La Fórmula 1 y el automovilismo mundial lloran este domingo la muerte de Frank Williams, uno de los cerebros más brillantes que haya conocido la máxima categoría, padre de la escudería que hasta hoy lleva su nombre y nada menos que 16 títulos del mundo entre campeonatos de pilotos y de constructores. El nombre del británico está íntimamente ligado al de Carlos Reutemann y, especialmente, al del título de F1 que el argentino no pudo conseguir por apenas un punto.
El 17 de octubre de 1981 y un lugar extraño a la historia de la Fórmula 1 para definir el campeonato. La ya desaparecida playa de estacionamiento del Hotel Ceasar’s Palace fue la escala final de un año de por sí extraño para la máxima categoría. Y entre tantos interrogantes, el dolor de aquel tiempo, cuando Carlos Alberto Reutemann no se consagró campeón del mundo por solo un punto.
Reutemann llegaba con ventaja a esa definición. Es más: el piloto santafesino había tenido posibilidades de consagrarse campeón en la fecha anterior, en Canadá.
Ese domingo 27 de septiembre se disputaría uno de los más relevantes partidos de la historia del Superclásico del fútbol nacional, al menos por las figuras: Diego Maradona, acompañado por Hugo Gatti, Oscar Ruggeri y Ricardo Gareca, del lado de Boca Juniors; y Mario Kempes, con Daniel Passarella, Ubaldo Fillol , Norberto Alonso y Ramón Díaz, por River Plate.
Pero tal era la expectativa por la Fórmula 1 que ese partido se jugó por la mañana, así el país podía seguir de cerca la competencia automovilística que transmitía en directo ATC.
El Williams del “Lole” Reutemann. Foto Archivo Clarín
El noveno puesto de Reutemann y el quinto lugar de Piquet habían extendido la expectativa a la fecha final. El amplio playón del emblemático hotel de Las Vegas se transformó en una pista y allí, la resolución del campeonato, que tenía al argentino con 49 puntos, uno por encima de su rival brasileño.
Extraño. Aquel FW07C del equipo Williams no tuvo el rendimiento esperado en favor del piloto argentino. De esa pole position, la última de Reutemann en la F1, al retraso constante hasta caer al 8° puesto, a una vuelta del vencedor, justamente su compañero de equipo, el australiano Alan Jones, que se despedía del número 1 a manos de Nelson Piquet, que con Brabham obtenía el quinto puesto y se adjudicaba el título.
¿Perdió Reutemann la corona esa tarde de octubre? ¿O aquella lluviosa jornada de marzo en Jacarepaguá, cuando desobedeció la orden de equipo con el ya mítico cartel “Jones-Reut”? ¿O con la anulación del puntaje de su triunfo en Kyalami por presión de Ferrari?
Él mismo lo contestó en 2007, al visitar la planta de Williams y encontrarse con el propio Frank en un viaje a Inglaterra para recibir un premio de la revista Autosports.
El famoso cartel del GP de Brasil del que Reutemann hizo caso omiso. Foto Archivo Clarín
Esa célebre jornada del GP de Brasil, donde Reutemann “no vio” el cartel que ordenaba dejar pasar a Jones fue, para muchos, la explicación de no haberse consagrado a fin de año. Como una suerte de revancha por su rebeldía en el equipo Williams.
“Yo había firmado un contrato que decía que si le sacaba 7 segundos de diferencia, no tenía la obligación de dejar el lugar a Jones. Si era menos de esa diferencia, debía hacerlo”, explicó sobre el contrato firmado con el equipo británico.
“¿Por qué cambiamos de Michelin a Goodyear a mitad de camino aquel año? Sumé 37 puntos con Michelin y solo 12 con Goodyear. No lo entiendo”, le preguntó el argentino a Frank. “Creo que fue una cuestión política“, explicó Williams. “Bernie (Ecclestone) pensó que era mejor usar Goodyear porque Michelin favorecía a Renault“.
Allí Reutemann fue irónico: “Claro que era mejor… Para Brabham”, respondió el argentino, en alusión al equipo que era propiedad de quien fuera el mandamás de la Fórmula 1. “Tuve problemas con la 310 en Hockenheim. Creo que perdí el campeonato en esa carrera”.
Otras dudas quedaron para el argentino, más allá del insólito festejo del equipo Williams por el triunfo de Jones, ante la debacle de Lole frente a Piquet por la corona. ¿Por qué se corrió con el chasis 17? ¿Por qué se probaron frenos en la mañana de la competencia? No encontró un set adecuado de neumáticos para la carrera. “Un desastre”, sentenció el argentino, que mantuvo sus principios y no apeló a maniobras polémicas en detrimento de su rival para sacar un rédito deportivo.
El propio Piquet hace poco recordó aquella tarde del estado de Nevada e hizo foco en aquello que le había llamado la atención. “Cuando terminó la carrera, me sorprendió el festejo que había en el equipo Williams por la victoria de Alan Jones, mientras su otro piloto quedaba sin el título”, destacó el piloto brasileño.
Reutemann luego de obtener el GP de Bélgica con Nigel Mansell a la izquierda y Jacques Lafitte a la derecha. Foto Archivo Clarín
De todas formas, Piquet siempre subrayó la estima y el respeto que sintió por Reutemann. “Hubiera preferido ganarle el título a Jones y no a Carlos. De mis visitas a la Argentina sabía lo que generaba su participación en la Fórmula 1, por la tradición automovilística que hay en ese país. Y la tristeza que generaba quedarse fuera de la corona”, explicó.
Reutemann no fue campeón del mundo. Por muy poco. Un dolor grande para sus seguidores, y seguramente para el propio piloto también. Años después, en un mano a mano que mantuvo con el periodista de Carburando Cacho González Rouco, Reutemann se abrió sobre aquel camino y aquella definición con una mirada categórica.
“La Fórmula 1 que yo viví es un laberinto -dijo-. Desde arriba es muy fácil verlo, porque uno sabe a dónde debe ir. En la F1 uno se mete en un laberinto y en aquella época tenía el éxito, la fama, la plata y la muerte. Y también el quedar parapléjico y el campeonato mundial. Y ahí entramos todos. Algunos murieron, otros se accidentaron, otros fueron campeones y otros quedamos con vida”.
¿Qué sintió Reutemann tras aquella bandera a cuadros que le sentenció el 8° lugar y el subcampeonato? “Tuve mucha suerte. Conseguí muchísimo. De vivir en el medio del campo llegué a la Fórmula 1. Y conseguir el campeonato ya hubiese sido demasiado”.
El 17 de octubre de 1981. Extraño, hasta por el día de la semana, que fue un sábado en lugar de domingo. Más allá de todo, fue un día triste. Se escapó el título de Fórmula 1. Carlos Reutemann, el campeón sin corona, que hizo acelerar a todo un país al vértigo de la pasión.