Una nueva controversia ha surgido en torno a Donald Trump tras sus recientes declaraciones en una conferencia de prensa sobre el autismo. Desde el podio presidencial, el exmandatario recomendó a las mujeres embarazadas que deberían “aguantar” el dolor antes de recurrir al Tylenol, un analgésico ampliamente considerado seguro durante el embarazo.
En al menos nueve ocasiones durante su discurso, Trump instó a las futuras madres a evitar el medicamento, afirmando: “Luchen con todas sus fuerzas para no tomarlo”, y sugiriendo que, si decidían hacerlo, deberían “resolverlo por sí mismas”.
Estas palabras no pasaron desapercibidas. Especialistas y activistas las calificaron como un claro ejemplo de paternalismo médico, que responsabiliza a las madres por la salud de sus hijos. Amanda Tietz, defensora de derechos de las mujeres, comentó: “Su uso de ‘aguanten’ fue exasperante porque desestimó el dolor de las mujeres y el peligro real de una fiebre no tratada en el embarazo”.
Jerome Adams, exdirector de salud pública de Trump, también se unió a las críticas, expresando en redes sociales: “Ayer, cinco hombres poderosos se reunieron en la Casa Blanca y avergonzaron a las mujeres embarazadas, a las madres de niños autistas y a las personas autistas”.
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