Existe un nombre que, desde hace más de seis décadas, ha desaparecido por completo de las partidas de nacimiento en Argentina: Crespina.
Según los registros oficiales del Gobierno nacional, que recopilan datos desde 1922, la última persona inscripta con ese nombre nació en 1962. Desde entonces, no ha vuelto a registrarse ni una sola vez.
La ausencia total de Crespina en más de 60 años contrasta con la evolución de los nombres en el país, donde clásicos como Martina, Benjamín o Santiago se mantienen entre los más elegidos, junto a otras opciones influenciadas por tendencias culturales y familiares.
El origen del nombre no está ligado a una figura histórica o religiosa, sino a una prenda femenina de la Edad Media. La “crespina” era una cofia o redecilla que usaban las mujeres en Europa para recoger y adornar el cabello, especialmente entre los siglos XIII y XV.
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