Tras los desbordes por el aforo el Gobierno intimó a la AFA y River busca despegarse

Hay un dicho que pinta entera a parte de la Argentina. Y bajo ese lema de “hecha la ley, hecha la trampa” , tan enquistado en nuestra sociedad, lo que sucedió este domingo en el Monumental y otros estadios tiene cierto sentido. En definitiva, ni los propios políticos respetan las normas que dictan. Pocos cumplieron el aforo del 50% que exigió el Gobierno y el revuelo mediático fue tan grande que tres ministros tuvieron que programar una reunión con las autoridades de la AFA y la Liga Profesional. No habrá marcha atrás en la vuelta de los hinchas a la cancha. Eso sí, “la foto” del próximo fin de semana largo tiene que ser muy diferente. No quieren colapsada la Bombonera, donde Boca jugará contra Lanús, ni el Libertadores de América, sede del duelo entre Independiente y Gimnasia. Por eso se ajustarán los controles. Mientras tanto, nadie se hace cargo del descontrol. Ni el Gabinete, ni Seguridad, ni los clubes. Todos se pasan la pelota.

“El jefe de Gabinete Juan Manzur me pidió que hablara con cada una de las jurisdicciones, que pidiéramos informes sobre lo sucedido para saber si se había superado la capacidad y estamos esperando los resultados”, apuntó Matías Lammens, a cargo de la cartera de Turismo y Deportes.

 Y añadió: “La idea que tenemos, en principio, es tomar medidas correctivas y preventivas para que no vuelva a suceder. Después, por supuesto, que si no se cumplen con las condiciones vamos a tener que tomar otra determinación”.

Más allá de esta última frase, que parece un condicionante, de ningún modo se cerrarán las puertas de los estadios. A fin de cuentas, la decisión que tomó el Gobierno es estrictamente electoral. Y la paliza que recibió el 12 de septiembre en las urnas no amerita el malhumor social de los hinchas. Lammens participó de un Zoom junto con Aníbal Fernández y Carla Vizzotti, ministros de Seguridad y Salud. Por la AFA estuvo su presidente, Claudio Tapia, y por la Liga, Sergio Rapisarda, mandamás de Vélez y secretario general.

Se comprometieron a lanzar una campaña de concientización sobre los cuidados que deben tener los simpatizantes para asistir a los estadios. No hubo distanciamiento y casi no se utilizó el barbijo. Además, todos deben estar vacunados -como mínimo- con una dosis contra el Covid-19. “Quiero agradecerles a ustedes, Ministros, por la posibilidad que nos han dado del regreso de público a los estadios. Nosotros sabemos que debemos mejorar y ajustar detalles para no volver a cometer errores. Trabajaremos con absoluta firmeza para cuidar esta oportunidad que nos han dado”, apuntó Chiqui en el diálogo virtual. Y enfatizó: “Nos ocuparemos de tomar medidas correctivas de las situaciones puntuales que no han sido cumplidas”.

“Nosotros podemos aconsejar y asesorarlos. En la Ciudad, Córdoba y Tucumán hubo más gente de lo permitido. Eso está a la vista”, le dijeron a Clarín desde el Ministerio de Seguridad de la Nación. Para la Dirección Nacional de Espectáculos Futbolísticos, el operativo en el Superclásico “fue el mejor en mucho tiempo”.  Y asegura que no hubo 54 mil personas como se especuló;admite que hubo un exceso, pero lejos de ese número. Y se basa en las cámaras de los drones. “Se veían muchas cabezas y cuerpos enteros, no una masa”, rezan. Y disparan contra River: “Como organizador tuvo muchas fallas”.

Según el informe que presentó el club de Núñez, 36.787 socios pasaron por los molinetes, 760 más que los permitidos. Y aunque reconocen que hubo filtraciones responsabilizan a la Policía y a los controles. “Hubo gente que llegó a Udaondo y Figueroa Alcorta, el sistema rechazó dos veces el ingreso y los dejaron pasar igual”, se lamentó un directivo de banda roja. Y aporta que se gastó un gran monto de dinero en el operativo, que constó de 1.000 efectivos policiales, 350 agentes de seguridad privada y 300 empleados de Utedyc (Unión Trabajadores de Entidades Deportivas y Civiles). En total, fueron 20 millones de pesos. “¿Nosotros nos teníamos que hacernos cargo de controlar?¿Para qué les pagamos?”, bramaron en los pasillos del Monumental.

Desde la Ciudad indicaron que unas 5 mil personas se acercaron con sus carnés y aunque no habían hecho su reserva online ni tenían la cuota al día, terminaron accediendo al partido para evitar un colapso. “Los dirigentes de River nos pedían que los sacáramos. Nosotros les dijimos que tenían que ser ellos los que les informaran a sus socios que no podían entrar. No íbamos a reprimir. Había gente de bien, muchos chicos. Se tomó una decisión acertada”, explicaron. “No hubo barras ni hechos de violencia. Se detuvieron algunos delincuentes que estaban revendiendo entradas”, agregaron en el Ministerio de Seguridad porteño.

Allanamiento e imputación

La Fiscalía Especializada en Eventos Masivos, a cargo de Celsa Ramírez, inició una investigación de oficio por el supuesto incumplimiento de aforo en Núñez y Liniers, donde Vélez recibió a Independiente. Eso sí, la única acta de contravención se le labró a River. Y este lunes hubo un allanamiento de la Policía de la Ciudad y el Cuerpo de Investigaciones Judiciales para revisar las cámaras de acceso. Fuentes policiales indicaron que se secuestró el teléfono de un hincha de River -sería un integrante de la barra- que repartía órdenes para que se dejara un hueco en el medio en la tribuna.

Por la noche, en tanto, se conoció la imputación para el presidente de River, Rodolfo D’Onofrio -también el de Vélez, Rapisarda- por la violación del artículo 205 responsabilizado de violar las medidas adoptadas para evitar la propagación de la pandemia. “Hubo una mano negra y estamos investigando”, dijo el mandamás millonario.

En la Provincia de Buenos Aires, en tanto, también quedaron conformes con los operativos. Pero le apuntaron a los clubes. “Van a tener que trabajar mucho para corregir las desprolijidades”, le explicaron a Clarín desde la Aprevide (Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte). En la autocrítica afirma que hubo casos de aglomeración, como se observó en Mar del Plata, donde los hinchas de Aldosivi ocuparon una cabecera abarrotada de gente.