La victoria de Independiente sobre Racing Club en el clásico de Avellaneda que se disputó este domingo en el estadio Libertadores de América desnudó dos realidades: la falta de protocolos entre los privilegiados que logran ingresar a las canchas y la facilidad con la que la familia Moyano cae en la ruptura de las medidas sanitarias.
El silbatazo final del árbitro Facundo Tello sentenció la victoria del Rojo, con gol de Silvio Romero, y los más de cien locales que presenciaron el encuentro desataron un alocado festejo.
Los más ilustres entre los que cantaron, se abrazaron y gritaron a viva voz fueron los integrantes de la familia Moyano. Hugo, Pablo, Facundo, Jerónimo y Nicolás integraron ese grupo que olvidó la pandemia de coronavirus y se mostró tan floja de barbijos como de distanciamiento.
Historias en las cuentas de Instagram de jerónimo, Facundo y Nicolás (hijo de Pablo) mostraron escenas que tranquilamente podrían haber pertenecido a la prepandemia.
Cantando contra la Academia en una de las gargantas del estadio, o abrazados cerca de la zona de vestuarios, el clan sindicalista que comanda Independiente rompió con todas las medidas vigentes.
Un antecedente en Olivos
Los Moyano no son amigos del cumplimiento de los protocolos, y hay un antecedente que resurgió en los últimos días, con la polémica por las visitas que recibió Alberto Fernández en la Quinta de Olivos durante la etapa más dura de la cuarentena.
El 22 de agosto de 2020, Hugo Moyano, junto a su hijo Jerónimo y su pareja, Liliana Zulet, visitaron en la residencia presidencial a Alberto Fernández y Fabiola Yañez.
Tras el encuentro, se publicó en redes sociales una foto de los cinco sin barbijos y sin distanciamiento, por lo que estallaron las críticas y los comentarios indignados. Rápidamente la imagen desapareció de las cuentas oficiales que la habían reproducido, como las de Pablo Moyano y el sindicato de Camioneros.
La reunión sin protocolos entre Alberto Fernández y Hugo Moyano
DB