Alberto Fernández alquiló el avión privado de Lionel Messi para viajar a México. La gestión estuvo a cargo del empresario Gustavo Carmona, quien coordina la utilidad de la aeronave que el astro argentino adquirió a fines de 2018 por 15 millones de dólares. El costo del traslado: 160 mil dólares por cuatro días de alquiler. Ante la necesidad de trasladarse con seguridad sanitaria y personal, la comitiva presidencial se sentó en las butacas donde suele acomodarse la familia Messi y sus amigos más íntimos.
Es el Gulfstream V, matrícula LV-IRQ, del año 2004. Dispone de 16 asientos ejecutivos que pueden transformarse en ocho camas, posee dos baños, uno de ellos con ducha, y cuenta con dos cocinas. La aeronave también tiene detalles e inscripciones con referencia directa al futbolista rosarino: en la cola del avión está estampado el número 10, en las escaleras que se despliegan para el ascenso y descenso de pasajeros se grabó el nombre de Antonela, Thiago, Ciro y Mateo, en alusión a la esposa y los tres hijos del jugador; y como yapa, guarda una play station instalada con controles dorados.
En esas butacas se recostaron cómodamente el mandatario junto a la Primera Dama Fabiola Yañez, Julio Vitobello -secretario general de la Presidencia- y Juan Pablo Biondi, secretario de Medios de Comunicación. El presidente ya lo habría usado también cuando cruzó la Cordillera de Los Andes para entablar una visita de Estado de dos días en territorio chileno: tuvo una reunión con su par, Sebastián Piñera, con empresarios y la CEPAL.
Messi suele utilizar el avión para sus viajes personales y para los traslados de negocios de su padre. También lo pone a disposición para sus compañeros de selección en cada ventana de Eliminatorias Sudamericanas: en él ya han viajado futbolistas como Ángel Di María, Leandro Paredes, Sergio Agüero, Nehuén Pérez, Marcos Acuña, Lucas Ocampos, Guido Rodríguez, Rodrigo De Paul, el uruguayo Luis Suárez, entre otros. Cuando la estrella del Barcelona no lo necesita, se ofrece en alquiler a merced del mejor postor. Hasta lo utilizó Juan Fernando Quintero cuando debió ir a Miami para hacer un trámite personal en el marco de su transferencia de River al Shenzhen Kaisa de China. Gustavo Carmona, piloto, presidente y CEO de Flyzar, es quien lo administra: un empresario aeronáutico dueño de una flota de aviones premium cercano a funcionarios del kirchnerismo.
El Gulftream V es su mejor pieza. Registrado bajo la matrícula LV-IRQ, la primera versión del modelo entró en servicio en 1997: desde entonces se ha ido modernizando con el tiempo hasta llegar a un elevado nivel de confort y prestaciones. El jet privado se impulsa con motores Rolls Royce, alcanza una velocidad máxima de 940 kilómetros por hora, en velocidad crucero puede alcanzar 882 kilómetros por hora, y presume de una autonomía que supera los diez mil kilómetros. La cabina de mando está equipada con tecnología de última generación y monitores LCD de 14 pulgadas. La aeronave mide 29 metros de largo, 28 de envergadura y ocho de altura total.
La comitiva presidencial permanecerá durante al menos 60 horas en Ciudad de México para cumplir el deseo geopolítico del mandatario argentino de profundizar una agenda estratégica común con su par mexicano, Andrés Manuel López Obrador. El propósito es diseñar un modelo institucional de relaciones bilaterales para incorporar a los países más importantes de América Latina -Brasil, Paraguay y Uruguay- y a los estados que tienen una relación profunda con México por razones económicas y políticas.
En un vuelo comercial de Aeroméxico emprendieron vuelo los ministros de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, Felipe Solá; y de Economía, Martín Guzmán; la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca; el Secretario General de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz; el diputado nacional Carlos Selva y el asesor presidencial Ricardo Forster.
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