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Filicidio: no es posible determinar si su pareja de hoy será la asesina de sus hijos mañana

(Foto: especial)
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Se le llama filicidio a la acción de acabar con la vida de un hijo, ya sea biológico o adoptivo. Es un crimen difícil de explicar y comprender, porque los padres y madres se apegan a su descendencia, tienden a protegerla e incluso piensan en planes a futuro para cuando sean mayores. Por eso es tan impactante cuando los medios de comunicación reportan muertes como la del niño Gabriel Esteban Cubillos Rodríguez, que habría sido secuestrado por su padre, trasladado desde Bogotá —donde vivía con su madre— hasta Melgar (Tolima) y asesinado en un hotel de ese municipio, donde fue encontrado su cadáver.

El padre y acusado por el crimen, Gabriel Cubillos, no ocultó sus intenciones: dejó una memoria USB a Consuelo Rodríguez, la madre, que contenía un video en el que explicaba que asesinaría a su hijo y luego se quitaría la vida. En manos de la Fiscalía también hay un cruce de mensajes en el que Cubillos felicita a su exesposa porque “ya puedes disfrutar sola […] sin el Tricitico (sic) y mucho menos yo”.

Chat de WhatsApp entre Gabriel y Consuelo sobre su pequeño hijo. Esteban. | FOTO: Facebook
Chat de WhatsApp entre Gabriel y Consuelo sobre su pequeño hijo. Esteban. | FOTO: Facebook

¿Qué circunstancias llevarían a un progenitor a acabar con la vida de sus hijos? En realidad, se han documentado numerosos motivos para un crimen impensable. “Aquí en Colombia no se le ha dado mucha intervención mediática no se ha visto muy mediáticamente cuando es la mamá quien mata a los hijos, sino pues a este caso particular del papá, por todo lo que sucedió. Pero no es algo exclusivo de los hombres: en su mayoría, son las mamás quienes terminan matando a sus hijos”, explicó Fabián Rodríguez, profesional en psicología de la Universidad Nacional de Colombia con experiencia en el área forense y especialización en Psicología Jurídica y Criminológica de la Universidad Católica de Colombia, a Infobae Colombia.

Los números le dan la razón, pero las tendencias también señalan que las madres y padres que han cometido este crimen tuvieron motivaciones diferentes. La organización Safe and Equal (Australia) y la Universidad de Guelph (Canadá) han identificado algunos patrones que diferencian a hombres y mujeres filicidas: por ejemplo, estas últimas se sienten impulsadas a actuar por tener una red de apoyo débil, un embarazo no deseado o un episodio psicótico. Dos ejemplos de lo anterior son los casos de las dos mujeres que se lanzaron al vacío en el Puente de la Variante, en Ibagué (Tolima), con sus hijos en brazos, en 2019 y 2021, por casos de depresión severa.

Por otro lado, más hombres que mujeres matan a sus hijos por casos de custodia, celos o sospecha de infidelidad —por ejemplo, cuando se descubre que no es el padre biológico del niño—.

La tendencia a entregar la custodia a la madre sería la explicación para que sean más los hombres acusados por esto en particular. “Una característica común que suelen tener los homicidios de niños en temas de separación familiar es esta: papá y mamá se separan, se divorcian, inician un pleito legal para ver quién se queda con los niños. Usualmente, las comisarías dan la custodia las mamás porque es el derecho de las cosas, sin importar si el papá es la persona idónea para para cuidar al niño, o sea, ellos no se ponen a mirar quién es más idóneo”, explicó Rodríguez.

“En muchas ocasiones que terminan en homicidios de niños, estas disputas escalan al punto que el padre que no tiene la custodia empiece a iniciar acciones legales para poder tener más a su hijo o verlo más, cosas así”, añadió. Esta explicación es congruente con lo hallado por la Procuraduría: la intención de Cubillos de quedarse con el hijo y presunta evidencia de negligencia y violencia intrafamiliar.

A juzgar por las interacciones de Gabriel Cubillos y su expareja, la venganza por una nueva relación sería otro de los motivos que lo habrían llevado a matar a su hijo. “Es una forma, llamémoslo de venganza. Imagínate que hombre y mujer se juntan, tienen un hijo, se separan y la mujer quiere terminar con el hombre, pero él no. Y luego se da cuenta de que la mujer está siendo feliz con otra persona, mientras él no supera esta ruptura. Entonces, busca de alguna forma vengarse. La mayor venganza posible es acabar con el hijo porque mamá es feliz con su hijo, ama a su hijo, es la que tiene la custodia de su hijo”, puntualizó el psicólogo forense.

“Cuando uno de los padres que no ha superado la ruptura ve que su expareja empieza a tener una vida con otra persona, empieza a disfrutar más de su hijo con la otra persona y hasta el niño empieza como a ver como una figura paterna o materna a la nueva persona, es posible que, a modo de venganza, el otro padre termine matando a su hijo”, dijo Rodríguez.

Esta venganza no solamente puede darse contra los hijos, sino también contra mascotas, objetos o personas. Rodríguez recordó el caso de una mascota que fue hurtada, trasquilada y devuelta a la expareja. “Son tipos de venganzas hacia la otra persona, porque han destrozado el vínculo afectivo que tenía con esa otra persona, así que proceden a destrozar otro vínculo afectivo que tenga. Entonces se puede dar a mascotas, a hijos… hay personas que asesinan a la actual pareja de su expareja”, añadió.

Estas tendencias existen y están respaldadas por revisiones bibliográficas y datos de reportes criminales, pero es importante señalar que estas situaciones no necesariamente terminan en el homicidio de un hijo. “Puede que haya otra persona que se tome bien que su expareja empiece una relación con otra persona y hasta espera que le vaya bien. Son cuestiones propias de la persona”, dijo el psicólogo forense.

En ocasiones, hombres y mujeres que sobreviven a violencias contra ellos o a la muerte de sus hijos son revictimizados: además de cargar el dolor por los daños causados, se les recrimina por no haber visto las banderas rojas a tiempo. No obstante, el especialista de la salud mental sostiene que no hay experiencias de vida o patologías comunes que condenen a alguien a convertirse en el asesino de su hijo. Además, según él, no hay manera de saber cómo reaccionará alguien ante una ruptura.

“Digamos que durante la relación la persona es muy bonita, muy tierna, no sé qué. Puede que la expareja tenga rasgos antisociales, narcisistas, sádicos, pero específicamente no se va a comportar así, que termine matando a otra persona o a otro ser vivo. Son cositas que uno puede notar, para tener cuidado, pero no es que alguien vaya a terminar haciéndolo. No es posible predecir que una persona, tras una ruptura, vaya a cometer un homicidio. Incluso, ni siquiera un suicidio”, explicó Rodríguez.

Al final del día, excusar a todas las personas que asesinan a sus hijos por sus posibles vivencias o patologías es irresponsable con quienes han hecho el trabajo concienzudo de sobrellevar sus circunstancias para no herirse a sí mismos y a los demás. Asesinar, más que un impulso, termina siendo una decisión que puede no tomarse.

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