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Rubin Carter, el Huracán que se convirtió en canción por un crimen que nunca cometió

Aquí está la historia del Huracán
El hombre al que culparon las autoridades
Por algo que nunca hizo
Lo pusieron en una celda de prisión
Pero una vez pudo haber sido
El campeón del mundo


Bob Dylan, Hurricane

Rubin Carter pudo haber sido campeón del mundo. Tuvo su oportunidad en 1964 y se le escurrió. Pero no fue aquella derrota contra Joey Giardello la que atrajo la atención de Bob Dylan, un reconocido aficionado del boxeo, sino el hecho que lo privó de aspirar a una segunda chance: una condena que lo mantuvo casi dos décadas en prisión, que lo convirtió en una involuntaria celebridad y que dejó al descubierto las irregularidades en el sistema judicial estadounidense.

El boxeo fue apenas un paréntesis de cinco años en la vida de cautiverio que padeció Carter, quien desde muy pequeño conoció los rigores del trato que la Policía dispensaba (y dispensa) a los afroamericanos en Estados Unidos y la dureza del régimen de encierro, del que en ese país los niños no quedan al margen.

Su padre, Lloyd, que era diácono en una iglesia bautista, fue el primero que lo puso en contacto con la Policía cuando solo tenía nueve años: lo entregó por haber robado una remera en un local de indumentaria. Los agentes le dieron la bienvenida con una buena paliza. A los 11 años, el pequeño Rubin fue enviado al Hogar de Niños del Estado de Jamesburg (un reformatorio, más allá de su nombre edulcorado) tras apuñalar a un hombre que aparentemente había intentado abusar de él.

Allí estuvo seis años hasta que se fugó. En su escape llegó hasta Filadelfia, donde se incorporó al Cuerpo de Paracaidistas del Ejército en 1954. Fue enviado con la 101ª División Aerotransportada a la joven Alemania Federal, todavía bajo régimen de ocupación por parte de las potencias vencedoras en la Segunda Guerra Mundial. Durante su estadía en el Ejército comenzó a boxear y enseguida se destacó entre la tropa.

Tras dos años de servicio, recibió una baja honorable en 1956 y regresó a su casa en Paterson (Nueva Jersey). Pero la libertad le duró poco: fue detenido debido a la fuga del Hogar de Niños de Jamesburg y debió permanecer 10 meses en el reformatorio de Annandale. Apenas unos días después de haber sido liberado, fue apresado nuevamente, esta vez por un robo callejero y por golpear a un hombre. Fue condenado y purgó cuatro años en la Prisión Estatal de Trenton.

Rubin Carter noqueó al cubano Florentino Fernández en apenas 69 segundos de pelea.

Rubin Carter noqueó al cubano Florentino Fernández en apenas 69 segundos de pelea.

En el programa de boxeo de Trenton encontró la herramienta para hacer tolerables esos años de encierro y también la que le daría una oportunidad al salir. De hecho, apenas 24 horas después de recuperar la libertad, el 22 de septiembre de 1961, hizo su debut como profesional tras acumular experiencia amateur en la prisión: venció por puntos a Pike Reed en el estadio del campus deportivo de la Marina en Annapolis. Por ese combate cobró 20 dólares.

Con un poderoso gancho de izquierda como carta de presentación, se ganó el apodo de Hurricane (Huracán) y el reconocimiento entre los medianos de su tiempo, sobre todo después de noquear en apenas 69 segundos al cubano Florentino Fernández en el Madison Square Garden el 27 de octubre de 1962.

Si esa victoria ante Fernández fue una buena vidriera, la que lo encaramó definitivamente fue la que consiguió 14 meses después, el 20 de diciembre de 1963 en Pittsburgh, ante Emile Griffith, por entonces campeón mundial wélter de la AMB y el CMB. En un combate en el que no estuvieron en disputa los cinturones (se pactó en categoría mediano), Carter sacó de pelea a su adversario en el primer asalto. Fue una de las dos veces en que Griffith resultó noqueado en sus 111 presentaciones profesionales. La otra fue ante Carlos Monzón, en septiembre de 1971 en el Luna Park.

Rubin Carter logró la mejor victoria de su carrera frente a Emile Griffith.

Rubin Carter logró la mejor victoria de su carrera frente a Emile Griffith.

Otros dos triunfos, uno de ellos ante Jimmy Ellis (llegaría a ser campeón mundial pesado de la AMB en 1968), lo posicionaron como retador del monarca unificado de los medianos, el experimentado Joey Giardello, quien se había coronado tras 15 años de carrera y en su 122ª salida profesional al superar al nigeriano Dick Tiger en diciembre de 1963.

El 14 de diciembre de 1964 en el Convention Hall de Philadelphia, Carter tuvo la gloria al alcance de la mano: en el cuarto round conmovió al campeón con un gancho de izquierda y también le provocó un profundo corte sobre el ojo izquierdo. Pero Giardello (cuyo verdadero nombre era Carmine Orlando Tilelli), sobrevivió a ese asalto y luego impuso su oficio hasta la campana final.

Los tres jueces, Bob Polis, Dave Beloff y Jim Mina, le otorgaron la victoria a Giardello, una decisión que fue recibida con aplausos y abucheos en dosis parejas.

“Gané claramente, al menos nueve rounds contra seis”, sostuvo el retador.

“Él hizo mi pelea, no me presionó como esperaba, no peleó por dentro y me lo hizo fácil”, argumentó el triunfador.

Después de ese traspié, el Huracán combinó un puñado de éxitos categóricos lejos de su país (peleó en Londres, París y Johannesburgo) con varias derrotas, algunas ante rivales menores y otras ante adversarios de nivel como Dick Tiger (poco antes de que el nigeriano recuperara el título mundial) y el cubano Luis Rodríguez. En esa puja por reinsertarse en los primeros planos estaba cuando su carrera y su vida de hombre libre se esfumaron en un tris.

Rubin Carter conecta un derechazo durante su combate por el título mundial mediano ante Joey Giardello.

Rubin Carter conecta un derechazo durante su combate por el título mundial mediano ante Joey Giardello.

El 17 de junio de 1966 a las 2.30, dos hombres negros ingresaron al Lafayette Bar de Paterson. Con una escopeta y una pistola, abrieron fuego contra dos clientes que estaban en la barra, Fred Nauyaks y Hazel Tanis. Nauyaks murió en el acto, al igual que el barman del lugar, James Oliver. Tanis falleció un mes después como consecuencia de las heridas. También fue herido en la cabeza otro cliente, William Marins.

Esa noche, Carter estaba en Nite Spot, un club nocturno ubicado a 700 metros del lugar de la balacera, junto a John Artis, un joven de 19 años que había tenido una destacada carrera como jugador de fútbol americano en el colegio secundario, que en ese momento se desempeñaba en un equipo semiprofesional de Paterson y que nunca había tenido problemas con la ley.

A la misma hora del ataque en el Lafayette Bar, ambos abandonaron el lugar junto a otro amigo, John Royster, y partieron en el Dodge Polara blanco de Carter, que fue conducido por Artis. A poco de andar, el sargento Theodore Capter, del Departamento de Policía de Paterson, los detuvo. Enseguida identificó al boxeador (era una persona sumamente conocida en la ciudad) y los dejó seguir. Antes les contó que estaban buscando a “dos negros en un auto blanco” por el ataque en el bar.

Carter y Artis dejaron en su casa a Royster. Entonces se convirtieron en ese objetivo que la Policía rastreaba. Fueron detenidos nuevamente y trasladados primero al Lafayette Bar y luego al hospital donde se encontraban los heridos. Ninguno de los dos los identificó. Unas horas más tarde, en una comisaría de Elizabeth (una ciudad ubicada a 30 kilómetros de Paterson), fueron sometidos a una prueba con un polígrafo, que ambos superaron. Entonces fueron liberados.

Dos semanas más tarde, debieron testificar ante un jurado. “La descripción física de los asesinos ni siquiera se aproxima (a la imagen de Carter y Artis)”, aseguró ese día Vincent DeSimone, jefe de Detectives del Condado de Passaic e investigador a cargo del caso, quien también señaló que, según los testigos, los atacantes usaban ropa negra, un detalle que tampoco coincidía con la indumentaria con la que habían sido detenidos Carter y Artis la noche del hecho. Al finalizar la audiencia, el jurado no formuló acusación alguna contra ellos.

El púgil, que por entonces ocupaba el octavo puesto en el ranking mundial de los medianos, continuó entrenándose y viajó a Rosario para medirse con Juan Carlos Rivero. Se enfrentaron el 6 de agosto en el estadio Norte, que había sido inaugurado en 1960 y cerraría sus puertas un año después. El Puma cordobés se impuso por puntos en 10 asaltos. El Huracán no sabía que esa pelea en suelo argentino, la 40ª de su trayectoria profesional (registraba 27 victorias, 12 derrotas y 1 empate), sería la última.

Rubin Carter hizo 40 peleas durante los cinco años que duró su carrera profesional.

Rubin Carter hizo 40 peleas durante los cinco años que duró su carrera profesional.

El 14 de octubre de 1966, Carter y Artis fueron apresados nuevamente. Para ello habían resultado cruciales las declaraciones de Alfred Bello y Arthur Dexter Bradley, dos nuevos testigos presentados por los investigadores, quienes estaban detenidos por un robo cometido la misma noche del triple homicidio. Bello aseguró que mientras atracaban una fábrica ubicada en la misma cuadra, había visto salir del bar al boxeador con una escopeta en sus manos y a su amigo, con una pistola. Bradley solo identificó al pugilista.

Pese a que nunca se recuperaron las armas homicidas y a que la Fiscalía nunca consiguió presentar un argumento sólido que pudiera sostener la motivación de los acusados para cometer los crímenes, los testimonios de Bello y Bradley terminaron siendo la llave del juicio que comenzó a principios de abril de 1967. El 26 de mayo, Carter y Artis fueron condenados a cadena perpetua por un jurado compuesto íntegramente por personas blancas. El fiscal adjunto del condado de Passaic, Vincent Hull, había pedido la pena de muerte para ambos. Los dos apelaron sus condenas, que fueron confirmadas por la Corte Suprema de Nueva Jersey el 15 de junio de 1969.

Con el número de recluso 45472, Carter reingresó a la Prisión Estatal de Trenton, de la que había salido en septiembre de 1961. Fue la primera estación en su largo periplo carcelario, que también incluyó pasos por la Prisión Estatal de Rahway y el Instituto Correccional de Clinton. Tras las rejas, se alejó del boxeo, se centró en la lectura (pese a que había perdido la visión del ojo derecho por una operación en el hospital de la penitenciaría), sostuvo su inocencia a capa y espada, y durante las noches tipeó su autobiografía con una vieja máquina de escribir Underwood que le había dejado un recluso que había recuperado la libertad.

Rubin Carter junto a la reja de su celda en la Prisión Estatal de Trenton.

Rubin Carter junto a la reja de su celda en la Prisión Estatal de Trenton.

El libro finalmente vio la luz en noviembre de 1974. En The sixteenth round: from number 1 contender to number 45472 (El decimosexto round: de retador número 1 al número 45472), Carter exponía, a partir de su experiencia, las prácticas racistas tan presentes en Estados Unidos, las deficiencias del sistema judicial y la crueldad del régimen carcelario.

Dos meses antes de la publicación del libro, su caso había sido reabierto luego de que Bello y Bradley se retractaran de sus declaraciones en el juicio. Frente a un defensor público y al periodista Selwyn Raab, de The New York Times, los testigos aseguraron que la Policía de Paterson y la Fiscalía los habían presionado para que mintieran a cambio de una reducción de pena en la causa por robo a la que hacían frente. “Tenía 23 años y me exponía a una pena de 80 o 90 años. Mentí para salvarme”, admitió Bradley.

Por entonces, el caso de Carter y Artis se había convertido en una bandera de los grupos que continuaban la lucha por los derechos civiles y también había sensibilizado a algunos artistas e intelectuales. Uno de ellos fue Bob Dylan, quien en 1975 compuso la canción Hurricane, publicada primero como single en octubre de ese año y en enero de 1976 como parte del álbum Desire.

Durante su gira Rolling Thunder Revue, Dylan, acompañado por Joan Baez, Joni Mitchell y Roberta Flack, actuó el 7 de diciembre de 1975 en la prisión de Clinton, adonde Carter había sido trasladado tres semanas antes. Los cuatro hicieron otros show para recaudar fondos y visibilizar la causa en el Madison Square Garden de Nueva York, un día después, y en el Astrodome de Houston, el 25 de enero del año siguiente.

A la defensa de los dos detenidos se sumó también Muhammad Ali, quien el 17 de octubre de 1975, apenas 16 días después de su tercer enfrentamiento con Joe Frazier en Manila, encabezó una movilización al Capitolio de Nueva Jersey, en Trenton, para exigir un indulto para Carter y Artis. Incluso se reunió, acompañado por Frazier, con el gobernador Brendan Byrne.

Mientras tanto, los abogados defensores continuaban trabajando en la vía judicial que se había reabierto tras las marcha atrás de Bello y Bradley. Consiguieron su primer éxito el 17 de marzo de 1976, cuando la Corte Suprema de Nueva Jersey (con el voto unánime de sus siete miembros) anuló el veredicto condenatorio, ordenó que se efectuara otro juicio y permitió que Carter y Artis fueran liberados tras el pago de una fianza de 35.000 dólares. El dinero fue aportado por Muhammad Ali.

Muhammad Ali encabezó una movilización en Trenton en 1975 para pedir el indulto de Rubin Carter y John Artis.

Muhammad Ali encabezó una movilización en Trenton en 1975 para pedir el indulto de Rubin Carter y John Artis.

En el nuevo proceso, que comenzó en octubre de 1976, Bradley no declaró, pero Bello lo hizo: nuevamente dio vuelta su testimonio y señaló otra vez a Carter como culpable. La Fiscalía argumentó que el triple crimen había sido un acto de “venganza racial”, aunque no presentó evidencias que sostuvieran esa tesis. Pese a ello, los acusados fueron condenados nuevamente a cadena perpetua el 21 de diciembre y regresaron a la Prisión Estatal de Trenton.

“Pueden encarcelar mi cuerpo, pero no mi mente”, aseguró Carter en una entrevista publicada en The New York Times meses después de esa segunda sentencia.

Ya sin tanto apoyo de figuras de alta exposición, el exboxeador continuó presentando apelaciones que fueron sistemáticamente rechazadas por los tribunales de Nueva Jersey. El 17 de agosto de 1982, la Corte Suprema del estado ratificó las condenas del segundo juicio. Ocho meses antes, Artis había obtenido el beneficio de la libertad condicional tras 15 años preso (pasaría otros dos años detenido entre 1986 y 1988 por posesión de estupefacientes y un arma de fuego).

Las cosas cambiaron para el Huracán cuando su caso llegó a un estrado federal. El 8 de noviembre de 1985, Lee Sarokin, miembro del Tribunal de Distrito de los Estados Unidos en Newark, consideró que la Fiscalía de Nueva Jersey había ocultado los resultados de una prueba con un polígrafo a la que había sido sometido Bello y que indicaba que el testigo había mentido durante una de sus declaraciones. Además evaluó que se habían producido “graves violaciones constitucionales” en la acusación.

“El extenso historial demuestra claramente que las condenas de los peticionarios se basaron en una apelación al racismo más que a la razón y al ocultamiento más que a la divulgación de prueba crítica para la defensa”, explicó Sarokin en la resolución con la que revocó las condenas y ordenó la inmediata liberación de Carter, 18 años después de la primera sentencia.

Si bien la Fiscalía de Nueva Jersey apeló la decisión de Sarokin, ya no hubo vuelta atrás: el Tribunal Supremo de Estados Unidos confirmó la sentencia del juez de Newark el 11 de enero de 1988. Casi 22 años después del triple homicidio del Lafayette Bar, Rubin Carter podía limpiar definitivamente su nombre. A los 50 años, su carrera como boxeador era un lejano recuerdo.

Tras recuperar la libertad, Rubin Carter se mudó a Toronto en 1988.

Tras recuperar la libertad, Rubin Carter se mudó a Toronto en 1988.

Ya en libertad, se mudó a Toronto, donde colaboró con equipos de abogados que trabajaban en casos de personas condenadas en causas con serios vicios de procedimiento. Para reforzar esa tarea, en 2004 fundó la ONG Innocence International. Además brindó conferencias en distintas universidades y agrupaciones de abogados. Y en 2011 publicó su segundo libro, Eye of the Hurricane: My Path from Darkness to Freedom (El ojo del huracán: mi camino de la oscuridad a la libertad), cuyo prólogo fue escrito por Nelson Mandela.

Tal como había sucedido en 1975 a partir de la canción compuesta por Bob Dylan, la historia de Carter recobró conocimiento público en 1999 gracias al film The Hurricane, dirigido por Norman Jewison. La película fue bastante cuestionada por abordar el caso con una mirada simplista y por algunas inexactitudes históricas, pero le valió a Denzel Washington una nominación al Oscar como mejor actor protagónico.

Rubin Carter junto al actor Denzel Washington (izquierda) y al boxeador Evander Holyfield (derecha).

Rubin Carter junto al actor Denzel Washington (izquierda) y al boxeador Evander Holyfield (derecha).

Carter falleció el 20 de abril de 2014 como consecuencia de un cáncer de próstata. En ese momento, junto a su cama estaba John Artis, quien se había mudado a Toronto para acompañarlo en sus últimos meses. El vínculo entre ellos había sobrevivido a los años de encierro. El actor de reparto de este caso, cuya historia fue recuperada en el documental My Name is John Artis, nunca cedió a las presiones de la Fiscalía de Nueva Jersey para incriminar a su amigo, ni siquiera cuando le ofrecieron su libertad a cambio. “Hubiese sido una mentira y no me criaron para eso”, explicó.

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