Elise Christie es una de las mejores patinadoras de velocidad del mundo. En el Mundial de Rotterdam 2017 ganó los títulos en los 1.000 y 1.500 metros y el oro en el overall, logro que no había conseguido nunca antes una mujer europea. Además es dueña de diez medallas doradas de Campeonatos Europeos. Pero a pesar de sus logros y sus credenciales, el recorte presupuestario de nueve millones de euros que sufrieron los deportes de invierno de su país la obligaron a empezar a trabajar como repartidora de pizzas para poder costear sus entrenamientos y su equipamiento y mantener vivo el sueño olímpico.
Christie fue fotografiada entregando pizzas de la cadena Pizza Hut en Nottingham. Y contó luego que está “haciendo malabares con varios trabajos mientras entrena”, después de que el seleccionado de velocidad perdiera la financiación de cara a la cita olímpica que se celebrará en Beijing el próximo año.
“Vamos. De atleta por la mañana a pizzera por la noche”, escribió la británica en su cuenta de Instagram, días antes de que el periódico británico Daily Mirror hiciera pública su historia, que dio la vuelta al mundo en cuestión de horas.
La patinadora británica Elise Christie fue fotografiada repartiendo pizzas en Nottingham. Foto SplashNews.com via Daily Mirror
En otra publicación en esa red social, comentó: “Sorprendentemente, me encanta mi trabajo con el equipo de pizza. Es una bendición estar rodeada de personas tan increíbles. He encontrado una nueva familia”.
A los 30 años, Christie apunta con todo a Beijing, donde sueña con colgarse una medalla para bajarle el telón a su carrera y saldar una cuenta pendiente. La cita en la ciudad china marcaría su tercera participación olímpica, después de Sochi 2014 y PyeongChang 2018. En ninguno de los dos pudo subirse al podio.
En los Juegos surcoreanos sufrió una durísima caída y se quedó afuera de las semifinales. Y en los rusos, recibió amenazas de muerte tras provocar la caída de la surcoreana Park Seung-Hi en la final A de 500 metros, lo que la llevó a sufrir una fuerte depresión.
La británica trabajó para recuperarse y en los últimos años se transformó en un referente en la lucha por crear conciencia de la importancia de la salud mental en el deporte.
A fines del año pasado, en una entrevista con la cadena BBC, comentó: “Hay días que me siento bien y otros no. Las redes sociales me parecen un lugar difícil por el hecho de que soy la cara de la salud mental. Pero sentí que, si mostraba debilidad en las redes, la gente podría decir ‘Dice esto, pero luego hace otra cosa’, y estoy intentando promover que está bien sentirse y ser así y cometer errores. Mientras siga siendo el centro de atención, intentaré desafiar el estigma que rodea a la salud mental, ese es uno de mis objetivos”.
Y contó que está “entrenando para ganar una medalla olímpica en Beijing y tener una retirada feliz y un final feliz para mi carrera deportiva. Quiero trabajar duro en las debilidades que tuve en los últimos Juegos. Intento disfrutarlo”.
Ahora, mientras sigue entrenando y preparándose para los próximos Juegos Olímpicos, entrega pizzas con el fin de costearse los gastos del último tramo de su carrera.