Pamela Anderson fue una de las grandes sorpresas de la Semana de la Moda de París, no solo por su presencia sino por el impactante cambio de imagen con el que reapareció en la escena pública.
La actriz dejó atrás su tradicional melena rubia platinada, característica de sus años más icónicos, y optó por un tono cobrizo cálido que iluminó su rostro y le aportó una nueva impronta.
Pero no fue solo el color lo que llamó la atención: el corte mullet, con capas desiguales y textura relajada, reemplazó al bob prolijo que venía llevando en el último tiempo.
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