A dos días de la celebración de San Cayetano, patrono del pan, la paz y el trabajo, la Conferencia Episcopal Argentina le dijo que ningún ajuste económico se hace a costa de los trabajadores y le advirtió a Javier Milei sobre el impacto de la desocupación en la dignidad humana.
“La devoción a San Cayetano es una expresión profunda de la fe de nuestro pueblo, que no se resigna ante el sufrimiento y que, con esperanza y solidaridad, reza y camina, poniendo en manos de Dios sus necesidades personales y familiares más urgentes. Este día nos invita a escuchar el clamor de tantos hermanos y hermanas que ven en el trabajo la posibilidad de ser útiles y de contribuir al bien común”, señala el documento firmado por el arzobispo de Mendoza, Marcelo D. Colombo, y el cardenal de Córdoba, Ángel Rossi.
Y advirtieron: “Trabajar constituye un derecho fundamental que construye la vida propia y la del grupo familiar, y sostiene el tejido social. La falta de trabajo hiere profundamente la dignidad de las personas y puede conducir al desaliento, al aislamiento y a la pérdida de sentido”.
En este sentido, los obispos enviaron un mensaje contundente al Gobierno Nacional pero también a las autoridades porteñas: “En todo plan económico, cuidar el empleo y las fuentes laborales debe ser una prioridad indeclinable. Ninguna medida puede considerarse exitosa si implica que los trabajadores pierdan su empleo o vivan con angustia e incertidumbre sobre su futuro. En tiempos difíciles, valoramos todas las formas de trabajo: el empleo formal, los emprendimientos familiares, la economía popular, el reciclado, las changas. Toda actividad que, con esfuerzo, lleva dignamente el pan a la mesa merece ser reconocida, acompañada y protegida”.
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