Estados Unidos anunció el miércoles el envío de 3.000 soldados adicionales a Europa del Este para defender de “toda a agresión” a los países de la OTAN, mientras que los líderes de Francia y Alemania tienen en su radar visitar Moscú para tratar la crisis ucraniana.
Las tropas se suman a los 8.500 militares puestos en alerta desde finales de enero por Washington para ser desplegados como parte de la Fuerza de Respuesta Rápida de la OTAN en caso de ser necesario.
“Mientras que (el presidente ruso Vladimir Putin) esté actuando agresivamente, vamos a asegurarle a nuestros aliados de la OTAN en Europa del Este que estamos allí”, dijo el mandatario estadounidense Joe Biden tras el anuncio de los despliegues.
En respuesta, el viceministro de Exteriores ruso, Alexander Grushko, consideró que la movida dificultaría un compromiso entre ambos bandos, pues son “pasos destructivos, que incrementan la tensión militar y reducen la posibilidad de una decisión política”, según la agencia rusa Interfax.
Las potencias occidentales han estado inmersas en esfuerzos diplomáticos, así como la amenaza de sanciones contra el círculo cercano de Putin, para detener lo que temen sea una potencial invasión a la exsoviética Ucrania, pese a que el Kremlin lo niega rotundamente.
El canciller de Alemania, Olaf Scholz, anunció el miércoles que visitará Moscú “pronto” para hablar con Putin, mientras que el presidente francés, Emmanuel Macron, dejó la puerta abierta a viajar a Rusia para buscar una solución diplomática a la crisis.
– “No combatir en Ucrania” –
“Estas fuerzas no van a combatir en Ucrania”, que no es miembro de la OTAN, dijo el portavoz del Departamento de Defensa de Estados Unidos, John Kirby, subrayando que se trataba de un redespliegue temporal.
Rusia es acusada por los occidentales de planear una invasión de su vecino prooccidental Ucrania, en cuyas fronteras ha desplegado unos 100.000 militares desde hace semanas.
Para “disuadir” a Putin de pasar a la ofensiva, los estadounidenses y los europeos amenazan con sanciones económicas “sin precedentes” y apoyo militar a Kiev.
Rusia niega planear una invasión y afirma que solo quiere garantizar su seguridad. Pero cree que una desescalada de esta crisis sólo es posible si se pone fin a la política de ampliación de la OTAN y la retirada de sus capacidades militares de Europa del Este.
El Kremlin además reivindicó este miércoles el apoyo de China a sus exigencias en materia de seguridad frente a Occidente, antes de un encuentro de Putin y Xi Jinping.
Putin se reunirá con su homólogo chino en el marco de la inauguración el viernes de los Juegos Olímpicos de Invierno en Pekín.
“Se ha preparado una declaración común sobre la entrada de las relaciones internacionales en una nueva era”, dijo Yuri Ushakov, consejero diplomático del presidente ruso.
Ushakov aseguró que China apoya los reclamos de Rusia “en materia de seguridad”; una lista de exigencias dirigida a Estados Unidos y la OTAN para aliviar las tensiones sobre Ucrania y que los occidentales han rechazado. A fines de enero, el gobierno chino había llamado a “tomar en serio” esas demandas.
– Putin a la espera –
En una llamada telefónica con el primer ministro británico, Boris Johnson, este miércoles, Putin le dijo haber observado “la falta de voluntad de la OTAN para responder adecuadamente a las bien fundadas preocupaciones de Rusia”, precisó el Kremlin en un comunicado.
Aunque un portavoz de Downing Street informó que ambos coincidieron en la necesidad de encontrar una “solución pacífica”.
El diario español El País publicó detalles de las respuestas estadounidenses a las demandas rusas, que no han sido desmentidos.
En ellas, Washington propone que los rivales prometan no desplegar medios militares ofensivos en Ucrania, que Moscú inspeccione ciertas infraestructuras militares que le preocupan en Europa y que ambos países acuerden medidas de control de armas.
Estados Unidos también dice que está dispuesto a discutir la “indivisibilidad de la seguridad”. El Kremlin se basa en este concepto para exigir la retirada de la OTAN de su vecindad, argumentando que la seguridad de unos no puede lograrse a expensas de la de otros, a pesar del derecho de cada Estado –y por tanto de Ucrania– a elegir sus alianzas.
Moscú prepara actualmente una respuesta formal.
En tanto, Polonia y Rumanía aseguraron apreciar la movida estadounidense.
En un cambio de tono, la Casa Blanca dijo el miércoles que no tacharía más a la invasión a Ucrania como “inminente”, explicando que sugería que Putin ya había tomado la decisión de atacar.
Intentando desenmarañar la selección de palabra que trajo críticas de Ucrania, la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, indicó que usualmente se refiere a Putin posicionando tropas en una ubicación donde “podrían invadir en cualquier momento”.
La OTAN saludó el nuevo despliegue de tropas estadounidenses y “hará lo que sea necesario para proteger y defender a todos los aliados”, destacó su secretario general, Jens Stoltenberg.
El ejército ucraniano, tras años de relativa escasez, ha estado recibiendo en las últimas semanas armas occidentales, lo que ha sido denunciado por Moscú. En respuesta al Kremlin, Ucrania ha dejado claro que no cederá territorios, “no importa a qué precio”.
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