Una decisión judicial en Neuquén marcó un precedente al reconocer el impacto económico que tiene la maternidad en la vida de las mujeres. La Justicia ordenó una compensación económica a favor de una madre que, durante 16 años, postergó su carrera universitaria para dedicarse al cuidado de sus hijos mientras su exmarido crecía profesionalmente.
La mujer había alcanzado el 93% de la carrera de Medicina en la Universidad Nacional del Comahue, pero debió interrumpir sus estudios y no pudo acceder a un empleo formal debido a la crianza de sus dos hijos. En paralelo, su entonces pareja logró una carrera estable en el sector petrolero.
La jueza Natalia Machado, a cargo del fallo, fue contundente: “Los frecuentes sacrificios, postergaciones y renuncias de desarrollo personal no deben ser ignorados si producen un resultado injusto”. Según explicó, la medida no busca igualar patrimonios, sino “corregir el desequilibrio estructural que suele recaer sobre las mujeres tras una separación”.
La sentencia fue confirmada por la Cámara Civil, que también consideró el contexto de desigualdad evidenciado en mensajes enviados por el hombre a su exesposa, como “vivís de mí” o “yo te hago el mango”. Estos dichos reforzaron el argumento de que la convivencia se basó en una distribución inequitativa de tareas y recursos.