La atención de todos en el State Farm Arena de Atlanta estaba puesta en el combate entre Jamel Herring ante Shakur Stevenson, que se enfrentaron por el cinturón super pluma de la Organización Mundial de Boxeo (OMB). Sin embargo, las miradas se las llevaron dos peleadores con linaje en la historia grande del deporte de los puños. Se trata de Evan Holyfield, el hijo de Evander, que volvió a mostrar el poderío de sus golpes para construir un nocaut espectacular, y de Nico Ali Walsh, nieto del gran Muhammad, que paso a paso se afianza en su carrera como rentado. Pero mejor ir por partes.
Evan Holyfield, uno de los once hijos que tuvo el campeón del los pesados que mantuvo una gran rivalidad con Mike Tyson, tiene 24 años y es una máquina de ganar entre los súper welter. Tras más de 80 combates como aficionado, el heredero del campeón olímpico en Los Angeles 1984 comenzó a pelear como profesional en noviembre de 2019 con una victoria relampagueante en 14 segundos ante Nick Winstead en una velada que tuvo como plato principal el combate entre Saúl Canelo Álvarez y Sergey Kovalev.
A partir de entonces comenzó a enhebrar victorias ante Henry Mendez (KO3) y Travis Nero (KO1), Dylan Carlson (decisión unánime), Donnis Reed (KO1), Nicholas Compton (decisión unánime) y Agustín Cicero (KO3). Con esa foja llegó al combate en Atlanta, la tierra natal de su padre, quien vio desde el ring side como pulverizó las aspiraciones de Stanford, a quien tiró definitivamente a la lona en el segundo round. Se trató de la sexta victoria por la vía rápida al cabo de ocho presentaciones. Sí, hay un gran prospecto de campeón.
Lo mismo corre para Nico Ali Walsh, que en la misma velada también mostró el poder de sus guantes para sumar su segunda victoria entre los profesionales. Tras la victoria sobre Jordan Weeks de agosto pasado en Tulsa, el nieto del mejor de todos los tiempos superó por nocaut técnico en el segundo round a James Westley II en un combate entre medianos.
Nació en Chicago el 11 de julio de 2000 y se crió en Las Vegas, donde es estudiante en la Universidad de Nevada. Nico contó que viajaba a Phoenix para visitar a quien él llamaba “Poppy”, con quien formó un fuerte lazo, ese que los nietos tienen con sus abuelos.
“Siempre le tomaba la mano y a veces le decía: ‘Si querés que te dé agua o haga algo por vos, apretámela’ -recordó-. Como no podía hablar, me la apretaba. Cuando entré en el boxeo, no sabía en qué me había metido y pensé en abandonar. Pero él me empujó y recuerdo ese momento hasta hoy”.
A los 10 años, participaba en peleas para juntar fondos de beneficencia y fue amateur desde los 14, por más que a su madre no le cayera bien la idea. “Mi familia me apoya. Era duro a veces para mi mamá cuando volvía a casa con la nariz sangrando o un ojo negro, como lo sería para cualquier madre. Pero me apoya”, contó Nico tras su primer triunfo. Va tras el legado del abuelo.
¿Y el plato fuerte de la noche? El estadounidense Shakur Stevenson se quedó con el cinturón superpluma de la OMB al vencer a su compatriota Jamel Herring cuando el árbitro suspendió el combate, que se llevó a cabo en Atlanta.
Stevenson, ahora con 17 victorias en la misma cantidad de peleas, es campeón en una segunda categoría diferente, habiendo poseído anteriormente el título de peso pluma de la OMB entre 2019 y 2020.
El boxeador de 24 años, originario de Newark, dominó la mayor parte de la pelea, a pesar de que su oponente vendió cara su derrota.
Pero un gran corte por encima del ojo derecho le dificultaba demasiado la pelea. La hinchazón y el sangrado le impedían ver los golpes, sin poder contraatacar.
Mientras recibía otra ráfaga de ganchos de parte de Stevenson en el décimo capítulo, el árbitro consideró más prudente detener el combate. Herring encajó así su tercera derrota en 26 peleas.
Fuente: agencias