La siesta queda de lado esta vez para Emiliano Martínez, que aparece en un coqueto salón del hotel que la Selección argentina ocupa en Fort Lauderdale, Miami, en medias y chancletas y saluda con la mano a cada uno de los presentes para luego sentarse a charlar un largo rato de fútbol, de su carrera, de sus emociones, del Mundial que está doblando a la esquina y hasta del libro para chicos que está a punto de publicar.
“Cuando volvemos de esta gira queda el mes de octubre y nada más. Justo lo hablaba con mi hermano, que en octubre tenemos nueve o diez partidos con el Aston Villa de acá al Mundial, que se van a pasar rapidísimos. Por eso estamos disfrutando de esta gira con los chicos, porque es la última”, le cuenta relajado a Clarín, el arquero de 30 años que se prepara para jugar el primero de los amistosos en los Estados Unidos, este viernes ante Honduras en el Hard Rock Stadium.
Con la frescura de un dibujito animado, pero con una seguridad propia que descoloca, el Dibu habla despojado de estructuras y con la sinceridad en la lengua en un mano a mano imperdible en las entrañas del búnker de La Scaloneta.
-Va a ser tu primer Mundial, ¿te preparás de un modo especial?
-Yo decía que este año me iba a preparar como nunca me preparé en mi vida, pero cuando jugás tantos partidos es más la recuperación y el miedo a no lesionarte. No hay tiempo de nada ya. Ahora alguien se lesiona de cuatro a seis semanas y ya tiene medio pie afuera del Mundial. Es normal que el jugador tenga miedo. Me estoy cuidando más que nunca. Trato de no tocar el pan. Gano un partido y me quiero tomar una Coca y no me la tomo. Son cosas que estoy cambiando para tener el menor riesgo posible de lesiones.
-Hay partidos hasta una semana antes del Mundial, ¿eso impacta en la cabeza del jugador?
-Nosotros jugábamos el 12 (de noviembre) con el Brighton afuera y el 7 contra el Manchester United en Old Trafford y ahora nos cambiaron y jugamos el 8 con el United y el 13 con Brighton. Y digo “la puta madre tengo un día menos para llegar a Qatar”. Es casi siete u ocho días antes del primer partido. Voy a ver cómo estoy para esa fecha y ahí tomaré la decisión de si juego el último partido o no, dependiendo de cómo me sienta en ese momento. Pero ahí ya uno está pensando en cómo jugar el primer partido del Mundial.
-¿Cómo te imaginás que es un Mundial?
-Es lo máximo que le puede pasar a uno como jugador. Si me preguntás qué estás pensando, yo no lo sé porque nunca lo viví. Quiero llegar a Qatar con todos mis compañeros y disfrutar el momento. Preparar el debut, salir a la cancha y sentir lo que es un Mundial. Cada vez está más cerca y cada partido que atajo, pienso: “Me estoy preparando para el Mundial”. Atajo cada vez mejor porque estoy pensando en que tengo que rendir bien para la Selección.
Fort Lauderdale – Miami
Salida de la Selección Argentina del hotel Meridien rumbo al entrenamiento hoy.
Dibu Martinez
Foto Juano Tesone FTP CLARIN JUA04335_1.JPG Z JTesone
-¿Considerás que atajás mejor porque ponés el foco en la Selección?
-El foco está puesto ahí. Obviamente que tengo mucho trabajo y responsabilidad en mi club. Pero cada vez que atajo pienso en que me tengo que preparar de la mejor manera para el Mundial, al margen de ayudar a mi equipo. Lo juego en cada partido.
-¿Cuando eras chico eras de esperar el Mundial cada cuatro años?
-Sí. He llorado cuando perdimos con Alemania por penales. En Rusia, en la eliminación con Francia, estaba en la cancha con mi hermano y un amigo y les prometí que iba a jugar el próximo Mundial. Les dije: “El próximo lo tengo que atajar yo”. Y ahora cada vez que me lo recuerdan pienso que lo estoy logrando. Pero todavía falta, queda un mes largo de competencia.
-Hace un par de años en una nota con Clarín dijiste que ibas a ser el arquero de la Selección y que no ibas a salir más. ¿De dónde sacás tanta seguridad?
-Desde chico. Siempre supe que lo podía ser. Desde los 13 años sabía que podía llegar a ser el arquero de la Selección. Cuando fui cada vez más grande me fui preparando más y más. Y cuando me tocara la chance yo sabía que no la iba a dejar pasar.
-Escuchándote da la sensación de que naciste para ser el arquero de la Selección.
-Sí, yo me preparé para eso. Vos podés jugar bien en el Arsenal, en el Aston Villa o en el Barcelona, pero a veces en la Selección cuesta. Y yo estoy hecho para la Selección.
-¿Es más complicado afianzarse en un club o en el arco de la Argentina?
-Son cosas totalmente diferentes. En un equipo uno busca estabilidad y estar en la mejor liga del mundo. Yo podría haberme ido a otro lado y me quedé en la liga inglesa. Se van y vienen entrenadores, estás en un país que no tiene tu cultura… Y cuando estás en la Selección jugás por tu familia y por todo un país. Cuando vengo a la Selección vengo relajado. Estoy deseando el partido del viernes para jugar con mi gente. Y ellos me dan la energía para jugar. El partido más emocionante mío en la Selección fue contra Italia en Wembley porque se jugó una final con mi Selección en el país en el que vivo hace 12 años. Fue muy emocionante para mí. Cuando estoy en la Selección siento que soy imbatible.
-Sos portador de una gran fortaleza mental. ¿Eso ya vienen en uno o se puede trabajar?
-Es concentración. Yo laburo mucho la cabeza. Muchos te pueden decir que sos bueno en los penales o en el uno contra uno o en el juego aéreo. Cada arquero tiene un fuerte. Si me preguntás mi fuerte, es el trabajo mental. Yo trabajo mucho con un psicólogo para estar siempre con la cabeza correcta durante los partidos. Tengo reuniones de dos o tres horas el día anterior a cada partido. Eso me ayuda a estar concentrado y que la cabeza no se me despeje. Me ayuda a hacer lo que tengo que hacer por más de que haya cien mil personas gritando tu nombre o que haya cien mil personas puteándote. Mi foco es el mismo, es el partido.
Fort Lauderdale – Miami
Salida de la Selección Argentina del hotel Meridien rumbo al entrenamiento hoy.
Dibu Martinez
Foto Juano Tesone FTP CLARIN JUA04326_1.JPG Z JTesone
-El Messi que vemos desde afuera es un líder, es un guía y es una persona que cuando viene a la Selección está muy sonriente, ¿como es el Messi puertas adentro del vestuario?
-Yo lo conozco hace dos o tres años y es un pibe súper humilde. Sorprende a todo el mundo. Viene acá y se ríe y lo disfruta como lo disfrutamos nosotros. Vengo de mucho partidos, de estrés y vengo acá y estoy relajado, de vacaciones con amigos. Y eso es lo que siente él también. Y a la hora de competir es un animal. Nos ayuda a todos a ser animales como él. Demanda un nivel futbolístico que uno no puede lograr, pero te exige lo máximo. A mí me ayudó a ser mejor arquero. ¿Cómo? No sé, pero me lleva a ser mi mejor versión para ayudarlo a él a ganar cosas.
-Son como amigos de vacaciones, pero al mismo tiempo con la responsabilidad de llevar a la Selección a lo más alto. ¿Eso quizá fue lo que descomprimió la presión?
-Eso generó la unión. Acá nadie pone mala cara. Es venir y ver amigos que no veías hacía tres meses. Pasas una semana de vacaciones, pero a la hora de competir uno defiende al otro. Uno se cayó y los otros diez lo ayudan a levantarse y eso se ve en la cancha.
-Hay mucha ilusión con esta Selección y para muchos la Argentina es candidata en Qatar. ¿El grupo asume esta candidatura, hablan sobre esto o ni se toca el tema?
-No. Hablamos más de lo poco que falta. Nunca se dijo: “Che, si pasamos la fase de grupo jugamos contra estos…”. No hay tanta presión acá. Se genera mucha expectativa por lo bien que estamos jugando, por ganarle al campeón de Europa de la manera que le ganamos, porque estamos invictos hace no sé cuántos partidos y porque tenemos al mejor del mundo. Es normal. Nosotros, desde adentro, sabemos que hay mucho más que eso, que tenemos que trabajar y también tener mucha suerte para lograr el Mundial, solo lo gana uno.
Emiliano Dibu Martínez durante la entrevista con Clarín. Foto Juano Tesone / Enviado especial – CLARIN
Se viene el libro del Dibu para los más chicos
Después del boom que tuvieron sus atajadas ante Colombia en la semifinal de la Copa América de 2021, Martínez se convirtió en el ídolo de los más chiquitos que inundaron las redes con atajadas imitando al arquero de la Selección. Su buzo es el más vendido entre los niños, que lo tienen como uno de los más queridos del plantel argentino después de Lionel Messi. Tanto es así que Dibu le adelantó a Clarín que está a punto de lanzar un libro dedicado a los más purretes.
-¿Te gusta que los chicos te tomen como un referente?
-Me encanta. Es más, tuve muchas reuniones con la editorial Penguin para hacer un libro. Ya está hecho, es La Historia del Dibu. Se va a publicar el 1° de octubre en todas las librerías del país y es especialmente para la edad de los chicos. Tiene caricaturas y mi historia de vida para llegar a ser el arquero de la Selección Argentina.
-¿El hecho de ser una referencia para los más chiquitos te obliga a tener una cierta conducta y a cuidarte más con las cosas que hacés?
-Yo tuve comportamientos que capaz que los nenes después imitaban mis gestos… Yo no me puedo cuidar en la cancha porque estoy con la adrenalina de una semifinal o una final y quiero ganar. La adrenalina se te va a la cabeza. A fuera de la cancha trato de ser un ejemplo, en mis redes sociales nunca habrá provocaciones. No soy yo ese personaje. Soy un tipo trabajador, súper humilde que va por todo por su familia. En la cancha parezco un arrogante y la gente que no me conoce puede pensar eso. Pero realmente soy otra persona. El tema es que adentro de la cancha yo quiero ganar el partido.
Martínez y la influencia de su familia para volverse “un adicto a la competencia”
¿Cómo fue que Emiliano Martínez terminó siendo arquero? El propio marplatense lo explica: “Mi hermano y mi papá me mandaban al arco. Mi hermano siempre era el nueve y yo era muy competitivo. Entonces mi viejo decía “el que pierde tiene que hacer la leche a la tarde”. Con mi papá y mi hermano todo era competir, competir y competir. Me hice adicto a la competencia, me hice adicto a ganar”.
Y, agrega, que eso lo conecta directamente con lo que siente cuando se viste de albiceleste: “Por más que sea por una Coca o por una leche. Yo nunca jugué por plata en mi vida ni lo voy a hacer. Yo vengo acá y lo que menos quiero es ganar un peso; quiero defender los colores como lo hice cuando era chico. Por eso cada vez que entro en la cancha tengo esa conexión con la gente. Lo hago como si tuviera 10 años en Mar del Plata”.
-¿Qué sentís cuando estás entrando a la cancha con la selección?
-Estoy entrando al templo de mis sueños, al túnel del cielo. Y siento que voy a jugar un partido de fútbol con mi familia. Lo hago por ellos y por el pueblo argentino. Después de tanto años en Europa me siento como en casa. Entro a la cancha con el escudo de la Selección y digo que acá es donde nací. Y juego como jugaba en el club San Isidro de Mar del Plata o en Independiente.
-Cuando te toca volver al pais y ahora te reconoce la gente en la calle, ¿te sentís cómodo?
-Es lindo. Yo soy de salir y de estar con amigos y a veces te prohibís de hacer un par de cosas. Yo quiero ir al Sacoa con mi nene porque lo hice toda mi vida, pero ahora vienen todos los nenes que quieren la foto y yo no le puedo decir que no. Y yo estoy una hora sacándome fotos y no veo qué está haciendo mi hijo que tiene 4 años. Capaz que está en la calle. Evito de hacer algunas cosas que antes hacía, pero me encanta porque yo me fui de Buenos Aires con las manos vacías y volver y ser hoy quien soy es un orgullo. Por eso cada vez que defiendo estos colores es algo muy sentimental.
El ping-pong del Dibu Martínez
-Un arquero: Oscar Ustari.
-Un delantero que no querés enfrentar: Mohamed Salah.
-Un delantero que sí querés enfrentar: Lautaro Martínez.
-Un ídolo: mi hermano.
-Un momento de tu carrera: el paso de Independiente al Arsenal.
-El compañero de la Selección más divertido: Agustín Marchesín.
-Y el más serio: Nicolás Tagliafico.
-Una atajada: el penal contra Yerry Mina.
-Un sueño: la dorada.
Miami, EEUU. Enviado Especial.