disuadir a las flotas pesqueras de la UE de entrar ilegalmente en el Canal de la Mancha.
Sin embargo, una decisión de terminar “sin trato”, es negada por otras fuentes diplomáticas que persisten en la idea de “seguir negociando… mientras haya una rendija de la ventana”, intentando una manera de salir del estancamiento actual.
Para explicar cierta obstinación positivista diplomática, negadora del pesimismo de los negociadores encargados, el europeo Michel Barnier y el británico David Frost, algunos analistas internacionales dejan de lado la pregunta de si habrá o no acuerdo y se concentran en las consecuencias: “¿Quien cargara con la responsabilidad de no llegar a un entendimiento?”. Aquí vale la carta de la prolongación del tiempo para las conversaciones
El atasco
Tras nueve meses de intensas discusiones, las partes aún no han logrado ponerse de acuerdo sobre las condiciones de acceso de los pescadores europeos a aguas británicas (un tema económicamente marginal pero simbólica), ni acerca de las condiciones de competencia leal entre sus economías, condicionando accesos, cuotas y derechos aduaneros, ni a un alineamiento en normas ambientales o sociales. El miércoles 9 de diciembre, tras una discusión “franca”, Boris Johnson se marchó de una cena en Bruselas sin lograr trasladar a la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ninguno de estos desacuerdos. El viernes por la mañana, la jefa del organismo europeo consideró que “La probabilidad de un” no trato “es ahora más alta” que la de un “trato”.
Incluso las contradicciones son tal que, para Boris Johnson, no alcanzarse una salida ordenada, podría ser una buena noticia para promover a su antojo lo que sucederá desde el primer día del año próximo. Para el jefe de Downing Street, irse mal sería “maravilloso” para el Reino Unido: “Podríamos hacer exactamente lo que queremos” a partir de enero.
La frialdad francesa, logró apoyo alemán
El presidente francés, que ha adoptado una postura dura sobre la pesca, insistió en que no estaba dispuesto a “ceder su parte”. Macron fue concluyente: “No estoy pidiendo tener mi pastel y comérmelo, no. Todo lo que quiero es un pastel que valga su peso porque tampoco renunciaré a mi parte “.
La respuesta de Johnson llegó de inmediato: “Obviamente sería diferente de lo que nos habíamos propuesto lograr, pero no tengo ninguna duda de que este país puede prepararse y, como digo, salir en términos de Comercio Mundial”
El viernes, un vocero europeo, confirmaba un “pacto” del que fueron protagonistas Merkel, Macron, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. No aceptarían jugadas extremas del líder británico, y ahora los compromisos deberían tener a la diplomacia, y no a los acuerdos bilaterales de última instancia, como pretende Johnson.
Por ahora, Johnson minimiza las consecuencias de un “no acuerdo”: se niega obstinadamente a utilizar esta expresión, prefiriendo hablar de un compromiso en los términos de la Organización Mundial del Comercio (OMC). También promete a sus conciudadanos que el país se “desarrollará con fuerza”, incluso sin un tratado comercial con Bruselas. Sin embargo todos sabes que “tratar” o “no tratar” un acuerdo, tendrá muchas implicaciones desde el 1 de enero.
El Plan de Bruselas
Las medidas ya están previstas para los sectores que se verán “afectados de manera desproporcionada” por la ausencia de un acuerdo comercial y que no estén cubiertos ni por el Acuerdo de Retirada del Reino Unido ni por otra norma internacional. Derechos de los ciudadanos europeos, controles veterinarios y sanitarios o transporte marítimo. Propuestas temporales y sujetas a condiciones que pueden complicar su adopción. La Comisión Europea insiste: las empresas británicas deberán cumplir con todos los estándares europeos para cada área. Y las soluciones que propone sólo se aplicarán si Londres garantiza la reciprocidad con los europeos.
Un problema es garantizar el tráfico aerocomercial. Al quedar excluido del acuerdo “cielo aéreo”, y para evitar una parálisis absoluta, la Comisión propone ampliar los certificados de seguridad de las aeronaves para evitar la parálisis del sector. Sin embargo los vuelos estarán limitados.
Los servicios de transporte de pasajeros o mercancías, es otro problema. Bruselas quiere asegurarse de que los camiones que transporten mercancías, autobuses o automóviles hacia o desde el Reino Unido aún puedan viajar el primer día de 2021. Pero las reglas predeterminadas limitan la cantidad de permisos que se pueden otorgar.
Pero las filas en las carreteras ya existen. En Calais, ya los transportistas tienen problemas. En cuanto al enlace ferroviario a través del Channel Tunnel, Francia fue autorizada a negociar y firmar un acuerdo internacional con el Reino Unido para mantener el servicio. Bruselas propone ampliar los certificados y autorizaciones, para dar tiempo a un acuerdo.
Hasta último minuto
A pesar del entuerto, la diplomacia cree que no es momento para renunciar. “Creemos que un acuerdo es ciertamente difícil, pero aún posible”, dijo Heiko Maas, cuyo país preside la Unión Europea hasta finales de este año. “Seguimos creyendo que es posible tener un acuerdo comercial y relaciones de gobierno” entre el Reino Unido y la UE, añadió su homólogo irlandés Simon Coveney durante una rueda de prensa en Berlín.
Incluso Heiko Maas dijo que las negociaciones comerciales del Brexit podrían continuar más allá de la fecha límite del domingo.
A la discusión sobre el pastel, donde Emmanuel Macron adelantó que no resignaría parte de su porción, la pregunta que algunos se hacen es, ¿quién terminará con el pastel en la cara? La respuesta podría estar en pocas horas.