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Solo en la provincia de Buenos Aires hay más de 6 millones de animales urbanos que nacen, viven y mueren en las calles y se estima que en Argentina la cifra es de 15 millones, aunque crece con los días. Las soluciones hasta ahora intentadas no fueron suficientes para revertir la triste realidad de animales muriendo solos y desahuciados.
Siempre que se habla de los derechos de los animales urbanos —perros y gatos— se pone la vista en las campañas de esterilización y en las adopciones, pero pese al gran esfuerzo de cientos de entidades proteccionistas (y rescatistas independientes) la raíz del problema no había sido del todo observada: la educación.
Sí lo había hecho en 1906 el jurisconsulto Ignacio Albarracín —considerado el primer proteccionista de animales argentino en cuyo honor se conmemora en el país el Día del Animal— cuando siendo presidente de la Sociedad Argentina de Protección de Animales (SAPA), caminaba por las calles de Buenos Aires y observó a un grupo de estudiantes de alguna escuela primaria a la salida de sus clases: frente a su mirada atónita, los niños tiraban sus cuadernos para sacar de sus bolsillos traseros sus hondas con las que comenzaron a lanzar piedras contra una bandada de gorriones que dormían sobre las cornisas y molduras de las casas.
Sobre ese episodio anticipó que algo no estaba bien en la sociedad argentina, al menos la porteña, y puso su empeño para que las malas costumbres de lastimar animales comenzaran a desarraigarse desde las escuelas. Fue otro de sus grandes pasos. “La educación de nuestros niños se resiente ante la falta de principios y prácticas humanitarias”, escribió y propuso: “Una lección por semana, durante media hora nomás, ya que los padres de familia en su mayoría la descuidan, y no tendríamos niños terribles que en las calles, y seguramente en sus casas, no respetan a nadie”.
Con esa consigna, y luego de reprender a los maestros por no sacarles a los niños las letales armas cuando los veían portarlas en los recreos ni cuando las usaban en la calle delante de ellos, Albarracín propuso que se incorporase en el programa escolar la materia “Educación Humanitaria”, con el deseo de educar a buenas personas para el futuro.
“Sin la bondad, la civilización no es más que una mera palabra”, dijo el promotor de la Ley Sarmiento, la primera de protección animal. De allí surgió la idea de que fuera un festejo el que abriera las puertas a la educación y el respeto sobre la vida de los “más indefensos”. Inspirado en lo que sucedía en otros países, desde la SAPA propuso que se celebrara en Buenos Aires una gran fiesta por el Día del Animal y que los estudiantes expusieran sus conocimientos. La idea fue un éxito, pero con el tiempo el derecho animal dejó de ser parte de la currícula escolar.
Ahora, un proyecto de Ley elaborado por proteccionistas y legisladores busca retomar los pasos de Albarracín y tiene el objetivo de “reducir la población de perros y gatos en situación de calle, o abandonados, y eso tiene que ver tanto con la castración y la atención veterinaria como, la que llamamos tercera pata, la educación”, resume a Infobae el diputado por Formosa, Mario Arce (Juntos por el Cambio).
En su articulado, el proyecto de ley “Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental para la Fauna Urbana” (bajo Expediente 1813-D-2019), estable que la autoridad de aplicación “en coordinación el Consejo Federal de Educación elaborará un Programa de Derechos Animales que será incluido en los Núcleos de Aprendizajes Prioritarios para su estudio de todos los niveles de la educación obligatoria y sistemática. Además, instaura a que se realicen esterilizaciones masivas y gratuitas en todo el país (20% el primer año, incrementándose en los posteriores).
Ese Programa tendrá como fines la enseñanza y práctica de las normas de conducta y convivencia, con sus fundamentos éticos y científicos, que formen en la comunidad una conciencia de su responsabilidad en protección de la fauna urbana; la formación de ciudadanos conscientes e integrados al ambiente y sus problemas asociados; la asunción de las responsabilidades relativas a la protección, preservación y mantenimiento de la salud pública integral y promover la concientización sobre los derechos animales.
Además, establece promover cambios en los valores y conductas sociales de respeto hacia la fauna urbana así como diseñar e instrumentar campañas de educación e información a fin de sensibilizar a la población humana respecto de conductas positivas hacia la fauna urbana; informar y concientizar sobre los métodos preventivos de protección de los derechos de la fauna urbana: esterilización, desparasitación y vacunación.
Asimismo apela a concientizar a la comunidad sobre la relación humano-perro/gato en donde los valores de respeto, no violencia y protección sean la base de la acción; la adopción y el rescate como sistema de incorporación de animales no humanos al ámbito familiar; la vinculación entre la violencia en los animales y la violencia doméstica e informar los alcances de la sintiencia y conciencia animal.
El proyecto fue presentado durante el año legislativo 2019 en la Cámara de Diputados y girado a la Comisión de Legislación General donde espera por un dictamen favorable para pasar a votación en el recinto.
Nancy Dupláa y Gastón Pauls se sumaron a la campaña por educación en derechos animales y castraciones en todo el país
Según el texto de la petición online que promueve este proyecto de ley, la crítica situación actual de la fauna sucede “por responsabilidad del Estado, que no ejecuta políticas públicas éticas en materia de fauna urbana, provocando que millones de perros y gatos sufran” y agrega que “la visión actual del Estado es que perros y gatos pueden transmitir enfermedades a los humanos (zoonosis), por eso sus vidas no valen nada” y las decisiones que los afectan son dictadas por autoridades del área de Salud en la mayoría de las provincias argentinas.
Consultada sobre por qué la necesidad de educar en derechos animales, la abogada animalista Florencia Callozo dijo a Infobae que “es sumamente importante que toda la sociedad conozca los derechos animales. La educación en ese sentido es el último eslabón que queda . Porque la violencia contra los animales está totalmente naturalizada e invisibilizada”.
A ello agregó que “hay muchas cuestiones que consideramos que son naturales, que están bien, pero que en realidad se tratan de daños continuos hacia los demás animales. De modo que sabiendo que hay derechos y leyes que los cuidan y los amparan también podemos exigir el cumplimiento de esos derechos”.
En la petición virtual (con más 227.600 mil firmas) para apoyar el proyecto de ley pide, además, que “perros y gatos (y los demás animales) sean reconocidos como personas no humanas en el Código Civil, pero como esto no ocurre en la legislación argentina, la mejor herramienta jurídica que tenemos para proteger sus vidas y su salud, es a través de una Ley de Presupuestos Mínimos de protección para la Fauna Urbana”.
Las leyes de presupuestos mínimos establecen la protección ambiental que deben cumplir obligatoriamente todas las provincias sin necesidad de adhesión y la fauna es considerada parte del ambiente, según lo establecido (art. 240 del Código Civil y Comercial y art. 41 de la Constitución Nacional). La autoridad de aplicación para este tipo de leyes son aquellas que tienen competencia en materia ambiental.
“Es importante que la educación en derechos animales sea muy conocida, pública y que tengan acceso todas las personas de todos los sectores porque todas las luchas se han podido ir combatiendo desde el conocimiento. Otro tipo de discriminación como el sexismo o el racismo se pudo combatir, o se lo intenta combatir cada día, porque se dio a conocer de qué se trataba ese tipo de violencia y desde ahí se entendió el daño que se generaba a la otra persona, porque se nos dieron las herramientas mediante campañas, publicidades y leyes. Entonces creo que algo tan grave como lo es el especismo, si no lo damos a conocer como el sistema explotador y abusador que es difícilmente lo podemos combatir”, finalizó Callozo.
“Con educación en derechos animales aprenderemos que ellos tienen derecho a la vida, a la salud y a no ser víctimas de violencia”, cierra el pedido de la campaña virtual.
El diputado Arce agregó que lo que pide la propuesta es “incorporar en la educación el derecho animal, que sea una temática que se dé en las escuelas como un tema, no como una materia, pero que sí se lo incluya como tema en el ámbito educativo para que se valore la vida del animal porque hay muchas personas que son violentas contra los animales y los maltratan. Por eso es importante educar en sus derechos dando contenidos en las escuelas primarias y secundarias. Creo que apelar a esa valoración es una herramienta”.
En Argentina, doce provincias cuentan con leyes de castraciones, las cuales establecen un número insuficiente de esterilizaciones (y, aun así, el Estado las incumple), mientras que las otras restantes carecen de legislación.
De sancionarse esta ley nacional, esas provincias que cuentan con leyes deberán ajustarse a la misma incrementando las castraciones e incorporando educación en derechos animales. En tanto, las provincias sin normativa podrán aplicar directamente la ley nacional de presupuestos mínimos o bien sancionar una ley provincial que cumpla con sus enunciados.
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