Microsoft se encuentra en el centro de una controversia tras la decisión de cesar el soporte para Windows 10. Un residente de California, Lawrence Klein, ha presentado una demanda ante la Corte Superior de San Diego, argumentando que esta medida obligaría a los usuarios a adquirir nuevos equipos compatibles con Windows 11.
Klein sostiene que la compañía está limitando el acceso a la nueva versión del sistema operativo al requerir hardware específico, como el TPM 2.0, lo que deja a muchos ordenadores antiguos sin posibilidad de actualización. Este escenario podría generar un impacto ambiental significativo, con la proyección de que se desecharían 1,7 millones de toneladas de residuos electrónicos si todos los usuarios decidieran comprar nuevos dispositivos.
A pesar de que la actualización a Windows 11 es gratuita, muchos usuarios aún permanecen en Windows 10. Ante esta situación, Microsoft ha decidido ofrecer un soporte ampliado gratuito durante un año tras el cese oficial, lo que brinda un respiro a los usuarios que no pueden actualizar sus equipos.
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