En las instalaciones de la División Montada de la Policía de San Juan, los relinchos cuentan historias de redención. Diez caballos rescatados de situaciones límite atraviesan actualmente un meticuloso proceso de entrenamiento que los convertirá en efectivos no humanos de la fuerza.
Algunos llegaron desnutridos, otros al borde de la muerte. Hoy aprenden a patrullar eventos masivos, buscar personas perdidas en zonas agrestes o participar en exhibiciones institucionales.
La unidad, con sede en Villa Observatorio, funciona como un peculiar centro de rehabilitación. Cada equino que ingresa por orden judicial -ya sea por abandono o conflictos legales- pasa primero por una cuarentena estricta.
El veterinario de planta descarta enfermedades contagiosas como la anemia equina antes de evaluar su potencial. No todos logran adaptarse: solo los que superan las pruebas físicas y de temperamento se incorporan al servicio activo.
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