El Gobierno volvió a aplicar solo de manera parcial los impuestos a los combustibles líquidos y al dióxido de carbono, según el decreto 617 publicado a fines de agosto. La decisión apunta a mitigar los efectos de los aumentos sobre transporte, producción agrícola y gastos de los conductores.
Con el decreto 617, el gobierno aplicó un incremento parcial en los tributos sobre combustibles líquidos: $11,2 por litro para naftas y $9,6 para gasoil, buscando contener el impacto en los precios durante el período previo a las elecciones. La medida se suma a la serie de postergaciones aplicadas a lo largo del año para morigerar los costos en transporte, agroindustria y consumidores.
El informe de Economía y Energía, encabezado por Nicolás Arceo, indica que esta política de postergar la actualización de impuestos representará en septiembre una pérdida de USD 177 millones en recaudación, y en lo que va del año se acumula una renuncia a ingresos fiscales de USD 1.786 millones.
El informe también detalla el retraso acumulado: según la normativa, el ICL sobre naftas debería ser de $507 por litro, pero tras la reciente actualización quedó en $278; en gasoil, la cifra normativa de $328 se redujo a $208.
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