Los ferreteros celebran este miércoles su día y, con ellos, toda una profesión que mezcla paciencia, conocimiento y, sobre todo, capacidad para traducir pedidos inentendibles. Porque si hay algo que caracteriza al rubro es la particular forma en la que los clientes piden los productos: “Dame el coso, el pituto, el cosito que va en la pared”.
En un informe especial de Telesol Noticias, los comerciantes contaron cómo hacen para decodificar esas frases sin manual. “Lo primero que hacemos es respirar y tomar con calma la consulta, para después descifrar lo que buscan”, relató un ferretero. En muchos casos, las imágenes que los clientes envían por WhatsApp, las videollamadas con plomeros o electricistas y hasta las improvisadas mediciones con un palo, un alambre o una soga terminan siendo las mejores herramientas.
La creatividad no falta. Algunos clientes llegan con pedidos insólitos o mal explicados. Una de las anécdotas más recordadas fue la de una clienta enviada por su mecánico: “Me dijo que viniera a buscar el tornillo que le falta al auto”. Sin referencia ni muestra, la misión resultó imposible y la mujer tuvo que regresar al taller.
Otros, en cambio, caen en las clásicas bromas del oficio: clavos con comba, tornillos de rosca rápida o “electrodos punta de goma”, artículos que no existen pero que arrancan sonrisas.
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