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por ahora Battaglia sigue, pero a todos les preocupa que el equipo no juega bien

Hay una gran certeza: este Boca (todavía en zona de playoff de la Copa de la Liga y con aspiraciones en la Copa Libertadores) no da señales positivas en su funcionamiento. Juega mal, no sostiene resultados, involuciona en la faceta defensiva y no aporta claridad en el ataque. Después de los muy buenos triunfos ante Estudiantes de La Plata y River, lejos de ser una bisagra para tomar impulso, decayó en su nivel. Incluso al punto de hilvanar 4 empates en lo doméstico, con un triunfo y una derrota en lo internacional. Sobre ello no hay debate, son todas certezas válidas y que se admiten en cada esfera. Luego hay mil versiones y rumores. Esos que en la caja de resonancia con Boca como amplificador ponen a correr especulaciones (incluso algunas con intereses políticos de por medio) y reuniones que no se dan, charlas que no ocurren en el vestuario y diálogos para una serie de cualquier plataforma de streaming.

¿Hay preocupación en Boca por el rendimiento del equipo? La hay, claro. Desde el cuerpo técnico, porque poco de lo que trabaja luego lo ve reflejado en los 90 minutos; de los propios futbolistas (algunos sorprendidos entre tanto cambio de apellido de un partido a otro y con rendimientos dispares además las lesiones), porque entre ellos observan que hay desconexión en no poder sostener los resultados; y también desde la conducción del fútbol, consciente de que el presente del equipo no acompaña la riqueza del plantel y que ni siquiera después de triunfos bisagra hubo un despegue.

Battaglia por ahora sigue al frente de Boca. (Marcelo Carroll)

Battaglia por ahora sigue al frente de Boca. (Marcelo Carroll)

En el medio, los empates consecutivos (Boca lleva seis partidos sin perder en la Copa de la Liga) profundizó una deuda como local que generó un clima inestable en la Bombonera, deseosa de triunfos pero mucho más de observar un equipo confiable. Al cabo, la mirada sobre el trabajo de Sebastián Battaglia está bajo la lupa y mucho más su planificación, que lo llevó a forzar de más a futbolistas que terminaron lesionados a una rotación constante que no le permite sostener una mínima continuidad de juego. De un buen primer tiempo con Lanús a la nada misma contra Godoy Cruz. De la concentración absoluta ante River a desatenciones con Arsenal. El “andar irregular” que blanqueó el técnico es una realidad que se vive en el Boca Predio de Ezeiza.

También desconcertó el DT. Porque decidió cancelar una conferencia de prensa en la Bombonera en lugar de enviar un mensaje de fortaleza hacia afuera. Eso sorprendió en la intimidad del Consejo de Fútbol, que no entró al vestuario en La Boca y que mucho menos se reunió en las oficinas del presidente (la charla Riquelme y Ameal fue por un tema institucional de los próximos días vinculados al sponsoreo y a trabajos en los ingresos al estadio).

Del mute en la noche del miércoles a un mensaje en el ingreso al predio. Justo antes de reunirse con Riquelme y compañía el técnico contó su percepción. “Estamos trabajando, obviamente queremos que el equipo mejore. Estamos pensando en el próximo partido, en tratar de mejorar para conseguir un triunfo. Eso es lo que buscamos. ¿Si estoy con fuerzas? Sí, sí, siempre. Confío en los jugadores, confío en el plantel, yo estoy con fuerzas para seguir. Obviamente haremos una autocrítica entre nosotros puertas adentro y buscaremos lo mejor para lo que viene”, planteó en un discurso casi guionado en ESPN.

Riquelme en la Bombonera. (Marcelo Carroll)

Riquelme en la Bombonera. (Marcelo Carroll)

En medio de charlas con Marcelo Delgado, Raúl Cascini y Jorge Bermúdez, también hubo tiempo de una conversación de Riquelme con el plantel. Otra vez, como en aquella escena bajando del micro en 2021 al grupo, les pidió un esfuerzo y demostrar que son los mejores. Fue una manera de semblantear al grupo sobre su compromiso con el técnico, reafirmado desde el discurso pero sin respuestas en el campo de juego.

Con Hugo Ibarra, Serna y Blas Giunta (solo el último habilitado para dirigir en la máxima categoría) como bomberos a mano por si existía un adiós del DT, en Boca no hablaron con ningún entrenador ni se plantearon llamar de urgencia a algún técnico “de los de experiencia” antes de junio. Tras asumir responsabilidades pero también exponer que sabe y cree poder revertir su presente (con dos juegos de visitante y uno ante Corinthians, por la Copa Libertadores), el DT dejó el predio consciente de que el avión que lo llevará a Santiago del Estero tendrá que encontrarlo con el temple para saber cambiar las piezas a tiempo, que necesita de los tres puntos no solo para asegurar su sitio en el playoff de la Copa de la Liga sino para ganar la confianza perdida. Es que entre el sinfín de voces cruzadas en off y especulaciones, la certeza que todos tienen en Boca es que el equipo no juega bien y que necesita encontrarse rápido con una identidad que el técnico está tardando demasiado tiempo en construir.

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