“No llores porque me largo a llorar. Ya te escuché, dijiste que hay que trabajar fuerte, y vamos a trabajar fuerte”. Hebe de Bonafini, presidenta de las Madres de Plaza de Mayo, llegó al funeral desconsolada en llanto y escuchó el consuelo de Cristina Fernández de Kirchner. Un día antes, apenas enterada de la muerte, la referente de DDHH le había dicho, muy emocionada, a la TV Pública: “Todos los recuerdos que tengo de él son buenos y lindos. No se puede creer, es inexplicable, es injusto. Ojalá que él se haya enterado de todo lo que las Madres lo quisimos y lo queremos, es un dolor muy grande”. Un día después, la mujer, que en ese entonces tenía 81 años, publicó una carta de despedidad: “Decirte que hoy y mañana y pasado y dentro de muchos años seguro, tu corazón, seguirá latiendo en esta maravillosa juventud que vos con tu sabiduría encendiste. Gracias, hijo, por permitirme vivir junto a vos y tus principios, gracias por vivir con tanta pasión” (Reuters)