La investigación por la muerte del turista argentino Alejandro Ainsworth (54) en Río de Janeiro tomó un inesperado giro. Si bien su familia denunció inicialmente un secuestro exprés —tras detectar movimientos irregulares en sus cuentas bancarias y la última conexión de su celular con validación facial—, nuevas pericias revelaron que la víctima no presentaba signos de violencia física, lo que cambia sustancialmente las líneas de investigación.
Las autoridades brasileñas, a cargo de la Delegacia de Homicídios da Capital (DHC), ahora analizan la posibilidad de que Ainsworth haya sido víctima de una modalidad conocida como “Boa Noite, Cinderela” (“Buenas noches, Cenicienta”), un ataque común en zonas turísticas de Brasil.
En este tipo de casos, la víctima es seducida, drogada con una sustancia que induce al inconsciente —como benzodiacepinas o escopolamina— y, mientras permanece incapacitada, los delincuentes acceden a sus pertenencias, vacían sus cuentas y realizan operaciones bancarias usando su identidad digital.
Esta táctica, conocida en Argentina como “viuda negra”, se caracteriza por su naturaleza silenciosa: la víctima no ofrece resistencia porque pierde el control sin darse cuenta.
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