
Lo que empezó como un gesto de ayuda terminó en una historia de abuso, destrucción y desgaste emocional. Mariela le prestó su departamento a estrenar en Parque Patricios a una compañera de trabajo que atravesaba una supuesta situación de violencia de género. Dos años después, solo pudo recuperarlo mediante un juicio de desalojo y lo encontró en condiciones devastadoras.
El inmueble, ubicado en el complejo Estación Buenos Aires y adjudicado por el Plan Procrear, había sido cedido en marzo de 2023 bajo un acuerdo de palabra. La ocupante solo debía hacerse cargo de las expensas y los servicios. No hubo contrato ni alquiler: solo confianza. Pero cuando llegó el momento de que la propietaria se mudara, la mujer se negó a abandonar el lugar.
Lejos de irse, se atrincheró y sostuvo argumentos insólitos ante la Justicia. Según relató el abogado de Mariela, Diego Martín Proetti, la ocupante aseguró que no había recibido ningún favor y que la vivienda “era del Estado” y “pagada por todos”, justificando así su permanencia.
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