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del espionaje al gol en contra que le valió un premio de la FIFA

Si hay un denominador común detrás de los último ciclos de Marcelo Bielsa en clubes es su legado. Lo reconoció el propio Leeds en el comunicado oficial de su despido, al igual que anteriormente el Athletic Bilbao y el Olympique de Marsella -sin contar su fugaz paso por Lille-, pero también los futbolistas que dirigió, quienes le agradecieron por haberlos potenciado y llevado al éxito deportivo.

En total, fueron 1353 días en el cargo para Bielsa, que dirigió 180 partidos (80 triunfos, 33 empates y 57 derrotas), con 256 goles convertidos y 219 recibidos (60 de ellos en las 27 fechas de la actual temporada), donde hizo debutar a 44 jugadores y tuvo un eficacia de victorias de 47 por ciento.

Pero, además, hay dos situaciones que quedarán marcadas del paso del rosarino, de 66 años, por Elland Road, ambas en su primera temporada al mando del equipo y que pudieron haber marcado lo que vino después: el espionaje que admitió sobre un rival y la orden a sus jugadores de dejarse hacer un gol, que le hizo perder el ascenso a la Premier League.

Los principios de Bielsa son inquebrantables, para eso basta con escuchar algunas de sus conferencias o exposiciones ante la prensa. Por eso, cuando reconoció que había enviado a un colaborador a espiar al Derby County en su campo de entrenamiento, antes de enfrentarlo, se desató un debate de moralidad.

En ese entonces, ya había revolucionado la Segunda División de Inglaterra. Después de varios años, el Leeds fue protagonista del torneo e incluso estuvo varias fechas puntero, con serias chances de ascender directamente. Sin embargo, aflojó en el final y no pudo lograr ese objetivo.

Pero aquel hecho tuvo repercusión mundial y puso en el ojo de la tormenta a Bielsa. Todo terminó con una fuerte multa al Leeds (unos 258 mil dólares) y la inclusión de una nueva regla que prohíbe a los equipos ver los entrenamientos de los rivales en las 72 horas inmediatamente anteriores a un partido, a menos que se les invite a hacerlo.

“Lo que hice no es ilegal. Podemos discutir si está bien o no. Sé que no todo lo que es legal es correcto, y que hay muchas cosas que son legales y no están bien. Yo observé a todos los rivales durante esta temporada”, aseguró en su momento Bielsa durante una conferencia de prensa a la que convocó para explicar lo que había ocurrido.

Tiempo más tarde, en abril de 2019 y sobre el cierre de esa temporada, Bielsa tomó una de las decisiones deportivas más drásticas de su carrera como entrenador al ordenar a sus jugadores que se dejaran convertir un gol por el rival, pese a que eso sepultó sus opciones de pelear por el ascenso directo e, incluso, lo dejó con las manos vacías.

Fue contra el Aston Villa, por la fecha 45 del Championship, cuando en el minuto 72 Mateusz Klich marcó para el Leeds en una jugada que desató la ira de sus rivales, que se quedaron reclamando que el equipo de Bielsa no paró el juego cuando uno de sus futbolistas había quedado lastimado en la mitad de la cancha.

La polémica se generó porque Tyler Roberts, defensor del Leeds, pareció tirar el balón hacia adelante para que precisamente atendieran a Jonathan Kodjia, delantero del Villa que había quedado lesionado. Sin embargo, Klich recogió la pelota y, para sorpresa de sus rivales, enganchó dentro del área y definió cruzado.

Inmediatamente se produjo una pelea generalizada en el terreno de juego del Elland Road, que decantó en la expulsión del egipcio Anwar El-Ghazi, mediocampista del Aston Villa. Mientras tanto, al borde del terreno de juego, Bielsa protagonizaba una acalorada discusión (traductor mediante) con John Terry, el ex futbolista del seleccionado inglés que formaba dupla técnica junto a Dean Smith.

Antes del reinicio del juego, la orden del rosarino fue clara: que sus jugadores se dejaran anotar el empate. Y así ocurrió: sin resistencia, Albert Adomah puso el 1 a 1, que sería el resultado final.

Con ese resultado, el Leeds sepultó definitivamente su chance de ascender directamente a la Premier League, y luego perdió en el Playoffs. Una temporada después, fue campeón y volvió a la máxima categoría después de 16 años.

Ese acto, en septiembre de 2019, le valió un sorpresivo reconocimiento de la FIFA en la gala de los premios The Best, en el que le dieron el galardón “Fair Play”, por su acto frente al Aston Villa.

“Cuando se elige cómo actuar lo más difícil no es distinguir entre el bien y el mal, sino aceptar las consecuencias de lo que corresponde. Ahí hay un inmediato efecto y lo más importante es rever nuestro comportamiento. En este caso no hubo tiempo de reflexionar y tuvimos que intervenir instantáneamente. Nuestra reflexión estuvo condicionada por la educación, el ejemplo y seguridades. Quiero mencionar a mi madre, quien me enseñó a distinguir entre lo que está bien y lo que está mal. También a Newell’s, el club al que pertenezco y en el que durante 20 años aprendí a vivir el fútbol de una forma particular. Hay razones permanentes en mi vida, como mi familia y mis amigos, que me recuerdan los valores que no deben ser olvidados”, fueron las palabras de Bielsa, leídas por el entonces capitán del equipo Liam Cooper.

El agradecimiento de sus jugadores.

Una vez conocida la noticia a primera hora del domingo, las redes sociales se inundaron de mensajes para Bielsa, principalmente de la mayoría de los futbolistas que recorrieron parcial o totalmente estas tres temporadas y media con el entrenador.

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